Dueños del Destino
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“Los Dueños de la Calle” (“Boyz in the Hood”) película dirigida por John Singleton, protagonizada por Cuba Gooding Jr. (Tre Styles), Angela Bassett (Reva Styles), Laurence Fishburne (Furious Styles), Ice Cube (Darrin «Doughboy» Baker), Morris Chestnut (Ricky Baker), Redge Green (Chris) y Nia Long (Brandi); se estrenó en Los Ángeles el 2 de julio de 1991.
Tre Styles, un menor de 10 años de edad, es enviado a vivir con su padre ‘Furious’ Styles al Sur Central de Los Ángeles, donde conjuntamente con «Doughboy” y Ricky tendrán que sobrevivir a la emergente cultura pandillera del vecindario.
Singleton, director de la película, se inspiró en su propia vida y de las personas que él conoció en su juventud, y al inicio de la cinta se afirma que uno de cada veintiún afroamericano es asesinado, y que la mayoría de estos crímenes son cometidos por otro afroamericano.
TRES MENORES EN 198
Tre Styles vive en Inglewood, cerca del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Después de una pelea escolar, su madre Reva, lo envía a vivir a Crenshaw con su padre, Jason «Furious» Styles, para que pueda madurar; ahí se reúne con sus amigos, Darrin «Doughboy» Baker, su medio-hermano maternal Ricky y Chris; pero este vecindario es aún más violento.
La vida en los suburbios no siempre ha sido fácil, el barrio de Crenshaw se ubica al sur de Los Ángeles, California. Después de la Segunda Guerra Mundial, ahí se estableció una comunidad japonesa-estadounidense, pero los afroamericanos comenzaron a migrar al distrito a mediados de la década de 1960 y, a principios de la de 1970, eran mayoría, llegando a ser «el corazón del comercio afroamericano en Los Ángeles».
Precisamente en este distrito nació el rapero y actor Ice Cube, que interpreta el personaje de “Doughboy”, que junto a su medio hermano Ricky Baker, se frustran por la personalidad del otro y por la manera tan diferente que cada uno tiene para enfrentar la difícil vida que los rodea; frustración que también comparte Tre, que se siente afortunado de tener un padre que le enseña a tener carácter fuerte para hacer lo que es correcto y siempre hacerse responsable de sus acciones.
UNA TERCIA DE ADOLESCENTES EN 1991
Han pasado siete años, y cada uno de los jóvenes busca forjar su propio destino; Ricky es un dotado atleta con expectativas de una beca universitaria en futbol americano para así salir del barrio; Doughboy es arrastrado a la violencia, el alcohol y el crimen manteniendo un fuerte sentido del orgullo y un código de honor; a su vez Tre se ha vuelto un adolescente responsable y maduro, trabaja en una tienda de ropa, y aspira estudiar en una universidad junto a su novia, Brandi; sin embargo, cada uno debe afrontar a las pandillas del barrio.
Las historias de pandillas de afroamericanos no son cuestión exclusiva del Bronx o de Queens en Nueva York, también la costa del oeste estadunidense tiene lo suyo, pues en el condado de Los Ángeles, California, para 1984 se contabilizaban cientos de bandas, en la cinta se hace alusión a que Doughboy pertenece a los Crips, que son un conjunto de pandillas formadas por afroamericanos fundada en Compton, Los Ángeles en 1969; en la actualidad, han pasado a ser una extensa red de grupos que oscila entre los 30.000 y los 35.000 miembros.
A los Crips se les involucra en asesinatos, tráfico de drogas y armas, entre otras muchas actividades criminales; por lo general sus miembros usan como «bandera» el color azul, que lucen en todas sus prendas de ropa, y son públicamente conocidos por su rivalidad con los Bloods.
TRES JÓVENES EN ASCENSO
Para ganar la beca escolar de la Universidad de California del Sur, Ricky debe obtener en la prueba de aptitud un puntaje al menos de 700 para calificar, así que junto con Tre toman la prueba juntos, y visitan a Furious en el trabajo, quien los lleva a Compton para hablar sobre los peligros de disminuir los valores de la propiedad en la comunidad afroamericana.
Esta escena muestra los deseos de superación de dos afroamericanos, uno a través de una beca escolar como jugador universitario y el otro por aceptación directa; el caso de Ricky es común entre los jóvenes de ese barrio, tan es así que dentro de los deportistas profesionales oriundos de Crenshaw están Darwin Cook, Baron Davis, Tremaine Fowlkes de la NBA, Eric Davis, Darryl Strawberry de la MLB; DeSean Jackson, De’Anthony Thomas y David Fulcher de la NFL.
Además de grandes músicos y raperos, entre otras personalidades públicas.
TRES JÓVENES EN PROBLEMAS PANDILLEROS
En la noche, durante una reunión callejera, Ricky es empujado por Ferris, que es un pandillero de los Bloods, quien previamente había confrontado a Tre cuando caminaba; Doughboy sale en defensa de sus amigos mostrando un revolver, al retirarse los Bloods hacen varios disparos al aire, dispensándose la reunión de jóvenes.
Precisamente, la otra gran banda de pandilleros son los Bloods, que también tiene su origen en la ciudad de Los Ángeles, California, fundada en 1972; son reconocidos por el rojo, usado por los miembros, y su símbolo con los dedos formando la palabra «blood» (sangre), siendo pública su rivalidad con los Crips.
La cinta narra la historia de los tres amigos creciendo en el peligroso barrio de Crenshaw, en donde la armonía coexiste con la adversidad, particularmente para estos tres jóvenes que representan a los que crecen ahí, y de cómo se enfrentan a cuestiones de raza, violencia y la expectativa del futuro.
Que cuando hay voluntad, no sólo de sobrevivir, sino de sobresalir se sale adelante; ya sea a través de la música o del deporte, se puede logar; la determinación es esencial ante la adversidad, ser dueño del barrio, significa ser dueño de su propio destino, las lecciones de la vida se ponen a prueba cuando sucede una tragedia y la violencia parece el único recurso, al menos así lo demuestra el personaje de Tre.
Un estudio de la organización no gubernamental Violence Policy Center (VPC), revela que en 2013, el 50% de víctimas de homicidio en EEUU era afroamericana y, de ellas, el 7% es menor de 18 años; 6.217 afroamericanos fueron víctimas de homicidio, lo que significa 16,91 por cada 100.000 personas, mientras que en el caso de los blancos la tasa fue de 2,54 por cada 100.000; los hombres afroamericanos son dentro de su comunidad los que sufren con más rigor la victimización, con el 87% del total; pero lo alarmante es que de esas cifras, el 84% de las muertes por homicidio entre afroamericanos fue con arma de fuego y el homicida conocía a la víctima en el 72% de los casos, obvio por disputa entre pandillas.
Las pandillas también son un fenómeno en México, pero ¿bastará con la expectativa de una beca escolar o de una carrera musical para ser dueño del barrio?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…