Por Jesús Michel Narváez
Recordar a Benito Bodoque no necesita una transmisión en Cadena Nacional. Existen los videos de la serie y se conoce a quienes prestaban sus voces para la audiencia en Hispanoamérica. Cierto, Jorge Arvizu, El Tata, que hablaba por Benito, fue sin duda un brillante comediante. Hasta ahí.
Sin embargo, al presidente López le “sobra tiempo” –que los periodistas y sus medios no tienen- para señalar que “un recuerdo cariñosísimo para nuestro compañero que se nos adelantó desde hace bastante tiempo, pero ya ven cuanta gente participó en este movimiento para que se triunfara, muchos, muchos, millones, fueron precursores del movimiento. No nos vamos a olvidar nunca de ellos, y lo más importante, no les vamos a fallar”.
¿Y?
Pareciera que no hay temas de importancia que le preocupan a sus gobernados. Todo pasa y nada queda. ¿Qué nos dice de los fallecidos?… ¡pues que se nos adelantaron!
Su vocero, “uno de los mejores funcionarios del mundo” –será el de Valdés- fue más dramático: se murieron los que tenían que morir.
Simplismo puro.
Ahora el presidente habla de un actor. De un personaje de caricatura que “es el más simpático” y olvida que el sistema hospitalario de la Ciudad de México –que gobernó y no construyó un solo hospital- está a un tris del colapso por el incremento de personas contagiadas por la Covid-19.
Por supuesto que del desempleo ni hablar. Hace un par de días el IMSS reconoció que en diciembre se perdieron 277 mil plazas y acumuladas durante el año 647, que no se han recuperado, lo que implica que unos 2 millones de personas abandonaron su vida pasada para ingresar y engrosar la pobreza que en algunos casos se tornó extrema.
Qué decir de las miles de micro y pequeñas empresas que no volverán a funcionar por la falta de estímulos fiscales y apoyos gubernamentales. Porque son “fifís” y no forman parte del “pueblo bueno y sabio”.
La inseguridad y la violencia se mantienen en la tendencia alcista y bastaría observar que en los primeros días del mes se han cometido cuando menos 4 masacres, 2 de ellas en Guanajuato, en donde se afirmaba que con la captura de “El Marro” se acabaría el huachicol y las matanzas.
No, de nada de eso habló el Presidente. Si presumió que “hay menos delitos” según una lámina que mostró, aunque el secretario de seguridad ciudadana de la capital del país, Omar García Harfuch, puso en marcha un programa para reducir los feminicidios, el homicidio doloso, el robo de auto con violencia y el asalto a las casas. ¿De verdad los datos del presidente son los buenos?
No importa nada.
Lo fundamental es hablar del Tata. Y punto.
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