*El FMI Entierra el Clavo Ardiente
*AMLO Resta Moralidad al Organismo
Por Gerardo Lavalle
Aunque se niegue, el Producto Interno Bruto no alcanzará para repartir dinero indiscriminadamente. Y si se insiste, como lo hace el presidente López Obrador, en separar el crecimiento del desarrollo, será imposible cumplir sus promesas y sobre todo, aquella de “primero los pobres”.
Sin crecimiento no hay desarrollo y sin desarrollo no hay crecimiento.
Es simple: el dinero, aunque no sea la meta de un gobierno, es necesario para sacar de la pobreza a quienes en ella viven.
Sin dinero no se crean empresas y por consiguiente no hay empleos.
Sin empleos no se reparte la riqueza y no se tiene capacidad de compra.
Sin poder adquisitivo no hay desarrollo.
Por ello, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo de 1.6% a 0.9% el estimado de crecimiento económico para México, aunque mantiene su estimado para 2020 en 1.9.
En su informe de Perspectivas de la Economía Mundial, el organismo multilateral estableció que en México la inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la reciente rebaja de su calificación soberana.
Pero la realidad no es aceptada por el presidente López Obrador quien acusó al FMI de no tener calidad moral. E insistió en que el crecimiento del PIB será de 2 por ciento en este año, no obstante la opinión del Fondo y de las calificadoras.
“No le tengo mucha confianza a esos organismos que impusieron la política neoliberal que causó muchas desgracias en México. Todos esos organismos deberían ofrecer disculpas al pueblo de México y hacer autocrítica”, sostuvo López Obrador en su conferencia mañanera del pasado martes 23, justo cuando el FMI informó de la debilidad en la economía mexicana.
El Jefe del Ejecutivo federal advirtió que los organismos internacionales no van a decidir sobre la agenda de México.
Irritado por los pronósticos, López Obrador invitó a los “los expertos del FMI, a los expertos, a los tecnócratas, a los nostálgicos del neoliberalismo, a que veamos si es lo mismo crecimiento que desarrollo”.
Para el presidente de México, crecimiento es el que se genere riqueza, pero “puede ser que ese crecimiento signifique solo acumulación de riqueza en unos cuantos” Y recordó que en el periodo neoliberal México llegó a ser el cuarto país con más multimillonarios, mientras crecía la desigualdad.
Los planteamientos presidenciales no responden a la realidad.
Porque la inversión privada, nacional y extranjera, se ha detenido. No hay acuerdos formales que vislumbren un despegue económico en los meses siguientes. Los analistas internacionales advierten de la incertidumbre en que vive México desde que triunfó el hoy Jefe del Estado Mexicano.
Al iniciar el octavo mes de su mandato, el tiempo legal y formal, México enfrenta el severo problema de las cargas financieras que representan las deudas de Pemex y el Plan de Negocios de la petrolera no ha convencido a nadie, por lo cual la calificación es endeble.
Si el Presidente pretende cumplir sus compromisos y dar el salto para que la pobreza se reduzca en los siguientes cinco años, tendrá que modificar su programa económico, advierten, por ejemplo, los Ejecutivos de Finanzas agrupados en el IMEF.
Si bien la ortodoxia financiera global precisa la alianza del crecimiento económico con el desarrollo y muestra pruebas sobre el particular, para López Obrador no es una realidad comprobada.
Por ello reta a los expertos del FMI a mostrar sus números, su sustentabilidad en la unidad crecimiento-desarrollo.
Muestra clara de que el crecimiento está ligado al desarrollo, es la reducción de la confianza del consumidor y el bajo gasto que realizó en los últimos dos meses.
Influye, por supuesto, la falta de nuevos empleos remunerados más allá de los dos salarios mínimos y los casi 120 mil despedidos del sector público en lo que va de la presente administración.
Influyen también los subejercicios presupuestales que el presidente llama “ahorros” y que le han dado 100 mil millones a su disposición para programas emergentes y necesarios.
La confirmación del FMI de que la economía no alcanzará el 1 por ciento este año, junto con la opinión de las calificadoras que incluso dudan un crecimiento en esa proporción, pronostican una baja en la recaudación que completa el panorama de que sin crecimiento no hay desarrollo y sin desarrollo no se combate la pobreza.