La Regresión Infinita
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“Escape del Planeta de los Simios” (“Escape from the Planet of the Apes”), película de ciencia ficción de 1971, dirigida por Don Taylor, con la actuación de Roddy McDowall (Cornelius), Kim Hunter (Zira), Sal Mineo (Dr. Milo), Eric Braeden (doctor Otto Hasslein) y Ricardo Montalbán (Armando).
Antes de que la Tierra desaparezca, el Dr. Milo repara y aborda la nave espacial Icarus junto con Cornelius y Zira, realizando, sin proponérselo, un viaje hacia el pasado, llegando a Estados Unidos en 1972, y para sorpresa de la humanidad descubren que los simios son inteligentes, lo cual representa una seria amenaza.
Esta es la tercera película de la zaga, contó con menos presupuesto que las anteriores y tuvo el inconveniente de que no podía contarse la historia en las mismas circunstancias que las anteriores, pues el planeta de los simios había sido destruido, por ello el guionista Paul Dehn resolvió el problema argumental, al trasladar la acción hacia el pasado de la tierra, aunque en realidad era el presente de 1972.
INVERSIÓN DE ROLES
Después de su acuatizaje, los tres simionautas, son llevados a un laboratorio, donde descubren que los papeles están invertidos: los humanos son inteligentes y los simios, seres sin raciocinio; Zira es sometida a pruebas de inteligencia, las cuales pasa sin menor cuidado, y al estar frente una banana, los zoólogos se preguntan porque no la agarra y ella responde: “Porque odio las bananas”.
La trama de la película tiene como sustento argumentativo la reversión de roles, esto es que, en la premisa original de la historia, los humanos eran primitivos y los simios inteligentes, pero ahora, los humanos son los inteligentes y los simios primitivos, así que Zira y compañía sufrirán en carne propia lo que padeció Taylor, pero con la gran diferencia que ellos ya saben que los humanos del pasado pueden hablar.
Sin embargo, las que no están preparadas son las autoridades americanas que los han recibido, razón por la que se forma un Comité Presidencial conformado por Senadores, representantes del Ejecutivo y de la Iglesia para saber qué tan inteligentes son esos simios.
CÓMO JUZGAR A UN SIMIO
Un gorila enjaulado mata accidentalmente a Milo y es entonces que los dos simios pareja, deciden manifestarse con sus cualidades humanas, ante un Comité Presidencial; prácticamente Zira es la que da respuesta a las preguntas que se formulan; Cornelius deja entrever que de donde ellos vienen los humanos son primitivos y los simios inteligentes, aunque reconocen que han conocido a dos humanos con el don del habla; a pregunta expresa de si conocieron al Coronel Taylor, los dos simios lo niegan.
Esta escena ejemplifica la zozobra en que ha vivido constantemente el vecino país de los Estados Unidos, pues cada vez que tienen una eventualidad o un aparente peligro, antes de acudir a los órganos jurisdiccionales internos o del orbe internacional, crean comisiones para calificar y juzgar la supuesta amenaza y así restringir derechos civiles o humanos a los investigados.
AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA…
Durante la audiencia ante la Comisión Presidencial, Zira y Cornelius muestran su chispa y carisma, reiterando que son individuos pacíficos y pacifistas, por lo que ahora son tratados como huéspedes ilustres, vistiéndose con ropa a la moda y acudiendo a eventos sociales. En el Museo de Historia Natural Zira sufre un desmayó y confiesa que está embarazada.
En apariencia la vida de la pareja de simios es placentera, llena de lujos, comodidades y fama, pero Otto Hasslain, un científico desconfiado, sospecha que podrían significar un peligro futuro para la raza humana; logra que el Comité apruebe su aislamiento y que sean interrogados por agentes especiales de la CIA; Zira confiesa sobre la vida que llevan en el futuro, donde los simios tienen el control de la Tierra y experimentan con humanos.
Ante esta confesión, cabría preguntarse ¿qué tan real e inminente es la amenaza cuando faltan poco más de dos mil años para que esto suceda?
UNA REUNIÓN, UNA DECISIÓN
Otto Hasslain pregunta a Cornelius cómo es que los simios se apoderan del planeta, y éste comenta que habrá una epidemia que acabará con los perros y gatos, por lo que el hombre empleará a los simios como mascotas, pero además los entrenará para hacer labores domésticas, y prácticamente los esclavizará, hasta que un simio de nombre Aldo, aprende a decir NO, y surge la rebelión.
Hasslain le comunica al Presidente lo sucedido, y le pide que tome la decisión de interrumpir el embarazo, pero éste le refuta señalando que Herodes pretendió lo mismo, pero al final nació Jesús, y le cuestiona que tan moral resultaría ser que hubiesen matado a Hitler cuando aún era niño, o le mataran cuando estaba en las entrañas de su mamá; al final, el Presidente le dice que acatará lo que determine el Comité.
La siguiente escena es trascendental, pues aun cuando no se aprecia el debate ni bajo qué argumentos o contraargumentos, el Comité señala que la pareja de simios ha ocultado y retenido información, que son una amenaza para la humanidad, y por mayoría de votos decide interrumpir el embarazo.
Es claro que se está juzgando una conducta futura, que sólo se ha sometido a escrutinio la versión propia de Zira y Cornelius, no hay pruebas que la acrediten, pero esa confesión obtenida a través de un suero de la verdad es suficiente para la condena.
OTRO FINAL DESOLADOR
Zira y Cornelius llegan a un circo, cuyo dueño de nombre Armando los protege y atestigua el nacimiento del bebé, pero tienen que huir y se esconden en un astillero, donde Hasslain los encuentra y los asesina a sangre fría; en la última escena el espectador ve que el verdadero hijo sobrevivió cuando un pequeño chimpancé exclama: “mamá”.
Esta nueva entrega vuelve a tocar la temática social que era de debate público por aquellos días: la experimentación científica en animales y la amenaza del enemigo invisible, aquél que no se ha materializado, aquél que no ha dado muestra de peligro, aquél que aún no ha hecho nada lesivo, pero es probable que lo haga y ese es el enemigo invisible al que hay que combatir, al que hay que neutralizar, al que hay que matar antes de que haga daño, lo cual obviamente alterara el futuro. Y aquí surge la pregunta, ¿si se tiene el poder de alterar el futuro, ello da el derecho de hacerlo?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…