Los Niños Lobo

Del Cine y las Leyes

Entre dos Mundos

Por Horacio Armando Hernández Orozco

La película veraniega de este año es Los niños lobo Ame y Yuki (Ōkami Kodomo no Ame to Yuki), película de animación japonesa, dirigida por Mamoru Hosoda; su estreno en televisión para Latinoamérica fue por HBO FAMILY el 20 de diciembre de 2013.

Trata sobre la historia de Hana, una chica de 19 años de edad que se enamora de un joven licántropo, con el cual tiene dos hijos de idénticas características; la trama se desarrolla desde que se enamora de él hasta 13 años después.

La mayoría de los animés tienen desarrollan una historia cotidiana llena de valores a través de la fantasía, y éste no es la excepción, la licantropía sólo es el hilo conductor para mostrar la relación filial entre madre e hijos, la dificultad para criarlos en soledad, la aceptación de la naturaleza humana y el respeto a las decisiones de los hijos.

CÓMO ENAMORARSE DE UN LICÁNTROPO.

Hana, una universitaria, se enamora de un solitario joven que todos los días finge ser un estudiante de su salón para asistir a clases a pesar de no estar inscrito en la universidad, pronto ambos se hacen amigos y poco después pareja, tras esto el muchacho revela que es un Ookami (espíritu lobo), el último de la especie japonesa.

Éste es el preludio de lo que de inicio se presenta como una comedia romántica, pero sólo es eso una simple obertura, pues la verdadera trama se da cuando han procreado dos pequeños, una niña de nombre Yuki (nieve) y un menor de nombre Ame (lluvia), falleciendo el padre en una cacería y Hanna debe cuidar de los hijos.

De entrada, no es sencillo criar a dos menores como familia monoparental; algunos gobiernos dan apoyo a las mujeres que son jefas de familia, pero no siempre es así, o la ayuda no es suficiente, y el reto es mayor si se suma la condición especial de los menores.

CÓMO REGISTRAR A UN LICÁNTROPO.

Ame y Yuki nacen de parto natural y en la sala de su casa, por lo cual no los registran, no los vacunan ni van a guarderías; todo por el temor de que los encuentren diferentes, lo cual es muy grave en una sociedad tan homogénea y hermética como lo es la japonesa, más en una gran urbe como Tokio.

La vida de una madre soltera es difícil, lo cual se agrava si se dejan de observar normas jurídicas y sociales que dan protección a los menores, ello con independencia de que los niños estén bien, pues muchas de estas reglas están diseñadas bajo el principio del interés superior del menor; los primeros garantes de los infantes son sus padres, y en forma secundaria la sociedad y el estado, para ello se cuenta con la labor de trabajadores sociales.

Hana es visitada por trabajadores sociales preocupados de que los niños no hayan recibido vacunas y que no asistan al colegio, por lo que ella se lleva a la familia al campo, lejos de vecinos curiosos, donde repara una casa destartalada y siembra sus propios cultivos, ganándose la simpatía de los lugareños, quienes reconocen su esfuerzo para mantener a sus hijos.

CÓMO EDUCAR A UN LICÁNTROPO.

Yuki le ruega a su madre que los deje ir a la escuela como otros niños y Hana acepta con la condición de que mantengan en secreto su naturaleza de lobo; Yuki tiene la aceptación de sus compañeros gracias a su personalidad extrovertida, pero su hermano Ame cada vez pone menos interés en ir al colegio, comenzando a escaparse para ir al bosque junto al pueblo.

La llamada educación informal empieza en casa, donde se deben inculcar valores a los menores, como respetar a los padres, hermanos, abuelos y a los demás, respetar el bien ajeno y no desear lo propio de los otros; que el trabajo diario dará la recompensa al esfuerzo, y que antes de hacer el bien se debe ser buena persona.

Un detalle de lo anterior es la escena en que Hanna les explica a sus hijos, literalmente, con dibujitos, que no deben transformarse en lobos con la gente presente, lo cual implica como conducirse frente a los demás.

La educación formal es la que se transmite en instituciones educativas, y se caracteriza por ser sistematizada, se imparte en establecimientos educativos aprobados, en una secuencia regular de ciclos lectivos, con sujeción a pautas curriculares progresivas.

CÓMO RESPETAR A UN LICÁNTROPO.

La clase de Yuki recibe un nuevo estudiante, Souhei, quien presiente algo extraño en ella, su intriga por saber qué pasa llega al grado de un forcejeo físico donde ella instintivamente saca sus garras y le araña el rostro; en una reunión con sus padres y maestros, el niño insiste en que Yuki se convirtió en un monstruo y lo atacó perdiendo credibilidad, ella es exonerada, pero ve su naturaleza de lobo como algo desagradable.

La reacción de la Yuki puede considerarse instintiva por su naturaleza licantrópica, pero es la reacción de todo ser vivo, y se llama supervivencia; cualquier persona por instinto se defiende, lo cual, si bien no puede estimarse como un derecho, pues el hombre es educado para que en sociedad reprima y contenga sus instintos, al menos si es causa justificante como reacción a una acción previa que lo pone en peligro.

Ya en la adolescencia, Yuki lamenta haberlo lesionado, mientras Souhei reconoce que fue su culpa por abrumarla, ella le muestra que puede transformarse en lobo, él le confiesa que lo sabía, y promete mantenerlo en secreto; pronto entre ambos nace un gran aprecio.

Nunca es tarde para reconocer errores, y ese reconocimiento mutuo de las fallas logra no sólo un perdón o una reconciliación, sino que es el inicio de grandes relaciones.

Ame revela a su madre que ha conocido a un viejo zorro que es el amo del bosque, que le ha enseñado a cazar y vivir como un animal salvaje, y que ha decido dejar su existencia humana; un año después, Yuki deja su casa para mudarse a un dormitorio en la escuela secundaria.

Normalmente los padres no dejan ir a los hijos, son ellos quienes deben dar el paso y, por más dolor que les represente, dejarlos atrás de forma amorosa, pero decidida. La mayor recompensa para un padre, es que los hijos sigan su camino y, al mismo tiempo, el más grande dolor, sin importar que todo lo invertido se vaya con ellos, y está bien, porque ése es el trato, sólo que uno se encariña tanto con el papel que le duele el momento de la partida.

La película volverá una y otra vez a la disyuntiva principal: Los niños, atrapados entre dos mundos, deberán elegir tarde o temprano lo que quieren ser: lobos, humanos, o ambas cosas; al final, Hana vive sola en la casa, se siente orgullosa de haberlos criado bien y de haber respetado sus decisiones; pero ¿en verdad un padre estará preparado para respetar las decisiones de vida de los hijos y dejarlos partir?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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