Por Jesús Miche Narváez
De suyo, los masones son liberales. Lo fue Benito Juárez y hasta Lázaro Cárdenas todos los hombres que gobernaron este país formaron pate de la Gran Logia. Sabían lo que querían para que la Nación se robusteciera.
Con el paso de los años, la masonería mexicana dejó de tener la influencia que en el pasado mostraron.
Nunca desaparecieron pero quizá por las condiciones políticas, sociales y económicas vivieron un tanto en el oscurantismo.
¿Están de regreso?
Parece que sí…
El “espacio de reflexión” denominado “¿Qué hacer?” que encabeza Jorge Gaviño Ambris, hoy diputado local en el Congreso de la Ciudad de México, sale a luz pública no para ser enemigo ni adversario del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sino para escuchar las opiniones de quienes más allá de los intereses políticos y/o económicos que representan tenga algo que aportar para que el país avance, salga de la concepción autocrática que vive y que se dejen atrás preceptos suficientemente discutidos como el de reelección presidencial o acciones engañifas que solamente tienen una meta: construir el andamiaje que perpetúe a las personas y las ideologías, en el poder público.
El conocimiento de quienes pertenecen a la masonería es amplio y en todos los rubros. Son estudiosos del pasado, del que sacan evaluaciones y llegan a conclusiones que deben ser entendidas y atendidas. Analizan la ciencia y sus resultados. Buscan la verdad en la lógica aplicada al tiempo actual e intentan abandonar los esquemas impuestos por la globalidad.
Un trabajo firmado por Bernardina de la Garza Arregui, revela que la masonería llego a México en el siglo XVIII, y fue cobrando fuerza hasta llegar a su máximo esplendor en el siglo XIX.
“Después de consumada la independencia las logias existentes salieron a la luz y se multiplicaron rápidamente; según algunas crónicas se cree que gran parte de los gobernantes pertenecieron a la masonería. De hecho, la mayoría de los historiadores concuerdan que la guerra de Independencia la iniciaron masones; sus más destacados luchadores como: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos pertenecían a este grupo secreto.
“Estos personajes fueron iniciados en una logia llamada Arquitectura moral que se ubicaba en Las Ratas núm.4 (hoy calle Bolívar). Pero la historia de la masonería es muy difícil de comprobar, por lo que estas suposiciones se han quedado en meras leyendas”.
Leyenda urbana o no, la masonería ha existido y el actuar de quienes se identifican plenamente con el liberalismo de pensamiento y por alguna extraña razón volvió orígenes: virtualmente a la clandestinidad, como la propia De la Garza Arregui sostiene cuando afirma que “se caracterizan por reunirse en sociedades secretas, de tipo iniciático y no religioso, que están basadas en la fraternidad”.
“¿Qué hacer?” está en la calle. No hay ocultamiento. No hay clandestinidad. No más. Ojalá y el espacio de reflexión llegue a oídos de los que hoy nos gobiernan y entiendan que la política se sustenta en el conocimiento y no en la ignorancia.
Por el bien de la patria.
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