¿Está Ingresando al Otoño Nuestra América Latina?

Del ABC Político

*Los Gorilatos de Hace Cuatro Décadas y la Situación Actual

*La Amazonia y la Lacandona en el Filo de la Navaja Gubernamental

*Los Casos de Argentina, Chile y Venezuela Son Disímbolos

*Por Estas Tierras, la Popularidad de AMLO va en Picada

Por Gerardo Lavalle

A.- Cuatro décadas atrás América Latina vivía el intento de terminar con los gorilatos impuestos desde Washington. Como su “patio trasero” buscaba y tenía el control del hemisferio. Se salvaban México y Costa Rica. En el resto de las naciones, iniciando en Guatemala y terminando en la Patagonia, los gobernantes se eternizaban, se apoyan en sus poderosos ejércitos y sometían todo intento de democracia.

A finales de los años 70’s y hasta mediados de los 80’s, comenzaron a caer los dictadores.

Como efecto dominó. La ficha de atrás empujaba y derribaba a la de adelante hasta que se completaban las 28.

En pleno sigo XXI aún hay rescoldos de aquellos fuegos.

Cuba, sin duda, es el ejemplo que siguieron quienes de suyo odiaban a los “yanquis”. La Habana mantiene su forma de gobierno y sus imitadores, Brasil, Uruguay, Bolivia, Argentina y Chile, fueron obligados por la fuerza del voto a cambiar. Lo hicieron en parte. El péndulo ideológico se movió desde el momento en que la Unión Soviética perdió el control en Europa del Este y el gigante asiático mostró tener el sueño ligero después de dormir por décadas.

Pero Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se aferran al pasado socialista –que no ha mostrado los resultados de reparto de riqueza, igualdad para todos y tienen sus poblaciones carencias alarmantes- y viven bajo la presión del país más poderoso del mundo que quiere regresar a los tiempos de la guerra fría y someter a los pueblos a sus designios imperialistas.

En 2002, apenas despuntaba el nuevo siglo, el gobierno de Hugo Chávez, en su primera reelección, resintió un golpe de estado que, gracias a la OEA y a los países del continente y el apoyo de la Unión Europea, resultó fallido. Después vendría el de Honduras, en donde Manuel Zelaya fue depuesto en 2009.

Para ese entonces ya gobernaban en América Latina, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Lula Da Silva, que heredó la silla presidencial a Dilma Rousseff, a quien un “juicio administrativo” removió del cargo. Había un conjunto de dirigentes políticos identificados con las izquierdas que encabezaban cuando menos una novena de países del continente.

Algunos fueron conscientes y no se deslumbraron por el poder y por mantener sus políticas. Ganaron democráticamente y democráticamente se fueron. Es el caso de Michelle Bachelet y José Mujica.

El anverso de la medalla lo representaron Hugo Chávez y su heredero, Nicolás Maduro; Evo Morales, Rafael Correa, Lula y Dilma y, por supuesto, Ortega. De Cuba ni hablar. Todo cambió para seguir igual.

La inesperada “renuncia” de Morales cuando todavía era presidente –su reelección iniciaría en 2020- puso en la mesa de los juegos las 28 fichas de dominó. No todas caerán, pero la duda es: ¿se trata del otoño de América Latina?

Difícil prever lo que viene. Pero está sembrada la semilla que derroca dictadores, aunque ganen “democráticamente” sus reelecciones, que no estaban contempladas cuando arribaron pro primera ocasión a los palacios de gobierno y fijaron un “nuevo camino hacia la libertad y la igualdad”.

B.- Con o sin razón, los nuevos gobiernos de América Latina –y también de Europa- tienen como argumento desterrar de la faz democrática el neoliberalismo, al que acusan de ser responsable de todas las tragedias que padecen decenas de países del orbe.

En Brasil se mantiene la línea dura del pasado militar. No importan las opiniones de decenas de Jefes de Estado que claman por salvar la amazonia, porque el señor Jair Bolsonaro rechaza que sea “patrimonio de la humanidad” y califica de patraña globalifóbica la designación; algo parecido a lo que ocurre en México con la lacandona que será partida por el Tren Maya, si como dice el presidente López Obrador, se llevará a cabo después de la consulta que formulará en diciembre.

Argentina giró 180 grados con el triunfo de Mauricio Macri. Y ahora lo vuelve a hacer para regresar al origen que durante una década impusieron los esposos Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Bachelet gobernó en dos ocasiones y en las mismas ha entregado al poder a quien representa el reverso de la medalla: Miguel Juan Sebastián Piñera, quien en su segundo mandato enfrenta la crisis mayor que se haya registrado en la andina nación y que costó enorme parte de su capital político y su estancia en el Palacio de la Moneda nadie la garantiza.

Nicolás Maduro es el ejemplo más claro del retroceso democrático. Sí, ganó su elección, pero las señales de fraude, primero, y el endurecimiento hacia la población y los adversarios políticos, han sumido a Venezuela en la crisis mayor de su historia. La deuda crece, la inflación no se detiene y la escasez de alimentos, medicinas, empleo, han llevado a cinco millones de venezolanos a dejar su país; vive en eterno conflicto con Colombia y no importa quien gobierne y, por supuesto, como el “imperio yanqui” del que nunca será bienvenido el presidente Trump en tierras venezolanas.

La caída de Morales, la persecución de Correa por parte de su sucesor, la inestabilidad venezolana, la radicalización en Brasil y Chile no son buenos augurios para la democracia continental que, cada día, está más amenazada por las ambiciones de quienes dirigen sus países.

C.- Y en tierras aztecas, las cosas tampoco pintan bien.

De acuerdo con las recientes encuestas –octubre-noviembre- la popularidad y aceptación de su gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha caído estrepitosamente.

Los expertos en encuestas atribuyen la sensible baja del Presidente de la República entre los mexicanos a dos espinosos asuntos: Culiacán y la masacre de la familia LeBarón.

Cierto o no, hay elementos suficientes para suponer que incluso en el grupo compacto presidencial hay inconformidades y bastaría revisar lo ocurrido en la reunión celebrada en Palacio Nacional con senadores y diputados de Morena y sus aliados: PT, PES y PVEM.

¿Alguien imaginaría una rechifla legislativa al titular del Poder Ejecutivo federal?

La reacción de representantes indígenas de la selva Lacandona hizo dudar al Presidente de llevar adelante su proyecto del Tren Maya; los reclamos externos sobre el NAIM no cesan y la desaprobación para el de Santa Lucía va en aumento; la economía se encuentra estancada, los empleos no se crean, Pemex sigue en picada, los líderes sindicales viven atemorizados y las demandas de padres con hijos que padecen cáncer no ceden.

Los vientos no soplan a favor aunque desde Palacio Nacional nos informen que los conservadores somos los que pensamos mal, porque el país va “requetebién”.

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