*En el Umbral de la Apertura a una Dictadura
*Sin Opositores, Críticos, Sólo Partidarios Alienados
*Pretensión: ¿Crear una Sociedad de Zombis?
Por Ezequiel Gaytán
El Partido del Trabajo (PT), a través del diputado federal Oscar González Yáñez, experimentó socialmente a fin de analizar la reacción social mediante el impulso a una iniciativa de Reforma y regular a los medios de comunicación, etiquetarlos en el geometrismo político de derecha e izquierda y de ahí censurar a los que, desde el poder, consideren a aquellos que son conservadores, críticos o pertenecientes a la derecha. Su intención es medir la capacidad de respuesta de la sociedad y, en su caso, aplicar una ley mordaza que evite, como sucedió, con el stalinismo, cualquier crítica a la dictadura revolucionaria del proletariado.
El asunto es histórico y los gobiernos de todo el mundo han buscado formas de acotarla. Recuérdese a la administración de Nixon que negó hasta donde pudo las matanzas de civiles en Vietnam o a la prensa inglesa que intentó con fracasados esfuerzos ocultar las violaciones a los derechos humanos de los irlandeses. El caso mexicano consistió, durante gran parte del siglo pasado en tres fórmulas. La primera fue aplicar la cínica política del “destierro, encierro o entierro”, la segunda fue la creación de la empresa pública “Productora e Importadora de Papel Periódico“ (Pipsa) que controlaba la entrega de papel a los medios escritos y la tercera fue la de comprar, cooptar o corromper periodistas mediante el pago generoso de sobornos conocidos con los sobre nombres de “embutes” o “chayos”. Aún más, el Presidente Miguel Alemán ideó que los días 7 de junio se festejara el Día de la Libertad de Prensa, como un acto mediante el cual se refrendaba cada año la compleja correspondencia entre medios y gobierno.
La relación entre el poder y los medios ha sido y es motivo de análisis en las escuelas donde se imparten, a nivel de educación superior, las carreras de Comunicación y Periodismo, pues desde ahí se analiza esa relación dialéctica que tiene bondades y perversiones. De hecho, los trabajos al respecto son, además de interesantes, esplendidas comprobaciones de que la interdependencia del binomio es necesaria para sendas partes.
Con el avance de la apertura democrática que nuestro país vivió desde la Reforma Política de 1977, la liquidación de Pipsa, el advenimiento de las redes sociales, la política de rendición de cuentas, acceso a la información pública y la alternancia, la libertad de prensa ganó espacios vitales, al grado que dejó de festejarse el día de la libertad de prensa.
Lo interesante del caso es que la izquierda histórica desdeñó durante años a las que llamó “Libertades Burguesas” incluida la libertad de prensa, pues argumentaba que por el bien del Estado Proletario y la Seguridad Nacional debía suprimirse esa libertad. Posteriormente, con la caída del socialismo real y la emergencia del socialismo europeo, la libertad de prensa pasó a ocupar su lugar como uno de los sostenes de la democracia.
Desde entonces, izquierdas y derechas la defienden y animan a seguir adelante, pues saben que la crítica es elemento vital para la reflexión, el debate y el avance de nuevas ideas en favor del desarrollo. De hecho, pensé que ya era tema superado y que ya nadie estaba a favor del control de los medios de comunicación, pero otra vez me equivoqué.
Resulta que en nuestro país todavía existen políticos que, en nombre de anacrónicas visiones dictatoriales y autoritarias, desean controlar a los medios de comunicación y, supongo, encarcelar a quienes piensen diferente. En otras palabras, el PT quiso probar si es posible regresar a la intolerancia y la visión unidimensional para perpetuar en el poder la visión de una sola una facción del horizonte político.
Es muy peligrosa la propuesta del Partido del Trabajo, pues supongo querrá después, como lo hicieron en la Argentina de Videla, eliminar a los opositores, luego a los críticos y finalmente a los indiferentes, hasta que sólo tengan partidarios alienados.
La defensa de las libertades de expresión, de manifestación, de imprenta y de los derechos humanos debe ser contundente. Rechazo la propuesta del diputado González Yáñez y de su partido político. Estoy convencido que regresar al control de la prensa es la apertura a la dictadura, porque ser crítico del poder no nos hace de izquierda o de derecha, nos hace pensantes y por lo visto ese es el tema, ellos desean crear una sociedad de zombis que solo aplauda, que a todo ceda, que no cuestione y que no se queje. Esa propuesta no es la que ofreció el hoy Presidente López Obrador a los mexicanos. No se equivoquen los del PT, el voto fue en favor del desarrollo democrático sin corrupción, ni represión.