Por Nidia Marín
El toreo de autos es lo nuestro. Los mexicanos practicamos sin capa y mucho menos espada, ese tipo de “deporte”. A veces nos pandeamos en la “suerte” y en ocasiones llegamos al burladero como Dios nos da a entender.
Naturales, derechazos, doblones, pases de pecho, gaoneras, trincheras, molinetes y manoletinas están a la orden del día en las calles de la ciudad.
Se nos da el riesgo, pero en más de 3,000 o más casos nos quedamos en la maroma. Sí, son las defunciones anuales, por atropellamiento.
Y ustedes preguntarán ¿por qué no usamos los puentes peatonales? Ni pensarlo. Ese esfuerzo no se nos da, pero además está demostrado que esos cruces elevados no funcionan y ya se andan cayendo a pedazos por falta de mantenimiento.
La Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural, en 2010 realizó una investigación de tales estructuras en el entonces Distrito Federal y determinó que como resultados de las observaciones, el 60% de los puentes de la ciudad no reciben mantenimiento, ya que se detectó oxidación, ruptura de barandales, láminas levantadas en las escaleras y fracturas en el concreto. Además de otros peligros como la presencia de cables o ramas de árbol en los pasillos, basura, falta de iluminación e inseguridad. Por lo que se entiende que los peatones no quieran utilizar los puentes peatonales. El 30% de los puentes no cumple con las especificaciones que establece el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal y sólo 18% opera en condiciones óptimas.
Sí, ese error del no mantenimiento nos estaba correteando desde hace décadas y ya nos alcanzó. Una prueba fue la fractura de los puentes peatonales en el Anillo Periférico, por lo cual sigue el retiro de estas estructuras. El primer puente que desarmó el gobierno capitalino fue el 29 de diciembre del 2016 en la esquina de Avenida Patriotismo y Michoacán. Y todo indica que ese será su destino.
La georreferenciación de los puentes ha ubicado 632 en la Ciudad de México, de los cuales 202 están en ejes viales; 178 en vías anulares como Anillo Periférico o Circuito Interior; 95 en vías radiales como Río San Joaquín; 53 en el Viaducto; 38 en vialidades principales como Reforma, Cuauhtémoc o Tlalpan, y otros en accesos carreteros.
Casi la tercera parte se encuentra en las alcaldías Iztapalapa y Gustavo A. Madero. Coyoacán, Benito Juárez e Iztacalco que concentran aproximadamente 8% en cada una.
Nunca han sido el ideal para cruzar las calles, cada vez se usan menos, no sólo por la flojera, sino por los asaltos y el riesgo que de repente se vengan abajo. Los peatones ni los miran, pero eso sí de pronto hay cadáveres colgados o mantas de los narcos que amenazan a alguien. También publicidad.
Aseguran los estudiosos Bernardo Baranda. Laura Gómez Flores que más de la mitad de los puentes en nuestra ciudad no son utilizados por el tiempo que se invierte en cruzarlos, la pereza o la inseguridad.
Baranda, director en México del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo ha dicho que las vialidades más peligrosas son: Eje Central, Calzada de Tlalpan, Paseo de la Reforma, Calzada Zaragoza, Constituyentes, Cuauhtémoc y Anillo Periférico, que es donde se presentan la mayor parte de las defunciones registradas en la Zona Metropolitana del Valle de México, y que afectan, principalmente, a los grupos de uno a 44 años de edad.
Entre 80 y 90 por ciento de estos accidentes se pueden prevenir, mediante la implementación de soluciones como la colocación de semáforos inteligentes, reductores de velocidad, señalización, cebras peatonales o la ubicación de más policías.
Además, sólo hay que recordar que en 2007 se desprendió la base de una plataforma de un puente ubicado en el Periférico Sur, frente a la calle de Chilpa y hubo dos lesionados. En 2011 colapsó otro en Periférico Norte, allá por Tlalnepantla con saldo de dos muertos. En 2013 uno más se vino abajo en Periférico Oriente. En 2017 durante los sismos en Periférico Sur, allá por Coapa, cayó sobre un taxi. Y es que como dice la canción “los barandales del puente, se estremecen cuando paso” y, mejor no paso y me corto la coleta de torero.
