Por Nidia Marín
Imposible evitarlo. El domingo me sentí parte del Shangri-La, en este mi México, según la descripción del presidente en su tercero o primer informe, donde todo es maravilloso y por ello está “feliz, feliz, feliz”.
Sí, la descripción de nuestro país en tiempos de la cuarta, pareciera el guión de la película de Franz Capra, de aquel paraíso de paz y tranquilidad donde el tiempo se detuvo, ese lugar sin debilidades humanas, donde existe una gran evolución del conocimiento, de la ciencia y del arte, así como de las enormes obras a favor de los mexicanos.
No hubo como evitar ubicarse en la novela de James Hilton, “Horizontes Perdidos”. Tampoco pensar que después de tantos años de buscar a la maravillosa Shangri-La en las cordilleras nevadas del Tibet, está en nuestras narices, en México.
Sólo que la realidad es tan necia y los hechos tan contundentes que, por ejemplo, la separación del poder político del poder económico no es más que una ficción, de la misma manera que resulta una quimera pensar que hay paz en el país, cuando están frescas las masacres y ya suman 30 los muertos en el bar “Caballo Blanco”, en Coatzacoalcos, Veracruz; los balazos aun resuenan en los oídos de los habitantes de Tepalcatepec, en Michoacán; y se siguen sumando los periodistas asesinados en el actual sexenio:
En diciembre de 2018: Jesús Alejandro Márquez Jiménez, director de Orión Informativo, en Nayarit, y Diego García Corona, colaborador del Semanario Morelos, en Ecatepec, estado de México.
Y en lo que va de 2019: Rafael Murúa Manríquez, Radiokashana, Baja Califorbia Sur; Samir Flores Soberanes, Morelos, Radio Amiltzinko; Santiago Barroso, Sonora, Noticias Red 653; Telésforo Santiago Enríquez; Oaxaca; Estéreo El Cafetal; Francisco Romero, Quintana Roo, de Ocurrió Aquí; Norma Sarabia, Tabasco, Semanario Chontalpa; Rogelio Barragán, Morelos, Guerrero al Instante; Edgar Alberto Nava López, Guerrero, La Verdad Zihuatanejo; Jorge Celestino Ruíz Vázquez, Veracruz, El Gráfico de Xalapa; y Nevith Condés Jaramillo, Tejupilco, Estado de México, director del portal digital El Observatorio del Sur.
Suman en total 12 en los últimos nueve meses.
Y mientras la autocomplacencia arrebataba la sensatez, ahí estaban los imborrables feminicidios que no cesan en toda la República Mexicana.
Lo mismo ocurría con las buenas intenciones, que resultaban descalificadas cuando salía a relucir el Estado de Derecho. ¿Cuál? Preguntamos muchos mexicanos, ¿Dónde?, insistimos.
Y sí, hubo una que otra realidad. Por ejemplo, la búsqueda de los desaparecidos, hoy apoyada por Gobernación, pero siempre realizada por los padres y parientes en este país de muerte e impunidad.
También el reparto de culpas a los odiosos neoliberales, absolutos responsables del desabasto de medicamentos hoy en pleno gobierno de Morena.
Además, claro, sin que diera línea, sí tuvo que recordarles a los legisladores lo que no han legislado, pero no dijo nada de que en la Cámara de Diputados se aplique la concentración de poder para perpetuar el mandato de Morena, aunque se lleven entre las patas a Porfirio Muñoz Ledo que, al reelegirse, de un plumazo acabó con los laureles logrados en defensa de los migrantes y contra la política entreguista. En fin.
Pero sigo pensando que por lo menos el Presidente vive en un Shangri-La que se ha construido en estos nueve meses que lleva de gobierno, aunque una buena parte de los gobernados piense que continúan los espejismos, mientras el paraíso perdido de los hombres y mujeres perfectos aun no aparece por ningún lado.