*¿Y Dónde Está el Capital del Barco Tricolor?
*Colgarse Medallas, la Tónica de Sheinbaum
Por Gerardo Lavalle
A.- ¿Cómo resultará el Congreso Nacional de Morena? Nadie se atreve a formalizar una apuesta. Porque, aunque se hayan “puesto de acuerdo” las “partes” para dejar atrás los enfrentamientos y “salir unidos”, la renovación de la dirigencia nacional evidenció que de “unidad”, ni hablar.
Bertha Luján se siente agredida. Es fundadora del Movimiento y ha dejado cinco lustros de su vida a la lucha “social” de Andrés Manuel López Obrador. Está convencida que es la mejor opción y al final de la jornada le deben una factura. Quizá no entiende que ya le pagaron y con intereses al designar a su hija secretaria del Trabajo y Previsión Social en donde ha hecho lo que le ha venido en gana y hasta ahora, por lo menos públicamente, no ha sido reconvenida por ya saben quién.
Como es su costumbre, el Presidente se sale con la suya. Será la encuesta la que decida quién dirigirá los destinos de Morena convertido en el partido oficial gobernante y cuya fuerza podría verse menguada al no aparece en la boleta el hoy Jefe del estado mexicano. La elección federal más las 14 estatales y las decenas de municipales, pondrán a prueba sin Morena es un partido o simplemente un club de amigos y enemigos que, como buenos conversos, abandonaron sus naves cuando comenzaron a hacer agua.
En los casi cinco años de actuar “dentro de las instituciones”, Morena ha sido toda una revelación como partido. Sin embargo, a fuerza de observar la realidad no son ni con mucho sus militantes y dirigentes los que generaron la ola guinda. Sin Andrés Manuel López Obrador Morena vale lo mismo que el resto de los partidos: Nada.
Porque está claro que dos factores actuaron para que Morena ganara la Presidencia, la mayoría de distritos electorales federales y casi el 50 por ciento del Senado de la República: el hartazgo de los ciudadanos del mal gobierno ejercido por Enrique Peña Nieto –que desperdició la oportunidad de mostrar que en el PRI sí saben gobernar- y la presencia de quien nunca se dio por vencido a pesar de haber perdido dos elecciones rumbo a la Presidencia y una con destino a la Quinta Grijalva sede del gobierno de Tabasco.
Sus miles de seguidores afiliados a Morena no lo entienden así. Ensoberbecidos por el inesperado apoyo ciudadano que propició una amplia victoria, suponen que ellos hicieron el trabajo y hoy es tiempo de recibir los beneficios. Nada más falso. Sin López Obrador pocos habrían obtenido un triunfo y muy probablemente formarían parte de la chiquillada legislativa.
Las figuras –de alguna manera hay que denominarlas- que pretenden ser las cabezas visibles –aunque ya se sabe quién manda y se repite la historia de los de antes- demostraron la supina ignorancia de suponer que sus ambiciones tienen sustento en el trabajo realizado. Es otra falsedad.
Cancelados los “congresos” convocados por el Comité Ejecutivo Nacional con Yeidckol Polevnsky al frente y por el Consejo Nacional que preside Bertha Luján, y en enfrentamientos abiertos que rememoraron los viejos tiempos del PRD, hubo necesidad del manotazo sobre la mesa para que se atendiera la “sugerencia” –entiéndase orden- presidencial que a través de encuestas se decidiera quién estará al frente de Morena, aunque Dolores Padierna se atrevió a plantear que si no había acuerdo “vamos a la tómbola”.
Presumiblemente este sábado se realizará el congreso nacional y en horas habrá relevo o ratificación en la dirección nacional.
Se trata de darle la buena nueva al Presidente horas antes de que “rinda” su cuarto informe… bueno, asamblea informativa.
¿Quién será el (o la) elegido por la honesta base de militantes?
Poco vivirá el que no lo vea.
B.- En charla con cuatro priistas que todavía defienden la camiseta tricolor y no la de la selección mexicana, surgió el comentario, acre, ácido y hasta desalentador: ¿“Dónde está el PRI?”.
La pregunta, bebiendo aromático café de Coatepec, emergió como la espuma cuando se hablaba de cómo se seleccionó a la nueva presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.
“Osorio –Miguel Ángel Osorio Chong– no se vio por ningún lado. En cambio, Dante Delgado, –MC-, Mauricio Kuri, -PAN- y Mancera –Miguel Ángel, PRD- mostraron enjundia para defender la autonomía, criticar el perfil de la recomendada y para, sobre todo, no dejar en manos del presidente el control del, hasta hace una semana, autónomo órgano.
Los priistas, al igual que miles, millones de los que votaron por AMLO, están desencantados con su partido. No entienden cómo el silencio es el compañero de viaje. No encuentran justificación callar ante lo evidente y que es el desmantelamiento de las instituciones.
Pues sí. En el PRI hubo relevo de dirigencia y el que ocupa el cargo más “alto del partido” –y no por estar en el último piso-, Alejandro Moreno Cárdenas ha sido más tibio que un fin de semana en las blancas arenas del mar caribe.
Alito ha señalado que se está trabajando para ganar elecciones no para ser una oposición que diga no a todo. Quizá si haya esfuerzos, pero hacia el interior, en la militancia –que la tiene y de hueso colorado- hay inquietud porque no se conoce el rumbo que tomara la nave con el capitán campechano.
Como fuere, el PRI no está presente en donde debería. Desaparece y con el silencio muestra que a sus legisladores también les tiemblan las corvas ante los anuncios espectaculares, llenos de reflectores, de Santiago Nieto Castillo. ¿O será otro el síndrome? Es pregunta.
C.- Enemigos acérrimos de los “eventos internacionales”, Claudia Sheinbaum y Miguel Torruco Marqués, ahora se cuelgan las medallas por el éxito de la Formula 1 y la presencia de la NFL.
La Jefa de Gobierno anuncia estar en pláticas con los organizadores de los juegos de futbol americano para que sigan presentándose en México. Busca, según informa, los mecanismos para que los costos sean absorbidos por los empresarios, porque, esto lo dijo con énfasis, ya no habrá recursos públicos para eventos deportivos con carácter internacional.
Si la promesa resulta ser una copia de la formulada por el presidente en torno al NAIM, que los aficionados comiencen a despedirse de los dos que llaman tanto la atención.