El Maestro Dejan Mihailovic, internacionalista y profesor –investigador del TEC de Monterrey habló en entrevista para Misión de los disturbios raciales en los Estados Unidos y apuntó: “Yo creo que las olas de protesta a raíz del asesinato de un ciudadano inocente, indefenso, son un retrato vivo de un sistema político desgastado, con fecha de caducidad muy próxima.”
Por otro lado, una ciudadanía en un año electoral como en todas partes del mundo profundamente fragmentada y si moralizada en un año electoral, culturalmente heterogénea, y que teme por igual así misma, que a un Gobierno que jamás renuncia a su tarea primordial de velar por los intereses políticos y económicos en turno.
Es lamentable pero la policía en Estados Unidos no ve a una ciudadanía que debe proteger, sino que ve una suma mecánica de individuos armados, potencialmente peligrosos y transgresores de un orden constitucional.
Entonces en esas circunstancias paranoicas de desconfianza mutua tenemos incidente tras incidente, recordaremos la época de los 90 y el caso de Rodney King, hay una asombrosa continuidad de brotes de violencia en Estados Unidos con un trasfondo racial, étnico, religioso y de clase.
Y en realidad el racismo es una especie de peste posmoderna, porque llega con toda esa carga antidemocrática, de intolerancia, de discriminación, de violencia sistémica, son racismos de carácter puramente social y apapachado por el sistema mismo, por un lado hay una violencia física, otra verbal y simbólica, pero todas estas acciones de violencia subjetiva existen siempre y cuando atrás haya una violencia objetiva, invisible, sistémica que permite que estos actos se desarrollen.
Y esto mismo lo podemos encontrar en un racismo escondido en las leyes, que permiten que estos actos de racismo banal, sigan existiendo, y al mismo tiempo es un caldo de cultivo para armar un escenario de violencia continua de exclusión de género, clase, ideologica y que se nos presente por algo normal, por estar socializado, porque las bolsas de valores ya ni reaccionan, porque después de cada ataque armado, y la cuestión es que después de cada caso de violencia, la gente sale a comprar más armas.
Lamentablemente como humanidad nos encaminamos más a una economía necrofilica y una cultura visual que glorifica la violencia y el resultado es lo que tenemos ahora en las calles de Estados Unidos.
