Por Jesús Michel Narváez
Al afirmar que no descarta la posible desaparición de institutos autónomos constitucionales, el presidente López Obrador pone en riesgo los contrapesos que necesita cualquier democracia que se precie de serlo.
Sin que medie prueba alguna, la descalificación matutina se enderezó en contra del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, del que señaló sus integrantes tenían “sueldos muy altos que no cumplían su objetivo de combatir la pobreza o la corrupción” y que esas tareas las podía asumir el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, en esta ocasión el presidente no tuvo que esperar para conocer una respuesta sustentada, porque la hizo uno de los subgobernadores del Banco de México y que al inicio de la administración había sido postulado para convertirse en el subsecretario de Hacienda. Sí, Gerardo Esquivel, respondió a López Obrador, que el INEGI no puede hacerse cargo «por sí solo de la medición de la pobreza».
Para uno de los cinco subgobernadores del Banco de México, el Coneval es un instituto crucial y que sirvió para la evaluación de programas como Cruzada contra el Hambre.
«El Coneval es mucho más que la simple medición de la pobreza. El Coneval evalúa el diseño, operación e impacto de la política social. Su independencia y objetividad es crucial».
En su cuenta de twitter, Esquivel dio razones por las cuales el Coneval debe seguir operando. Dos párrafos:
En la administración anterior la independencia del Coneval «jugó un papel crucial: 1) En la evaluación de la Cruzada contra el Hambre. En ese caso, el Coneval alertó desde un principio sobre los múltiples problemas de diseño de dicha estrategia.
«Fue la primera instancia que reaccionó ante un cambio en la metodología del INEGI para medir el ingreso. Este cambio hubiera roto con la continuidad y comparabilidad de las cifras de pobreza y habría generado una falsa y equivocada idea de reducción de la pobreza».
Por si quedaba alguna duda del error presidencial, escribió: “Precisamente por esto último es que el INEGI no debe hacerse cargo por si sólo de la medición de la pobreza. El INEGI puede recopilar y procesar la información, pero los criterios metodológicos deben ser validados por otra instancia. En el caso de la pobreza, por el Coneval».
Cuando entrevisté el pasado miércoles al extitular del Consejo, Gonzalo Hernández Licona, y le pregunté si el organismo corría el riesgo de desaparecer, me respondió afirmativamente.
La razón de peso son los pesos. En la austeridad franciscana, perdón, republicana, se tomó la decisión de reducir el presupuesto para el Coneval, por lo cual no se puede realizar el trabajo de campo, que es de donde se obtiene la información real, confiable sobre los avances y retrocesos en el combate a la pobreza.
Sin embargo, quizá lo que más irrita a AMLO no sean los elevados salarios, sino que la información no le favorezca y se exhiba que hay mucho ruido y pocas nueces.
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