Romo, Urzúa y Herrera, Actores de una Serie de Batallas… en el Desierto

Lascas Económicas

*El Problema: Convencer a los Indignados Inversionistas

*Están Ganando Tiempo Para Cuajar los Proyectos

*Y al Pueblo Sabio se le Está Agotando la Paciencia

Por Jaime Contreras Salcedo

Aunque trate de disimularlo, el presunto responsable de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza, se nota muy preocupado por el qué dirán de las calificadoras, en particular, y de todo lo que huela a sector privado en general. Lo ha demostrado en diversos foros públicos y privados él –no sabemos si por instrucciones o motu proprio- ha tenido que dar la cara para atenuar las consecuencias de muchas medidas que ha tomado su jefe o varios de sus sedicentes colaboradores.

Lo mismo, aunque con menor proporción diríamos, ha intentado hacer el propio secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y un poco a su costado, el subsecretario del ramo, Arturo Herrera, aunque en los hechos con mucho mayor eficacia que sus respectivos superiores, tomando en cuenta que él se mueve mucho más arriba que los titulares y ha ganado algo que no han obtenido estos últimos: tiempo, en lo que dicen que van a cuajar los sobados proyectos de la actual administración pública.

En la última reunión de consejeros regionales de conocido consorcio financiero, que se ha quitado letras por cierto, estos personajes intentaron una y otra vez convencer a banqueros, empresarios, analistas, agentes bursátiles y demás, de que el comportamiento económico nacional va viento en popa y si bien se han presentado eventualidades, como el aeropuerto, la refinería, los trenes y otras cosillas, como ahora la minicrisis arancelaria desatada desde el norte por motivos electorales, lo cierto, dijeron los tres, es que los fundamentos de la economía están sólidos y, ni hablar, saldremos con banderas desplegadas hacia el futuro que nos aguarda para, como decía un cierto señor López hace algunos años, administrar la abundancia.

Para ello, como no, se necesita con sentido de urgencia la participación toral de la iniciativa privada. Esos machuchones y rapaces del pasado son más que bienvenidos porque, como lo definiera el propio Romo Garza con singular acento, “el Estado no puede solo”, confundiendo gimnasia con magnesia en eso de las definiciones respectivas. Pero a nadie le importa. Lo malo es que tampoco mucho que digamos a la audiencia que le escuchaba ni a los lectores de sus reiterados mensajes.

Mientras, desde los corredores de Palacio, aún se escuchan los acres comentarios contra las perversas calificadoras, esas que le quitaron el grado de inversión a Petróleos Mexicanos por pelillos a la mar, y de pura pasada se están llevando las letras positivas del propio gobierno y varias empresas y bancos públicos y privados; los capitanes del barco económico tratan de convencer a presentes y ausentes que las soterradas aguas de este mar oceánico nacional van mucho más calmadas de lo que se ve y se siente en la superficie, en donde la agitación es un deporte que se practica desde que el gobierno era oposición, y que hasta ahora le había rendido frutos.

En especial Romo y Herrera han intentado calmar o atenuar los informes del Servicio Meteorológico Nacional en eso de los pronósticos de huracanes en las finanzas públicas, en el clima de inversión y en la anticipada temporada de lluvias pertinaces en otros planos, como el desempleo en el sector público, la anulación y desmantelamiento, en los hechos, de la banca de desarrollo para actividades productivas y la desaparición de entidades que otrora atraían recursos del exterior, bajo el argumento (aún no demostrado) de que eran focos de infección de corruptelas, despilfarro e improductividad. Ya ven cómo es eso del cambio climático en todo el financiero mundo mundial.

Platicamos con algunos de los economistas presentes en estas reuniones y nos han dicho que, ni hablar, no les han creído un céntimo los funcionarios que, en su momento, también se bajaron el sueldo en esto de la Cuarta Transformación, porque no se trata de vencerles o convencerles a través de manidos discursos de que, ahora sí, los cambios desde el centro del Poder en México acarrearán el maná de los dioses y la felicidad del pueblo sabio y bueno. No. Son los hechos, las acciones, las que determinan no sólo dónde estamos parados, sino hacia dónde nos dirigimos realmente en eso de la economía.

Esas voces nos recuerdan que ni aún expertos populistas como el primer López, Echeverría o el mismo Salinas, lograron incautar en su momento a los analistas de la economía de otros tiempos, digamos los padres de los actuales, que en sus sexenios terminaron por mandar al país al quebranto, llevándose entre los pies, como nos consta, a millones y millones de mexicanos, parte central de ese, precisamente, pueblo bueno.

Lo peor es que, en este caso y con esta realidad, la sociedad en su conjunto no está como muy paciente que digamos para esperar resultados que se sobrevendrán, dicen desde las alturas hacendarias y de la Oficina de la Presidencia, a partir del 2020, 21, 22, 23 o 24.

Como reza el clásico: para entonces estaremos muertos todos y nuestros hijos, más hambrientos e indignados que nunca, porque esta generación en el poder no pudo o no supo cómo hacerle, pero las consecuencias las padecerán los indignados sobrevivientes, a sabiendas de que la vieja salida, la válvula de escape, esa de irse del país, o esperar que las remesas aumenten para paliar las falencias locales, ya no van a existir ni siquiera en el papel.

En una suerte de mal epílogo de esta triste historia que ni la Virgen de Guadalupe pudiera atenuar, uno de esos banqueros nos decía sotto voce que los señalamientos de Romo y Urzúa, en concreto, le recordaban aquellos aciagos tiempos en los que un recién nombrado secretario de Hacienda, en diciembre de 1994, trataba de calmar sin lograrlo la indignación de los agentes económicos de los bancos de inversión de aquellos tiempos. Le espetaron en el rostro, entonces, “fucking liar”. Así.

Por lo pronto, estas Lascas Económicas andan trabajando a marchas forzadas para ver si con otras piedras reencuentran el camino para convencerse primero a sí mismas, a los expertos y de pura pasada al pueblo sabio, de que hay alternativas nacionales en esto de la economía. De lo contrario, habrá que tomar decisiones, y como que ya están viejas para querer cambiar de latitudes a estas alturas del partido. Nos vemos en este mismo espacio, pero la semana entrante. Jacs95@hotmail.com.

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