Por Alberto F. Mena Mallén
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con su lenguaje persuasivo, sus amplias explicaciones, argumentos y las mañaneras, ha creado medias mentiras y medias verdades.
Por ejemplo, ahora que presentó sus “Lecciones sobre la pandemia del Covid-19”, en donde señala que por la experiencia que deja este virus habrá que fortalecer los sistemas de salud, además de que dijo que habría que pensar en un nuevo modelo económico ante el fracaso del sistema neoliberal, lo que son medias mentiras y medias verdades que ha pronunciado.
En primer lugar, sería injusto afirmar lo anteriormente señalado, ya que la crisis que estamos padeciendo no solo se debe a la pandemia y al precio del petróleo, sino que tuvo que ver con el modelo económico que generó desde la llegada a su gobierno y que provocó un menos cero de crecimiento durante un año y al no estar fortalecida nuestra economía, pues, la crisis que nos llegó del exterior, con lo de la pandemia y el petróleo, agravó más nuestra economía y nuestros bolsillos.
Afortunadamente para el jefe del ejecutivo, -no para los trabajadores-, arribó esta pandemia, de la que presumió, primero, que cayó como anillo al dedo para consolidar su 4T, y ahora para justificar sus errores o su estilo de gobernar, lo que generó la precrisis que vivimos todos los mexicanos ante la profunda austeridad que aplicó en su gobierno. El considera que, dando apoyos a miles o millones de ciudadanos, generarán un dinamismo en nuestra economía, pero eso es solo un elemento de lo que representa este sector.
Es cierto que, si las personas tienen dinero, al gastarlo mueven la economía, y tal vez, mínimamente se crean fuentes de trabajo, pero si escuchamos a los gurús de la economía, se verá que no sólo con este tipo de apoyos se podrá reactivar una economía de un país. Hay que tomar en cuenta que este tema es una ciencia, por cierto, que al crearla con aportaciones no solo de los neoliberales, sino de autores de muchas corrientes en el mundo, no se puede afirmar que sea el neoliberalismo el que generó estos problemas.
Y más con la actual globalización del mundo, la economía mundial se mueve de un sistema a otro, ya que no todos comulgamos con el liberalismo o con el socialismo, tal vez, con la social-democracia, sistema que muchos países de avanzada utilizan. O a lo mejor habría que generar uno que se llamara Social-humanismo, que contemplara a todos los sistemas existentes hasta la fecha e incluyera a los capitalistas, socialistas, demócratas, incluso a los neocapitalistas que manejan al mundo actualmente.
En este sistema que debe de crearse, al ver al mundo sumido en una crisis económica de grandes proporciones habría que considerar a la justicia social y los derechos civiles de todos los ciudadanos, como sucedió en los años 60 donde alcanzan mayor estatura y son desempolvados cuidadosamente por el imaginario colectivo.
A lo anterior es posible añadir lo que señala el presidente mexicano: “…tenemos que darnos a la tarea de reconstruir el mundo a partir de la colaboración y la fraternidad, para dejar a un lado el “sálvese quien pueda”, ya que, si no se toma en cuenta a las personas, éstas pelearán o se agruparán para luchar por mejores condiciones de vida. En caso de que no se les haga caso, las protestas y las manifestaciones crecerán de magnitud hasta volverse incontrolables por quienes dominan los gobiernos”.
Es cierto, hay que darle alguna capacidad al Estado, ya que, si se vio con los años que el capitalismo o el neocapitalismo “rampantes”, como algunos los calificaron, generaron, no tanto el asunto de la pandemia, pero si un mundo destruido por la sobre-explotación de sus recursos, el empobrecimiento de las masas, y una destrucción casi total de la ecología que nos tiene al borde del colapso.
También es cierto que el haberse abandonado los servicios de salud pública a nivel global ha reflejado en desgarradoras escenas de enfermos graves. Pero una mentira-verdad es el hecho de que la fuerte austeridad a la que fue sometido el país y sus habitantes y en especial al sector salud, vemos como existen graves carencias para quienes trabajan en el mismo, lo que se observa a diario por las protestas y manifestaciones de médicos y enfermeras que solicitan atención, equipos y material para atender a los enfermos.
Lo anterior no lo comentan, solo mencionan a los doctores y personal de salud muertos que van dentro de las estadísticas.
No es posible seguir desplazando la justicia social de la agenda de los gobiernos, aclaró en su escrito y agregó López Obrador que, no es jugar limpio utilizar al estado para defender intereses particulares y procurar desvanecerlo cuando se trata del beneficio de las mayorías.
Por ello es importante considerar esta mala experiencia para ver la reconversión de los organismos económicos y financieros internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y el Grupo de los 20, para que sean en verdaderos promotores de la cooperación para el desarrollo y el bienestar de los pueblos y naciones.
Otra de las verdades-mentiras es lo que estableció en su texto al afirmar que es impostergable la necesidad para atender el grave problema de las enfermedades crónicas, las cuales ya en condiciones normales han propiciado muchas muertes por infartos, obesidad o diabetes, cuando su austeridad en el sector salud hace que se postergue este propósito y más cuando no existen políticas públicas que se apliquen en este problema.
Finalmente, al pronunciarse porque las directrices de los gobiernos en el mundo se guíen “por principios humanitarios más que por intereses económicos, personales, de grupos o de potencias, por legítimos que sean”, dejó en claro que, con su voz en el mundo, al que no asiste, poco caso le harán las naciones que buscan su lucro ante todo, por lo que debió convocar a una reunión de los organismos importantes que pueden incidir en estas decisiones y no solo gritar al viento para que lo consideren el “mejor presidente del mundo”.
