La Maldad Visible
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“El Hombre Invisible” (“The Invisible Man”) película estadounidense de suspenso, dirigida por Leigh Whannell; protagonizada por Elisabeth Moss (Cecilia Kass), Oliver Jackson-Cohen (Adrian Griffin), Aldis Hodge (James Lanier), Storm Reid (Sydney Lanier), Harriet Dyer (Emily Kass) y Michael Dorman (Tom Griffin); se estrenó en Estados Unidos el 28 de febrero de 2020.
Cecilia está decidida a dejar a su pareja Adrián de quien sufre violencia doméstica, así que una noche le da pastillas para dormir y se va del hogar, sin pensar que él nunca la dejará libre ni aún muerto, pues de forma invisible la sigue acosando.
Película basada en la novela homónima de H. G. Wells, y a su vez una versión remake libre de “El Hombre Invisible” de 1933, pero ahora bajo la óptica de la víctima y no del victimario.
HUYENDO DEL LUGAR
Cecilia está atrapada en una relación violenta y controladora con Adrián, un adinerado ingeniero óptico, así que ella lo droga con diazepam y escapa de casa a un bosque cercano para esperar a su hermana Emily, pero Adrián casi logra atraparla, aunque logran huir.
El espectador no sabe el por qué ella escapa de casa, aunque la tensión de la escena muestra que está huyendo de algo verdaderamente delicado, y la intempestiva presencia de Adrián da clave para saber que está huyendo de su violencia.
La cinta es patente y abierta al tema de la violencia doméstica que sufren las mujeres por parte de su pareja, al grado de crear una afectación psicológica debida al maltrato sufrido.
El alejarse de la pareja violenta, es sólo el inicio para lograr la tranquilidad interior, pero hay gente que requiere de ayuda psicológica, pues la afectación padecida crea síntomas como ansiedad y estado de ánimo deprimido; y así sucede con la protagonista, quien aun estando lejos de su agresor sigue padeciendo trastorno emocional, pues le da miedo estar sola o salir a la calle.
LA HERENCIA Y EL TRASTORNO
Cecilia se refugia en la casa de su amigo de la infancia James, quien vive con su hija adolescente Sydney; dos semanas después, se entera que Adrián se ha suicidado y le dejó 5 millones de dólares en su testamento, siendo el albacea Tom, hermano de Adrián.
Todo parece indicar que con la muerte del agresor las cosas serán más sencillas para la víctima, pero no siempre es así, la protagonista intenta seguir adelante, sin embargo, experimenta situaciones inexplicables.
Son varias las consecuencias que sufren las víctimas de maltrato emocional o abuso psicológico, entre ellas están el malestar físico, la baja autoestima, pérdida de relaciones sociales llevando en muchas ocasiones al aislamiento, el estrés, alteraciones de los patrones de sueño, dejadez y descuido en el aspecto físico, irritabilidad, apatía, indecisión e inseguridad.
Todos estos padecimientos los empieza a presentar la protagonista durante el desarrollo de la trama al grado tal de que el espectador no logra identificar si ella está mal de sus facultades mentales o en realidad hay una persona que está haciendo cosas que sólo ella ve y oye.
Así que Cecilia más que heredar dinero hereda una serie de trastornos.
LAS SEÑALES DEL MALTRATO PSÍQUICO
Cecilia tiene problemas con su hermana, pues Emily recibe un correo electrónico de su cuenta que indica que nunca quiere volver a verla; también tiene un infortunio con Sydney, quien es golpeada por una fuerza invisible, por lo que James asume que Cecilia lo hizo, y furioso saca a su hija de la casa.
Además de las consecuencias del abuso psicológico, hay señales claras sobre el mismo, que pareciera ser que la protagonista nunca las vio, pero ahí estaban.
La doctora en psicología clínica Paula Marín Fernández ha establecido en sus consultas, una serie de preguntas para identificar una situación de maltrato psicológico y emocional; el objetivo es que las propias pacientes valoren y adviertan que están siendo víctimas de este problema.
El maltrato psicológico es más difícil de detectar y de identificar, a diferencia del maltrato físico, por eso son importantes esas señales, tales como saber si la pareja controla el dinero que se gasta, o si se tiene que pedirle dinero a la pareja, o si se le pide permiso a la hora de comprar algo; o si la pareja decide cómo se tiene que vestir, o decide la ropa que se debe usar; si se enfada por el tiempo que invierte su pareja con sus amistades o familiares; o bien exigir relaciones sexuales, aunque no se apetezcan; controlar el celular o las redes sociales; informar de horarios o lugares a lo que asiste su pareja.
Son muchas las señales de ese control psicológico, que obviamente culmina con un daño emocional, donde la víctima sufre problemas en la alimentación, adicción a distintos tipos de sustancias psicotrópicas y el alcohol, sentimientos de impotencia, inutilidad, de vergüenza y culpa o bien de inferioridad, y en muchas ocasiones ataques de ira dirigidos a otras personas.
Esta nueva producción del llamado Dark Universe se enfoca más en la narración de la historia de la víctima y no del victimario, el cual no deja de ser perverso, es un aterrador reflejo de las relaciones tóxicas y abusivas.
La concienciación sobre el tema derivado del auge del movimiento #MeToo, ha propiciado este tipo filmes, pues las versiones anteriores se centraban en el antagonista, pero esta nueva perspectiva trata sobre una mujer acosada por una persona del pasado que es invisible, de una mujer atormentada por algo o alguien a quien no puede ver.
El hombre invisible de antaño siembra el terror en la población, asesina personas y provoca accidentes, pero el de ahora trata de volver loca a su mujer, aprovechar su ingenuidad, ponerla en contra de todos los familiares, aislarla y hacer que el mundo crea que ella está loca.
La protagonista pasa de un durmiendo con su enemigo, a un viviendo con el enemigo invisible, atrapada con un hombre abusivo, vive una violencia inusitada ante un ser invisible, que sigue atormentándola con su comportamiento abusivo después de muerto.
En la cinta lo trascendental es la víctima y concientizar al espectador sobre la importancia de la decisión inicial de la protagonista; pero ¿será suficiente este paralelismo del terror de un hombre invisible para crear esa conciencia social o será necesario traer de nueva cuenta a Frankenstein y Drácula para lograrlo?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…