*Al Bloque se Suman ¿Argentina? y Guatemala
*El Triunfo de A. Fernández y A. Giammattei
*La Mayoría de los Países y los Gobiernos de tal Corte
Por Iván Ruiz Flores
América Latina se debate entre el conservadurismo y el radicalismo. Ambos más cercanos al populismo que a las verdaderas libertades de la democracia.
Sucede porque en Argentina Alberto Fernández (47%) arrolló el domingo 11 de agosto en las primarias, ante la discutible efectividad del gobierno de Mauricio Macri (32%) y el peronismo, con todas sus consecuencias de presunta corrupción y desvíos de recursos amenaza con hacer realidad la vuelta de Christina Kirchner al poder, pero ahora como candidata a la vicepresidencia del país lo que se jugará el 27 de octubre próximo.
Y mientras ocurría aquella debacle política y los mercados argentinos, junto a la bolsa y al peso se venían abajo, en Guatemala, un conservador se alzaba con la victoria electoral. Ese mismo domingo, en una segunda vuelta electoral, Alejandro Giammattei, quien fuera director de centros penitenciarios y que en tres ocasiones habrá buscado la presidencia de su país, en el cuarto intento lo logró.
Este conservador que contendió por el partido “Vamos” se alzó con la victoria con 59% de los votos frente a la candidata Sandra Torres (pésima aspirante, la calificaron) del partido UNE, quien había sido esposa del mandatario Álvaro Colom (de enero de 2008 a enero de 2012).
Ella perdió con todo y que el médico cirujano Giammattei había estado en la cárcel acusado de abuso de autoridad, ejecución extrajudicial y asesinato, por la muerte de siete reos cuando fue directivo de prisiones.
Son considerados populistas en Argentina o en Guatemala, les guste o no. Como explicaba en el caso del país sudamericano Myriam Stanley, profesora de Historia Latinoamericana y Argentina:
“Hay cierta coincidencia en algunos autores en aceptar al ‘populismo’ en diferentes situaciones históricas ocurridas en Latinoamérica. Hay casos en que los líderes populistas alcanzaron el poder, en tanto que en otros jamás llegaron a gobernar, pero si dieron origen a partidos políticos o movimientos populares contestatarios, que tuvieron activa presencia en la vida política de sus países. En general, se denomina populista a los gobiernos de Juan Perón en la Argentina (1946-55), de Getulio Vargas (1930-45/1951-54) y João Goulart (1961-64) en Brasil, de Lázaro Cárdenas (1934-40) en México, de Víctor Paz Estensoro (1952-56/1960-64) y Hernán Siles Suazo (1956-60) en Bolivia, y de José María Velasco Ibarra (1934-35/ 1944-47/1952-56/1956-61/1968-72) en Ecuador. También son considerados como populistas algunos movimientos políticos como el APRA peruano, liderado por Víctor Haya de la Torre o el Gaitismo colombiano, fundado por Jorge Gaitán”.
Y al referirse al estudioso brasileño Francisco Weffort expone:
“Pero, sobre todo, aclara, esta forma de hacer política, fue ‘la expresión más completa de la irrupción de las clases populares en el proceso del desarrollo urbano e industrial de esos decenios y de la necesidad, sentida por algunos de los nuevos grupos dominantes, de incorporación de las masas al juego político’.
“En síntesis, para Weffort, se trata de un fenómeno político con múltiples facetas y resulta muy difícil hacer referencia al conjunto de los movimientos populistas. Es un fenómeno que se presenta como la expresión de la emergencia de las clases populares en el escenario político. Emergencia que es posible, dada la crisis del estado oligárquico-liberal que eclosionó como consecuencia de la Gran Crisis de 1930, y aparece como la responsable de la ruptura de esa hegemonía oligárquica liberal”.
Y ni hablar la maestra tiene razón.
Son dos más (Guatemala y Argentina) que se anexan a ese mundo populista del continente americano, conservador o progresista, junto a los otros existentes en Venezuela, Bolivia, El Salvador, México y Estados Unidos.