Por Jesús Michel Narváez
Dos personajes, la jefa y el subordinado en el sector energético, hicieron afirmaciones que están lejos de ser verdad.
La titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle, aseguró que las seis refinerías mexicanas estarán rehabilitadas al 100 por ciento en 2020; las que tienen mayor avance son las de Oaxaca y Tamaulipas.
Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad –quien tiene como vocero a un finísimo comunicados que llama sicarios a los periodistas- dijo que la disminución en el costo de las tarifas eléctricas para los habitantes de las penínsulas de Baja California y Yucatán podrán concretarse por la solución que se alcanzó con la construcción de gasoductos en el país y por el inminente aumento de producción de combustóleos.
Peo ninguno de los dos s refirió al nivel nacional.
Nahle tiene mucha seguridad en que a finales del 2020 habrá de cumplirse uno de los 1000 aunque él diga que son 100- compromisos adquiridos por el presidente López Obrador. No explico cuánto se ha gastado y el costo final y qué representará para Petróleos Mexicanos, el sindicato y la economía nacional.
Porque se han edificado castillos en el aire sobre la utilidad y beneficio de modernizar las 6 refinerías con que cuenta el país, porque la de “Dos Bocas será modernísima” según cuentan los voceros oficiosos y oficiales.
Hay que reconocer la osadía y firmeza con que se entró de lleno a la reconfiguración de las 6 refinerías que, ciertamente, estaban en el abandono desde hace cuando menos dos décadas.
Sin embargo, para que las refinerías refinen requieren de materia prima y conforme a los datos de Pemex, no los otros, que entregó a la Bolsa Mexicana de Valores, la extracción ha ido a la baja.
¿Se importará crudo para hacerlas eficientes? De eso habló la ingeniera Nahle. Son, seguramente, cosas menores. Lo importante es que se cumpla el compromiso presidencial.
Del otro lado de la mesa, el converso director de la CFE fija su prioridad en Baja California y Yucatán e ignora olímpicamente al resto del país.
Sin ir lejos, los recibos por consumo, supuesto consumo de energía en la Ciudad de México cada día llegan con mayores cantidades, aunque se instalen focos ahorradores, se apaguen las luces y se enciendan veladoras, no velas, a todos los santos y vírgenes habidas y por haber para que los cobros aminoren haciendo gala de la austeridad republicana.
Porque la austeridad franciscana es solamente para beneficio de los programas los clientelares. Y si de no elevar tarifas hay que preguntarle al señor Bartlett si ya encontró como cobrarle a sus paisanos de a de veras: los tabasqueños. Porque deben 11 mil millones de pesos y se niegan a pagarlos.
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