“Leonera”

Del Cine y las Leyes

Jardín de Niños Carcelario

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“Leonera”, película argentina de 2008 coescrita y dirigida por Pablo Trapero; protagonizada por Martina Gusman (Julia Zarate), Laura García (Marta Rojo), Elli Medeiros (Sofía), Rodrigo Santoro (Ramiro Nievas), Tomás Plotinsky (Tomás) y Roberto Maciel (Hugo Casman Abogado defensor).

Julia es una joven universitaria que despierta una mañana con las manos ensangrentadas por un crimen ocurrido en la cocina de su departamento y del que parece no tener memoria; un juez de instrucción le dicta prisión preventiva, y debido a su embarazo es trasladada al pabellón de madres de la cárcel de Olmos.

La historia aborda la maternidad dentro del sistema penitenciario; fue filmada en centros de reclusión reales, tales como el de Olmos, el de Los Hornos, el de San Isidro y la cárcel de mujeres de San Martín.

AUNQUE LA JAULA SEA DE ORO…

Una mañana Julia despierta golpeada y confundida, rodeada de destrozos y sangre, aun así se va a trabajar, cuando regresa de noche, la policía ingresa al departamento y la encuentra junto al cadáver de Nahuel, su novio, así como Ramiro, quién es reanimado por los paramédicos; ella es detenida e ingresada a una cárcel; en la revisión médica se sabe que está embarazada.

La historia se desarrolla básicamente durante la reclusión de la protagonista en una cárcel argentina, pero en un pabellón especial para internas que están embarazadas o que tienen hijos pequeños, con unas medidas de seguridad más laxas que las de las otras celdas, con libre tránsito y un trato más suave al que reciben otras internas; en esa área conviven con sus hijos.

La película no tiene como objetivo denunciar el hacinamiento o las condiciones insalubres de las cárceles argentinas, sino proponer un punto de partida para el debate sobre la estadía de menores en los centros de reclusión.

NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ

Julia está completamente desorientada y se golpea el vientre como buscando abortar, pues rechaza su embarazo al cual lo ve como una desgracia más, pero durante su encarcelamiento, aparece Marta, otra interna mamá de dos pequeños, quien le ayuda a comprender la situación por la que está pasando y a desempeñar su papel de madre dentro del penal.

El filme no narra los antecedentes de Julia, pero el espectador puede concluir que es una joven de clase media cuyas decisiones erradas la han llevado al lugar donde se encuentra; su presencia en el pabellón es ajena y extraña, ella no pertenece a ese lugar, tan es así que Marta le dice: “vos no sos de acá, yo estoy aquí por pobre, por pelotuda.”

Esta afirmación introduce a una categoría de preso que abunda en Argentina: el preso social, el marginado que está encerrado por pobre, como producto de la miseria, la exclusión, el desempleo y el analfabetismo.

EL SISTEMA LIBERAL PARA SUBSISTIR EN EL PENAL

Sofía, madre de Julia, quién desde hacía unos años reside en Europa, se entera de lo ocurrido y contrata los servicios del abogado Hugo Casman para que atienda la carpeta judicial y defienda a Julia durante el juicio que se le instruye por homicidio premeditado.

Julia comparte los mismos problemas o carencias al igual que las otras internas dentro del penal, pero su pertenencia de clase media alta le facilita su estadía y la forma de arreglar los problemas; su mamá le manda ropa para ella y para su nieto Tomás, así como tarjetas de teléfono, que dentro de la cárcel es como dinero circulante, con lo que comprará la protección y los favores de otras reclusas.

Hay una escena en la que a una interna le han quitado a su hijo y se corta las venas en señal de protesta, pero Julia frente a la sustracción de su hijo por parte de su madre, no lacera su cuerpo, ella se maneja con las enseñanzas del sistema liberal, logra que las internas se solidaricen y se amotinen, mientras va a la oficina del director para pactar: “yo te ayudo, me ayudas, y llegamos a un arreglo”; el pacto se sella con un abrazo, lo que no se puede pactar con cualquier otra presa.

DENTRO O FUERA DEL PENAL

Mientras Tomás crece, un día enferma y debe ir a un hospital; la madre de Julia se asume como tutora de éste, negándose luego a devolverlo a su hija; así inicia una lucha por la custodia del menor, ambas tienen dos visiones distintas: Julia quiere que se quede con ella en la prisión mientras que Sofía piensa que para el buen desarrollo de su nieto es preciso que crezca fuera de la cárcel.

Este es el verdadero planteamiento de la película, saber qué es lo mejor para el menor: quedarse con su madre en la prisión o ser libre, pero crecer sin la presencia maternal cotidiana.

En cuanto a la presencia de los hijos de las reclusas, en México la Ley Nacional de Ejecución Penal, en su artículo 10, fracción VI, establece que las mujeres privadas de su libertad podrán conservar la guarda y custodia de sus hijos menores de 3 años, mientras que en Argentina, la ley autoriza que permanezcan con ellas hasta cumplir los 4 años.

Es cierto que hay que preservar el vínculo especial madre-hijo porque es la base de su desarrollo psicológico y social, pero no hay que olvidar la importancia del entorno en el que crece el menor; el mundo carcelario es muy violento, pese a las condiciones privilegiadas de estos pabellones, siempre existe la violencia verbal o incluso física entre las reclusas o con las encargadas; en los primeros meses de vida el menor es muy atento, observa mucho su entorno y darle muestra de tanta violencia es muy negativo.

De cualquier forma, el niño sufre el encarcelamiento de su madre y esta situación alterará su capacidad de crear relaciones sociales estables; la pena de prisión no es útil ni para la madre ni para el hijo porque en vez de permitir la reinserción social, acaba destruyendo a la persona; la abogada Daniela Lozano Sosa, en su tesis profesional sugiere, como una posible alternativa, la reclusión domiciliaría, bajo el esquema de la llamada acción positiva del sistema penitenciario femenil, pero no hay ningún proyecto de ley al respecto.

Pese a que los hijos de internas son libres y no tienen por qué quedarse en ese lugar poco agradable, se pueden quedar con sus madres hasta cierta edad; pero qué es lo mejor para ellos: ¿privilegiar la relación con la madre criándolos en la cárcel o romper este lazo vital para ofrecerles una vida fuera del universo penitenciario?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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