La Desposesión de lo Social

Butler, J. y A. Athanasiou; (2017). Desposesión: lo Performativo

en lo Político, Buenos Aires, Eterna Cadencia Editora. 240 pp.

No hace falta decir que el diálogo es la palabra fundacional de la filosofía, o quizá si sea necesario. Grandes pasajes, que transcurren entre borracheras, comidas y banquetes, se escenifican en los famosos Dialógos Platónicos. Sócrates sentaba las reglas de la mayéutica de esa forma en la vieja Atenas. Y justamente, no es coincidencia que volvamos, en esa misma ciudad, a pensar en el diálogo como forma de hacer filosofía. Justamente, en 2009, en la capital de Grecia, bajo el siempre imponente Partenon, Judith Butler y Athena Athanasiou coincidieron en un intercambio de ideas sobre política y teoría, retomando esa vieja costumbre de dialogar, intentando comprender al otro, refutarlo siempre desde el respeto y señalando aquello que dan por válido. Así, en esta plática, dieron con un concepto interesante, “desposesión”, que sirve como puente para hablar de la conexión del cuerpo, la reivindicación política y el reconocimiento.

Ser desposeído, a juicio de este interesante diálogo, se refiere a los procesos e ideologías a través de los cuales las personas son repudiadas y rechazadas por los poderes y normas que definen la inteligibilidad cultural y que regulan la distribución de la vulnerabilidad. Esta conceptualización plantea un interesante dato en donde la posición del sujeto en la sociedad estará atravesada por el modo en el que asuma y se repliegue a las normas establecidas. Desde este punto, el drama llega cuando el sujeto se resiste a esa asimilación. Así, la sociedad juega con la posición de los sujetos, la forma de ocupar el espacio social. Así, el sujeto desposeído emerge haciéndose visible, se crea una nueva conformación del espacio y, por tanto, nuevas formas del debate político.

La desposesión se presenta desde todo punto dependiente, ya sea en cuanto a la posición determinada como legítima dentro del orden social establecido, o en tanto que proclive a perder sus derechos, ciudadanía o incluso el sustento material para su supervivencia, puesto que vivimos expuestos a la privación. Esta consideración lleva a las autoras a poner en tensión el propio concepto de humanidad. Surgen preguntas interesantes: ¿aun estando en peligro su supervivencia sería posible entender a determinados sujetos fuera del engranaje social, que es del cual también depende su propio sustento? La respuesta, claramente, es no.

Entonces, es justamente la performatividad la herramienta que facilita el protagonismo de aquellos que no son incorporados al conjunto social. De esta forma, tal y como lo pensaba Foucault, el concepto de desposesión es lo opuesto al “dominio” y está intrínsecamente ligado a la sujeción desde la gubernamentalidad. Tanto Butler como  Athanasiou muestran cómo pensar la desposesión más allá de la lógica humanitaria, de ese discurso sobre la posesión del “otro”. Resulta una reflexión central que ha adquirido un papel importante en la actualidad, en diversos temas como la identidad, el género, la migración.

Ahora bien, ningún diálogo debe perder el contexto histórico en el que se sitúa. La obra permite atender a la articulación social, desde lo estructural hasta lo institucional; todo ello para desglosar una realidad social cada vez más compleja alrededor del reconocimiento. Lo performativo en lo político se queda aquí plasmado como alternativa posible a la desposesión, adentrándose en formas opuestas a las expulsiones sistemáticas de ciertos colectivos y poblaciones del orden social y político imperante. Se trata este de un escrito imprescindible para entender buena parte de los procesos sociales que están desarrollándose hoy en día en el mundo.

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