Por Jesús Michel Narváez
La captura del general Salvador Cienfuegos Zepeda, acusado de probable lavado de dinero y trasiego de droga, entre cinco delitos que se le imputan, hacen necesario saber cuántos de los comandantes de las 46 zonas militares pertenecen al pasado y si algunos de ellos estuvieron bajo el mando del que fuera secretario de la Defensa Nacional durante el periodo presidencial de Enrique Peña Nieto.
No se trata de linchamiento tumultuario, pero de comprobarse la responsabilidad del alto mando militar, el único general de 4 estrellas, no pudo actuar en soledad y por supuesto habría castrenses que coadyuvaron en las actividades ilícitas que se le imputan.
Aunque busqué por horas conocer fechas y nombres de los relevos en las Zonas Militares durante el mandato del presidente López, solamente encontré dos: los de la 44 y 46, ambas ubicadas en el sureste del país. Una Oaxaca y la otra en Veracruz.
La Secretaría de la Defensa no tiene en su portal, por lo menos al público, los nombres de los comandantes de las Zonas Militares y por supuesto no se dan a conocer las fechas en que tomaron posesión. De los que se sabe es porque la prensa local de las entidades ha dado cuenta de los relevos.
La información que ha fluido a cuentagotas sobre las responsabilidades del general –seguramente dejará de serlo en cuanto inicie el proceso- penal- y surge mucha no confirmada y solamente tomada de versiones obtenidas de “oídas”. Porque ni siquiera el número de cargos que se le imputan coinciden: unos hablan de 5 y otros de 4.
Se habla de trasiego de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana además de lavado de dinero.
En el rompecabezas que se pone a la vista, se señala que en funciones de secretario de la Defensa Nacional, Cienfuegos protegió Juan Francisco Patrón Sánchez alias el H-2 entre 2015 y 2017, conocido en Nayarit por sus violentas acciones; otra información consigna que el criminal fue abatido por elementos de la Marina en el mismo 2017.
Si la imputación de trasiego resulta del todo cierta, el general no pudo haber actuado solo y sin compañía. Subordinados de confianza tuvieron que participar y por ello es la pregunta: ¿cuántos de los jefes de Zonas Militares estaban cuando presuntamente se cometieron los ilícitos?
Seguramente en la Secretaría de la Defensa hay preocupación y es probable que aquellos presuntamente involucrados hayan hasta abandona el Ejército sin darse de baja jurídicamente.
La aprehensión, sin duda, es un severo golpe para la imagen del Ejército, a quien los mexicanos le tienen confianza según las encuestas. Si las acusaciones contra Cienfuegos se confirman y no forman parte de una estrategia de Estados Unidos para presionar más a México, se impone una limpia completa en la dependencia y, utilizando la vieja frase, caiga quien caiga. Y ante ello, la otra duda emerge: ¿No sabían nada en el Gobierno federal del actuar del exsecretario de la Defensa? Si la respuesta es no, hay que averiguar por qué el centro de inteligencia militar no detectó la posible comisión de hechos delictivos que parecerían estar a la vista de los investigadores de la DEA, agencia con la que México tiene “excelentes relaciones”.
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