Por Jesús Michel Narváez
Dos temas, dos, llenaron la agenda de la gobernanza nacional: el proyecto de sentencia sobre la Consulta Popular que presentó el Presidente ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el frontal choque con el gobernador de Chihuahua.
Recurriendo, como es su costumbre al pueblo bueno, López Obrador y tratando de justificar su solicitud para enjuiciar a los expresidentes y que sean los ciudadanos los que decidan su suerte, planteó al conocer el proyecto de sentencia: “Que actúen (los ministros de la SCJN) con apego estricto a la ley, que no se dejen intimidar, que actúen con criterio, que también aunque ellos resuelve (sic) de conformidad con lo establecido en las leyes, en este caso en el Artículo 35 de la constitución y de la ley de consulta ciudadana, que también tomen en cuenta el sentimiento del pueblo ”. De acuerdo: en la separación de Poderes nadie puede intimidar a los integrantes de otros poderes. No lo haga. Y los sentimientos del pueblo a los que alude no son los de la Nación y usted no es Morelos.
¿Los sentimientos pueden juzgar y destrozar el Estado de Derecho?
Porque la argumentación del ministro Luis María Aguilar para proponer la inconstitucionalidad de la consulta popular no tiene desperdicio. Apegada a la Constitución, como norma suprema, exhibe la debilidad de la “exposición de motivos” contenida en 16 puntos. La ambigüedad forma parte de las expresiones presidenciales además de poner en riesgo a las instituciones y de suyo renunciar el Estado a las obligaciones que tiene con sus gobernados. Así de claro.
Al presidente no le gustó el proyecto de sentencia. Y ya comenzó a jalar los hilos para que sus reclamos sean validados. Baste leer la exposición del senador Ricardo Monreal en la que señala que espera que el proyecto aún debe ser valorado, deliberado y discutido en el Pleno de la SCJN por lo que representa y por el tema trascendente para la nación.
“No quiero adelantar vísperas ni aventurarme en un pronóstico sobre la resolución que emitirán -dijo-, pero estoy seguro que hay ministras y ministros de corte liberal, por lo que se impondrá la razón”.
Aquí no se trata de liberales y conservadores sino del Estado de Derecho y entender que la Corte es “salvaguarda de la Constitución”.
Es evidente que el senador salga en defensa de la propuesta presidencial toda vez que fue presentada en la Cámara Alta para su envió a la Corte y por tanto se tuvo que examinar si cumplía con el marco jurídico que regula la consulta popular.
Queda claro que en Palacio Nacional no se entiende de leyes ni de respetar la Constitución que protestó guardar y hacer guardar en el momento en que rindió protesta como Presidente de México. Quiere salirse con la suya aunque rompa los principios democráticos que presume defender.
Del otro lado del país, allá en Chihuahua, se gesta una acción que tiende a balcanizar al país y que el propio presidente alimenta con sus acusaciones contra quienes conspiran para impedir que la 4t avance.
Habría que señalar que es responsabilidad del Estado junto con las entidades federativas actuar contra el crimen organizado y el narcotráfico y que haber retirado a la Guardia Nacional por el enfrentamiento con agricultores que no quieren quedarse sin agua, representa, quiérase o no aceptar, una represalia que no afecta solo al gobernador Javier Corral sino a todos los habitantes de Chihuahua.
El tema no es menor porque de continuar el retiro de los apoyos, obligatorios constitucionalmente, es desacatar los mandatos supremos de la Carta Magna.
¿Qué pasaría si los Estados renuncian al Pacto Federal y deciden convertirse en una “nación” independiente?
Se pulverizaría el país. Eso parece no tomarlo en cuenta el presidente López quien en su centralismo político tiene la equivocada idea de que es el amo de México y sus alrededores.
Así no son las cosas, Ciudadano. La Constitución nos hace iguales y usted solamente representa la voluntad de 30 millones que se equivocaron al llevarlo hasta la Silla del Águila. Usted no es nuestro amo. Usted, le guste o no, es nuestro empleado. Se entiende o hay que hacer una operación de peras y manzanas.
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