Por Emilio Hiil (Primera parte)
Y ya empiezan los aires de fin de año. Abrigos, bufandas y guantes. Esta es una columna de cine y no el reporte del clima, así es que me explico: finales de noviembre y todo diciembre, incluso una parte de enero son fechas apartadas para el blockbuster de cada día. Las salas exhibidoras se saturan de estrenos de tono muy comercial. Ofertas de calado fílmico no tan publicitado y complaciente deben esperar tiempos mejores, como decía la añeja canción interpretada por Yuriria Valenzuela, es decir, Yuri.
Por esta razón, esta semana el espacio lo dedicaré a compartir filmes mexicanos que están por llegar a cartelera, que tienen muy buenos niveles de calidad, pero que no cuentan, claro, con la maquinaria publicitaria de Hollywood.
Uno de estos largometrajes, de hecho, ya fue estrenado aunque sus resultados en taquilla no fueron los esperados. La razón es muy simple: competir con la cultura del mainstream resulta en ocasiones complicado:
Cría Puercos: Aunque el filme ya se estrenó de manera comercial –finales de 2018- su exhibición continúa un recorrido en el interior de la República. No siempre la provincia tiene acceso a propuestas que se alejen de Hollywood. Es ahí donde eventos como el Festival de Cine de San Andrés Cholula, encuentran una de sus razones de ser.
Se llevó a cabo, entre el 6 y 10 de noviembre y sus directores, el cineasta Ricardo Arnaiz y el crítico de cine Saúl Arellano programaron largometrajes de no tan fácil acceso en el interior de la República.
En el caso de “Cría Puercos” –en competencia- Ópera prima del egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), Ehécatl García –Ehëctal Garage se lee en los créditos-, nos remitimos a lo que los historiadores llaman la pequeña historia.
Una mujer de la tercer edad –es decir una anciana, esta revisa no la leen millennials, asì es que las cosas como son-, Esmeralda (Concepción Márquez), vive abandonada en una comunidad cercana a Puebla.
Recién viuda, espera la llegada de su díscolo hijo Felipe (Baltimore Beltrán) quien vive en Estados Unidos. La vida, a la mujer se le va en esperar, en mentir a sus bondadosas y generosas vecinas para ocultar su patética realidad.
Un día, un amigo de la infancia de su hijo, transporta un lechón y a la mujer le llama la atención. El hombre le regala el animal y la anciana se encariña. El vínculo de afecto con el simpático porcino –en este caso es porcina- salvará a Esmeralda de la debacle emocional.
La película, por un lado, no recurre a disneyizar al animal. El desarrollo emocional de la mujer va más allá de una complacencia cinematográfica. El peso de la escena lo lleva Concepción Márquez y para los resultados emocionales que el público requiere se recurrió en el montaje a lo que el director llamó el efecto Chuletetov: Varios minutos de tomas al cerdo para, en la edición lograr que el espectador sienta una emoción. Lo anterior Ehécatl García, lo declaró en el marco del Festival de Cholula.
Concepción, se aferrará al cariño que siente por el porcino, en lo que espera que su hijo, la visite. Temas como el de la soledad de las personas que se quedan en México mientras sus parientes cercanos van por el sueño americano, la soledad y sobre todo la búsqueda del amor se ven en el filme.
Narrativa sencilla, costumbrista y sobre todo buen manejo de la escena de parte del director y de Concepción Márquez –de sólida experiencia teatral- logran una obra en apariencia sencilla pero muy humana e incluso porcina.
García, se presenta con esta Ópera prima como un sencillo pero firme fabulador del costumbrismo mexicano.
Cría puercos es sencilla, sin llegar a lo simple. Una obra sólida que toca las fibras del espectador.
Y la próxima semana toca asuntos de calado más intenso: Oblatos (Acelo Ruiz, 2019), Soles Negros (Julien Elie, 2018) y la ganadora por unanimidad del Festival de Cine de San Andrés Cholula –la ficción- Moronga (John Dickie, 2018). Las cuales no se han estrenado a nivel comercial.
Nos leemos la próxima semana.