Pese al Enojo Presidencial, no se Objetan Proyecciones del FMI

Lascas Económicas

 *Y no Está Claro si Leyó el Reporte Completo

*Disminuye la Confianza y Severa Baja de Inversión

Por Jaime Contreras Salcedo

Hablemos de números: el Fondo Monetario Internacional actualizó su reporte sobre perspectivas económicas mundiales –el famoso y siempre esperado World Economic Outlook- de las 181 naciones que lo integran y, como era de esperarse, revisó a la baja las cifras ¡de abril!; si bien previó una ligera alza para las llamadas economías avanzadas (los ricos, pues), en el caso de los países emergentes, en desarrollo, tercermundistas, como usted prefiera, nos dejó mal parados no solo en este año, sino también en el venidero. Al menos.

En el caso global, veamos, el incremento del Producto Interno Bruto del mundo mundial sería de 3.5 por ciento este año, es decir, 0.1 de punto porcentual inferior a lo proyectado hace 90 días; en lo que hace a los riquillos, el alza para este ejercicio anual y el siguiente llegaría a 1.9 y 1.7 por ciento, respectivamente, lo que viene a significar un moderado ajuste alcista de solo una décima de punto, arrastrado por el incremento hasta de 2.6 por ciento, que se espera en el caso de la economía de Estados Unidos, con todo y Donald Trump, y más lento en 2020, hasta llegar al 1.9 por ciento, con todo el escenario de un año electoral como será el siguiente, allende el Bravo.

En lo que hace a México, amig@s, los economistas del FMI y su todavía directora gerente, Christine Lagarde, avalaron ahora un más que mediocre crecimiento de apenas 0.9 por ciento para el año que corre, de 0.7 décimas de punto inferior al de la primavera anterior, y de 1.1 puntos debajo de lo alcanzado en el 2018. Las perspectivas tampoco son muy favorables que digamos, tomando en cuenta que en el 2020, antesala de los comicios federales intermedios, los chicos del Fondo anuncian que el presunto repunte en el caso de la economía mexicana apenas llegaría a 1.9 por ciento, lo que significan malos pronósticos para la administración de Andrés Manuel López Obrador, aunque los mercados le hayan reaccionado ligeramente favorables tras la renuncia de Carlos Urzúa Macías, en las riendas de los caballos hacendarios.

Todos recordamos, como no, que a finales del mes antepasado, mayo pues, la propia Christine hizo un tour por varios pueblos latinoamericanos, entre ellos el nuestro, y le dijo al inquilino del Palacio que, ni hablar, AMLO merecía su felicitación (así lo puso en twitter), por impulsar “políticas fiscales prudentes”, un crecimiento inclusivo para los mexicanos, además de combatir las desigualdades y, desde luego, la corrupción, que afecta el desarrollo nacional. La dama que se apresta para tomar la dirección del Banco Central Europeo a partir de septiembre entrante, conversó entonces con el otrora titular de Hacienda, Urzúa, con la todavía secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, además de los principales funcionarios del Banco de México, a quienes les ratificó el respaldo de este organismo financiero multilateral.

Debemos evocar asimismo que el propio López Obrador dijo que México ya tenía otra relación con el Fondo y que Lagarde iba a atestiguar en el corto y mediano plazos como nuestra economía y finanzas iban a crecer para satisfacer el desarrollo postergado para millones, abatiendo la desigualdad en donde estuviera. Hasta ahí todos felices y contentos. Pero los sueños suelen ser finitos.

Ahora, la economista jefa del FMI, la indioestadounidense, Gita Gopinath, puso a todos en la realidad (su realidad, si nos apuran), y bajó a todos los latinoamericanos y caribeños las perspectivas de sus respectivos PIBs, con especial acento en Venezuela, Argentina, Chile y México, disminuyendo además las expectativas sobre empleo, inversión, financiamiento e incluso previendo nuevas presiones inflacionarias que afectarían a todas estas variables. Así de sencillo.

El organismo de Bretton Woods disparó para el caso de los mexicanos: “la inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la reciente rebaja de la calificación soberana”. ¿Así o más claro?

Como ya no estamos en primavera y el verano asienta sus reales, ¿qué creen?, el propio señor López trato de poner en entredicho a los chicos de Lagarde y Gopinath porque, entre otras cosas, le han impuesto recetas a todas las naciones que conforman la entidad global, arremetió contra sus estrategias “neoliberales”, casi casi desde que nació en 1945, le dijo que no tenían moral por todo eso y, de plano, consideró que el FMI debía pedirle (sic) disculpas al pueblo por todo el daño causado en estos primeros 75 años en que los gobiernos mexicanos se han sucedido en el cargo, del PRI o del AN, dan exactamente lo mismo.

Ante esta reducción, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra el organismo internacional, cuestionó la calidad moral y las proyecciones que realiza. “No le tengo confianza a esos organismos porque impusieron la política neoliberal, todos esos organismos deberían de ofrecer una disculpa al pueblo de México y hacer una autocrítica de que sus propuestas fueron un fracaso”, les espetó y les ratificó la apuesta –aunque con menor vigor, vale decir- en el sentido de que este 2019 creceremos al 2 por ciento y en todo su sexenio se avanzará a un promedio del 4 por ciento anual.

Lo que ya no alcanzó a comentar el tabasqueño pues, obvio, no le habían pasado tarjeta alguna sobre el particular, es que los analistas del Fondo exigen, por ejemplo, que se despeje “sin demora” la incertidumbre en torno a los acuerdos como el de la zona de libre comercio conformada por Canadá, México y Estados Unidos. Y demanda a la administración Trump, concretamente, no recurrir a los aranceles para influir en la balanza comercial bilateral, “ni como reemplazo del diálogo con el fin de presionar a otros a efectuar reformas”. La letra chiquita, que se le conoce.

Dos puntos clave del reporte multilateral que convendría tomar en cuenta, pese a las molestias del Presidente: la política fiscal debe suavizar la demanda según sea necesario, proteger a los vulnerables, reforzar el crecimiento potencial con gasto a favor de reformas estructurales y garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas a mediano plazo.

Y el otro: si el crecimiento se debilita con respecto al nivel del escenario base, las políticas macro habrán de tornarse más acomodaticias, dependiendo de las circunstancias del país. En todas las economías, las prioridades consisten en ampliar la inclusión, incrementar la resiliencia y abordar los factores que limiten el crecimiento del PIB.

Estas Lascas Económicas le preguntan ¿qué le parece si nos vemos en este espacio, pero la semana entrante? Jacs95@hotmail.com.

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