“El Juicio de Dios”

Del Cine y las Leyes

Y la Condena es…

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“El Juicio de Dios” (“God On Trial”), es un teleplay de la BBC, dirigida por Danny De Emmony en 2008, con la actuación de Joseph Alessi (Kapo), Alexi Kaye Campbell (Doctor, presumiblemente Josef Mengele), Dominic Cooper (Moche), Stellan Skarsgard (Baumgarten); Stephen Dillane (Schmidt), Rupert Graves (Mordechai), François Guetary (Jacques), Eddie Marsan (Lieble), André Oumansky (Jacob), Blake Ritson (Idek), Jack Shepherd (Kuhn) y Antony Sher (Akiba).

La trama se desarrolla en una de las tantas barracas del campo de concentración de Auschwitz, donde varios judíos no comprenden la situación que les aqueja y algunos de ellos estiman que todo es culpa de Dios, por lo cual deciden enjuiciarlo.

Hay infinidad de películas que han tratado el tema del holocausto, pero esta cinta hace un acercamiento más intimista sobre lo que pudieron preguntarse los judíos que vivieron y sufrieron en los campos de concentración: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué permite esto? ¿Será culpable de todo ello?

EL JUICIO

Un grupo de turistas visita en la actualidad el antiguo campo de concentración de Auschwitz, y se preguntan si es cierta esa historia que cuenta que en alguna ocasión Dios fue juzgado, por quienes sufrieron del holocausto.

En pleno flashback se ve a varios judíos que hacen fila para ser supuestamente revisados médicamente, aunque en realidad es un proceso selectivo para determinar quiénes serán enviados a la cámara de gas al día siguiente.

Y es así como devuelta al barracón, Moche propone convocar a un tribunal rabínico para determinar si Dios es culpable de descuidar a su pueblo elegido.

La sola idea de entablar un juicio contra Dios puede considerarse como una blasfemia, pero hace casi dos siglos atrás el hijo de Dios fue enjuiciado y condenado, así que un juicio más no sería algo novedoso.

LOS CARGOS

Kuhn manifiesta toda su indignación contra la idea de enjuiciar a Dios, pero su hijo Mordechai se presenta como voluntario para ser el fiscal principal en el juicio, y después de escuchar algunos testimonios de los propios judíos que al día siguiente morirán, establece que el principal cargo es que Dios incumplió con el pacto que tenía con su pueblo.

En la mayoría de los juicios de carácter ordinario cuando se alega el incumplimiento de un contrato se hace imperioso demostrar su existencia como documento base de la acción, pues es necesario constatar los términos en que se realizó el acuerdo de voluntades.

En la cinta este documento es la Torá, pero en esas condiciones es imposible pensar que alguno de los internos cuente con una, por lo que se propone que el Rabi Akiba, quien se la sabe de memoria dé el testimonio de su contenido.

Los términos del convenio son sencillos: Dios ha elegido a los judíos como su pueblo y ellos a cambio deben obedecer los mandamientos dados a Moisés, esta es la Alianza del Antiguo Testamento, pero Dios está acusado del asesinato de su propia gente, que ha roto el pacto, pues había prometido conducir a los enemigos de Israel antes que ella, que el trono de David perduraría para siempre.

Un anciano de nombre Kuhn sale en defensa de Dios y manifiesta: “Somos judíos. Sufrimos”, y recuerda los pasajes bíblicos de Egipto, Babilonia, la destrucción de Jerusalén, así como el de Masada, la expulsión de España y la matanza en Rusia, para luego finalizar diciendo: “¡Y ahora aquí!”

LAS EVIDENCIAS

Ante los argumentos defensivos de Kuhn, basados en el sufrimiento histórico del pueblo judío y ante la manifiesta crueldad de los nazis que sacrifican a niños, se escucha el testimonio de Lieble, quien señala que era padre de tres hermosos hijos, y que vio cuando también se llevaban a sus hijos, por lo que le pidió al guardia nazi que los dejara en libertad, y que éste le dijo: “tú escoge a cuál debo dejar libre”; y el propio Lieble se preguntaba: “a cuál debo escoger al mayor o al menor, al más débil o al más asustado, si de esto se trata el libre albeldrío no lo quiero”.

Esta narrativa es aprovechada por la fiscalía para argumentar que Dios es malo, pues cuando Moisés le pidió al faraón de Egipto que los liberara éste respondió que no, entonces Dios ensangrentó el agua, mandó primero una plaga de ranas, después de insectos, luego de langostas, peste sobre el ganado, la lluvia de granizo y fuego, y ante la persistencia del faraón mató a los primogénitos de todo el pueblo egipcio, y una vez que abrió el mar dejó que el ejército enemigo estuviera a mitad del mismo para luego cerrar las aguas y que murieran.

Y se preguntan: ¿por qué no centró su ira en el faraón? ¿por qué mató a niños inocentes? ¿acaso los padres de esos niños no sufrieron su muerte?

Dios no personifica el castigo, lo generaliza, tan es así que cuando vio maldad en el hombre mandó el diluvio y casi acaba con su propia creación.

Sin embargo, la defensa ve la bondad de Dios inclusive en esos actos y a manera de metáfora se señala que el cirujano cuando extirpa una extremidad corta por lo sano, se puede temer al bisturí, pero no a la curación; y para concluir se señala que los romanos sometieron al pueblo judío por décadas y sobrevivieron, pero ¿ahora dónde están los romanos?

EL VEREDICTO

Antes del veredicto, unos se desaniman, otros lo defienden diciendo que les espera algo mejor y que el sacrificio es necesario, algunos piensan que los protegerá por sus rezos, y otros se desesperan y ven en el holocausto un castigo porque se convirtieron en socialistas o sionistas o capitalistas o anarquistas, Dios sabe qué le han dado la espalda a la Torá.

Lo cierto es que en ningún momento se pone en duda la existencia de Dios, sino que lo que se juzga es su supuesta bondad y el no cumplimiento del pacto con el pueblo judío, y es aquí que un miembro del jurado dice que cuando llegaron ahí les quitaron sus propiedades, sus nombres, les cortaron el pelo, se llevaron a sus hijos, esposas, madres, incluso el relleno de sus dientes, les quitaron todo lo que les hace ser hombres, pero no deben dejar que les quiten a su Dios.

Pero, ¿será dogma de fe que en circunstancias tan difíciles Dios se vuelva un acusado más?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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