Por Itzel Toledo García
El triunfo de las independencias en la década de los veinte del siglo XIX llevó a la mesa de discusión la utilidad de afianzar un lazo entre los países que se separaron de los imperios ibéricos. En dos siglos, el latinoamericanismo se ha ido institucionalizando gubernamentalmente y también existe una riqueza en los esfuerzos desde lo cultural que apelan a la integración de las naciones y los pueblos.
Han existido muchos esfuerzos gubernamentales para lograr un acercamiento entre países latinoamericanos, desde encuentros oficiales como el Congreso Anfictiónico de Panamá convocado por Simón Bolívar, y el subsecuente Congreso en Tacubaya (1826) hasta la creación de organizaciones como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (1960) que fue sustituida por la Asociación Latinoamericana de Integración en 1980), la Comunidad Andina (1969), el Pacto Amazónico (1978), el Mercosur (1991), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (2004) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (2010). Estos esfuerzos incentivan la cooperación política y la integración económica.
En el ámbito cultural ha habido acercamientos tanto en espacios de la alta cultura como en el popular, especialmente a través de la literatura y la música, pero también del cine y la danza. Desde finales del siglo XIX se ha apelado con mucha fuerza al contacto a través de la literatura: está el trabajo de autores como José Martí y los del realismo mágico, asimismo los proyectos de difusión de literatura de la región a través de editoriales como el Fondo de Cultura Económica (1934) y Siglo XXI Editores (1965). Aunado a ello, artistas como Pablo Milanés y Los Tigres del Norte han apelado a las similitudes en las experiencias vividas por los latinoamericanos en diferentes partes del continente americano.
En lo que va del siglo XXI el latinoamericanismo también lo hemos observado en la cultura popular, desde el activismo latinx en Estados Unidos hasta el reggaetón. La música latinoamericana tuvo un impacto mundial inigualable en las últimas dos décadas con representantes del pop latino, el reggaetón y el rap fusión. En todos los continentes se han vuelto populares canciones como: “Gasolina”, de Daddy Yankee (2004); “Atrévete-te-te”, de Calle 13 (2006); “Don´t Stop the Party”, de Pitbull (2012); “Vivir mi Vida”, de Marc Anthony (2013); “La Bicicleta”, de Carlos Vives y Shakira (2016); “Despacito”, de Luis Fonsi en colaboración con Daddy Yankee (2017); “Súbeme la Radio”, de Enrique iglesias (2017); “Felices los 4”, de Maluma (2017); “Te Robaré”, de Nicky Jam en colaboración con Ozuna (2019); entre muchas más. Estos artistas se han presentado alrededor del globo, desde Israel hasta Japón.
A través de las letras y en videos de estas canciones se ha representado a Latinoamérica y el Caribe como un espacio paradisiaco: playas, fiesta, alcohol y mujeres a caudales. Una de las críticas más fuertes hacia esta música ha sido la misoginia en las letras y la sexualización de mujeres en los videos. También se ha considerado impropio el perreo en los bailes por sexualizar a la juventud. Aunado a ello, se ha criticado que artistas reaggetoneros hayan adoptado la cultura mercantil de la celebridad, como ejemplifica el video de Maluma llorando al comprar su primer avión privado, en septiembre pasado. Asimismo, Calle 13 ha señalado en varias ocasiones que no se identifica con el estilo de vida de los reaggetoneros y su falta de consciencia social.
Gustemos o no de esta música, estemos de acuerdo o no con las críticas que se le hacen, hay que considerar que es un estilo que también está llamando al latinoamericanismo y que incluye lo caribeño: abarca ritmos populares de toda la región como la salsa, la cumbia y el reggae. Los cantantes apelan a y practican la unidad latinoamericana al hacer colaboraciones en el contexto de la confrontación entre lo estadounidense y lo latinx. Repasemos por ejemplo parte de la canción “La Gozadera” de Gente de Zona, con Marc Anthony (2015): “Miami me lo confirmo, ¡Gente de zona!/ Puerto Rico me lo regaló/ Dominicana ya replicó y del Caribe somos tú y yo […] La cosa está bien dura, la cosa está divina/ Perú con Honduras, Chile con Argentina/ Panamá trae la zandunga/ Ecuador bilirrubina y Uruguay con Paraguay/ Hermano con Costa Rica/ Bolivia viene llegando/ Brasil ya está en camino/ El mundo se está sumando a la fiesta de los latinos […] Vamos Guatemala, la fiesta te espera/ Llama Nicaragua, El Salvador se cuela/ Yo canto desde Cuba y el mundo se entera/ Si tú eres latino saca tu bandera”. A pesar de que se habla de países latinoamericanos el lugar que los une a todos es una ciudad estadounidense. En este sentido, el latinoamericanismo al que se apela es uno de unidad de naciones y no de poblaciones, se posiciona a Latinoamérica en un sitio (Estados Unidos) que utiliza el discurso patriótico para rechazar lo latinx. También debe destacarse que es un latinoamericanismo que se refiere a naciones donde la población es predominantemente hispanoparlante.
Asimismo, hay una vertiente del reggeatón que es más consciente de las injusticias sociales y de problemas históricos en común que sufren los pueblos latinoamericanos: explotación, pobreza e injusticias. En 2011 Calle 13 junto con Totó La Mamposina, María Rita y Susana Baca lanzaron la canción “Latinoamérica”, incluida en el disco Entren los que quieran, la cual dice: “Soy toda la sobra de lo que se robaron/ Un pueblo escondido en la cima/ Mi piel es de cuero, por eso aguanta cualquier clima/ Soy una fábrica de humo/ Mano de obra campesina para tu consumo […] Con los mejores atardeceres/ Soy el desarrollo en carne viva/ Un discurso político sin saliva/ Las caras más bonitas que he conocido/ Soy la fotografía de un desaparecido […] Una canasta con frijoles, soy Maradona contra Inglaterra/ Anotándote dos goles […] Trabajo bruto, pero con orgullo/ Aquí se comparte, lo mío es tuyo/ Este pueblo no se ahoga con marullo/ Y si se derrumba yo lo reconstruyo/ Tampoco pestañeo cuando te miro/ Para que te recuerde de mi apellido/ La operación Condor invadiendo mi nido/ Perdono pero nunca olvido/ Vamos caminando/ Aquí se respira lucha […] Vamos caminando/ Aquí estamos de pie/ ¡Que viva la América!/ No puedes comprar mi vida” En este caso se apela a una unión de los pueblos latinoamericanos que han sufrido por la presencia y explotación de los colonizadores (incluso actualmente con Inglaterra en Las Malvinas) y de los Estados nacionales represores (las dictaduras coludidas con Estados Unidos). A diferencia de la canción anterior, en la presente hay una sensibilidad histórica y está implícita una crítica al Estado-Nación. Además, la unidad latinoamericana es popular sin importar lo nacional, alguien como Maradona representa el triunfo latinoamericano ante el colonizador. La posición del latinoamericano es la del oprimido cuyo dolor compartido es la base de la esperanza para unificarse.
En dos siglos de independencias, el llamado a la unidad latinoamericana se ha dado desde diferentes frentes: lo gubernamental, la alta cultura y el ámbito popular. Se apela entonces a la cooperación política, económica y cultural. En el latinoamericanismo se borran diferencias y se reconocen características en común para posicionarse ante el coloso del norte, tanto dentro como fuera del territorio estadounidense. En general se trata de un latinoamericanismo que sigue apelando a las poblaciones y países hispanoparlantes dentro de la masa continental y las islas, no se ha logrado reconocer el pasado compartido con los francoparlantes, e incluso con aquellas excolonias españolas que ahora son angloparlantes. Al latinoamericanismo le falta camino que recorrer.