Por Alberto F. Mena Mallen
Con un poco de paciencia podemos predecir imaginariamente el futuro de muchos mexicanos.
Pensemos un poquito.
Antes del actual gobierno, había poquito de todo, pero había.
Claro, también había mucho para pocos, muy pocos.
Por supuesto, sin pandemia.
Pero, ahora, creo que muchos sufren por la austeridad que ya raya en lo franciscano y porque ya inició una cuarta transformación. Apenas nos han presentado la puntita que es una tercera parte, ya están las bases de la 4T en este tercio, dijo el presidente.
Y todo mundo trabaja, no para mejorar al país –el tabasqueño dice que sí, pero por lo que vemos va en reversa, lo que ha generado mucha molestia entre los ciudadanos-, y a todos los que navegamos en él, solo vemos como se pelean ya que unicamente se quiere buscar el triunfo electoral del próximo año para que no se le quite a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados, ya que de ser así, la puntita a la que me referí anteriormente, nos la van a dejar ahí, pero crecerá poco a poco porque la 4T ya no tendrá dificultades para implementarse en México.
Perdón por el doble sentido, pero es parte de la imaginación mexicana el abordar estos temas de esta manera y más en estos tiempos en los cuales más vale reirse que llorar. Se usa la picardía mexicana para ello y para muchas cosas mas.
Conocemos, porque así lo hemos demostrado, que no somos unidos, somos muy individualistas ya que cada quien jala para su lado y eso posiblemente vaya a suceder en materia electoral, lo que dejará el triunfo en bandeja de plata a los morenistas, quienes, entonces sí, nos la aplicarán, o nos la dejarán ir, (para seguir con el mañoso lenguaje), con su 4T.
Me imagino que la llamada transformación de cuarta no será tan agradable, por lo que conocemos en este tercio del gobierno , vamos, será dolorosa en la que, todos sufriremos poco a poco, no solo los pobres, quienes la han pasado de mal en peor hasta ahorita. Solo quedarse sin trabajo y sin ingresos ya es calamidad extrema.
Imaginemos lo de las inundaciones en Tabasco, ya que aquì en el Valle de Mèxico es de sobra conocido este problema, donde muchos las han padecido, pero allá que cada año también nadan, después de perder su patrimonio, están los malditos mosquitos zumbando por todos lados, portadores de muchas enfermedades y sùmele lo del coronavirus y las enfermedades respiratorias y las gástricas, por decir lo menos. Con poco alimento y casi sin agua para beber y el gobierno comenzando a aprender cómo ayudar sin fideicomisos que apoyaban inmediatamente a los damnificados, habrà mucha molestia por ello.
En el campo de la salud, llevamos dos años padeciendo las de Caín por muchas razones que todos conocemos. Primero, porque dice “El Peje”, que le dejaron un sistema de salud hecho un desastre, lo que puede ser cierto y aunque con muchas deficiencias, había atención y medicinas, no que ahora, no es imaginación, faltan medicamentos, falta atención médica, faltan cirugías indispensables para muchas personas y cada día sin espacios en hospitales para atender a tantos enfermos de Covid-19, enfermos que aumentan vertiginosamente por una mala administración de dicha pandemia.
Y no se diga de la economía, que anda de mal en peor. “El Peje” prometió crecimientos como de países del primer mundo, pensando que todo iría viento en popa, se confió, o no proyectó, pero se le atravezó la pandemia. Aunque antes, en el 2019, el crecimiento del PIB llegó a menos uno y ahora, en este año, la pérdida serà cercana al 10 por ciento, y con sus argumentos nos dice que el próximo año nos recuperaremos, cuando los especialistas en economía afirman que será hasta el 2024 cuando podamos vivir como si estuvieramos en el 2018. Y con los ajustes en su gabinete, con una licenciada en literatura para encabezar la Secretaria de Economìa, pues todo està dicho.
De los pobres, el futuro promete un mayor número, ya que de la clase media caerán hasta ser menos ricos por decir lo menos, serán más pobres que antes. Este gobierno presume de sus políticas públicas en cuanto a que todo va en sentido ascendente, cuando la realidad, la maldita realidad, nos señala que todo va hacia abajo, aunque las dulces y sentimentales palabras del presidente de la Repùblica digan que “vamos bien”, “todo está controlado”, con el afán de “melodiar” los oìdos de sus seguidores.
De la seguridad, a pesar de la Guardia Nacional, que según el primer mandatario sería la solución a este mal que aqueja a todos los mexicanos y extranjeros, resultó un fiasco, ya que el ex titular de la SSC, que ahora quiere ser gobernador de Sonora, entregó buenas cuentas que pertenecen a un mundo distinto al Mèxico nuestro, igualito a su ex jefe, quien habla y habla todas las mañanas de un mundo distinto al que vivimos en la realidad, mientras por ejemplo,las policías estatales y municipales están abandonadas desde hace muchos años.
En cuanto a las cifras, aunque disminuyan en algunos delitos, la constante permanece en la vida diaria y aumentan en contra de las mujeres; feminicidios que no se han atendido adecuadamente por “los abrazos y no balazos”, que siguen lastimando a este género sin que se haga algo para remediarlo.
También la opacidad en las compras gubernamentales son un fiasco de este gobierno, y sucederá a futuro algo parecido al segundo piso que se reservó la información desde el 2005, aunque no toda fue guardada, pero se presume que la más importante sí fue ocultada al ojo ciudadano para evitar criticas y señalamientos de mal manejo de los recursos públicos. Actualmente se habla de un gran porcentaje de las compras del gobierno en forma directa, sin que tengan un control de éstas. Ello le traerá problemas al próximo héroe mexicano de la 4T.
El futuro que nos depara es incierto, pero por lo que se ve, hay una triste historia que podemos relatar, la de que México puede ser un país que no será lo que todos soñamos, igualitario, democrático, con principios que datan de nuestros ancestros, con deseos de que todos los mexicanos vivan bien. No, lo hasta ahora no hay certeza de que ello ocurrirá.
