Por Jesús Michel Narváez
Como los alumbramientos, a las oposiciones –PRI, PAN, MC y PRD- les restan nueve meses para dar a luz sus proyectos políticos que los lleven al 21 fortalecidos a fin de aumentar su representación en la Cámara de Diputados, ganar el mayor número de gubernaturas, ayuntamientos y diputaciones locales.
Porque en septiembre inicia el año electoral en el que estarán en juego 500 diputados federales, 14 gobiernos estatales, centenares de alcaldías y otro tanto de congresos locales.
Y sin ánimo de defenestrar a ninguno de los partidos que hoy conforman las oposiciones, después del avasallante triunfo de Morena y su líder en 2018, no han mostrado con qué hacer frente al siguiente proceso electoral.
Del PRI solamente se puede decir que cada día es más invisible y que lo más probable es que pierda estados que aún gobierna, que en la Ciudad de México mantendrá su inexistencia y que no ha sabido construir a sus candidatos para la “elección de elecciones” como llama Lorenzo Córdova la que se realizará el primer domingo de julio de 2021.
El PAN tenía la enorme oportunidad de hacer la diferencia. Sin embargo, algunas acciones que pudieran calificarse de soberbias, lo han llevado a estar en un rincón más del poder público. Sus dirigentes, legisladores federales y locales y gobernadores tienen mucha capacidad para hablar y escasa para doblegar a la ola guinda. Un ejemplo: diputados locales albiazules avalaron, al igual que los tricolores, la ampliación de mandato de Jaime Bonilla, lo que representa una afrente a la democracia. Bien a bien no se sabe que beneficio obtuvieron como partidos aunque a título personal se dice sin confirmarse que los diputados ya tienen gruesas cuentas de ahorros.
Movimiento Ciudadano registra una pérdida importante de militantes y aunque ya cuenta con su primer gobernador y tiene posibilidades en Nuevo León, en el Poder Legislativo se prevé una reducción de sus representantes y, por supuesto, en el resto de los cargos que estarán en juego.
Y del PRD, ¡pobre perredé! únicamente se puede decir que si antes tenía un pie en la tumba hoy casi los dos están dentro.
Sus figuras históricas y adherentes –es el caso de Miguel Ángel Mancera- han perdido toda credibilidad y se han convertido en blanco de los gobiernos federal y de la Ciudad de México. Y no tienen argumentos que convenzan al electorado de votar por sus candidatos. Personajes como Juan Zepeda, quien se convirtió en la revelación política en 2017, hoy es uno más del motón. En el Senado pasa inadvertido.
Los de las oposiciones tienen nueve meses para dar a luz. ¿Lo harán o se quedarán inmóviles otra vez?
Veremos si hay nuevos niños o serán los mismos de antes.
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