La Invención de Enemigos

*Riesgosa, Esta Navaja de Doble Filo

*Consecuencias Negativas ¿Inevitables?

*Los Carnavales Grotescos de Mascaradas

*Una Estrategia Utilizada en Varios Países

Por Ezequiel Gaytán

Los enemigos usualmente son personas, grupos de personas, organizaciones o naciones que se contraponen por motivos ideológicos, religiosos, políticos, ambiciones territoriales y de recursos o por envidias, intolerancia y conflictos de intereses que desembocan en conflictos verbales, reales y en muchas ocasiones confluyen en violencia física. A diferencia de los adversarios cuyos antagonismos no son exacerbados ni llegan a extremos irreconciliables.

Los tipos de guerra son también por diferentes motivos. Las hay de conquista como son los casos de Alejandro Magno y Julio Cesar y sustentar su grandeza en su concepción del mundo y la economía en los tributos, hay guerras de religión, por ejemplo, las cruzadas por imponer a “la verdadera deidad”; encontramos las de liberación cuyos casos podemos ver en Hidalgo y Morelos. También existen ideológicas, la de Corea es un ejemplo. Las hay civiles como la española y encontramos las psicológicas como las que inventaron los Estados Unidos en contra de la Unión Soviética y posteriormente la animadversión hacia los árabes y los mexicanos. Claro que el país vecino nunca dice que México es su enemigo, pero es claro que sus gobiernos, en contubernio con Hollywood, nos hacen ver como invasores que destruyen el sueño americano.

Todo lo anterior, enemigos y guerras, son una fórmula letal que la historia ha demostrado que cuando los gobiernos la utilizan es común que los desborde. Hitler inventó que los enemigos a vencer eran los judíos y que existía una raza aria superior a todas las demás; la humanidad aún vive el fenómeno de grupos neo nazis que aterrorizan en partes de Estados Unidos y Europa. De ahí que inventar enemigos presentes y pasados entre las naciones me parece que es una idea reprobable y peligrosa.

Cuando los gobiernos inventan enemigos fantasmagóricos lo hacen con los objetivos de lograr eso que se llama la unidad nacional, la reconciliación con el pasado y encumbrar al líder político. Lo cual es también una navaja de doble filo, pues dichos objetivos se alcanzan en el corto plazo, pero pueden acarrear consecuencias negativas en el mediano y largo plazos. Por lo que esas estrategias han demostrado que no son paradigmas recomendables.

Inventar enemigos implica retomar una parte de la realidad, es decir, afrentas u ofensas de personas o de naciones tales como guerras del pasado o del presente. Posteriormente se agregan los ingredientes de conflictos de intereses y amenazas hacia el futuro. A continuación, con al discurso político, le añaden imaginación y cierta exageración con ingredientes místicos y míticos al hecho real. Entonces, la imaginación popular, incluidos artistas, creadores, analistas, profesionistas, asociaciones civiles e incluso religiosas, por citar algunos sectores de la sociedad, echan a volar sus percepciones ya sea voluntaria o involuntariamente en carnavales grotescos de mascaradas y de forma maniquea señalamos a los amigos y a los enemigos del pueblo y de la nación. Eso significa que la estrategia gubernamental es exitosa en su primera fase.

Luego llega el tiempo de los procesos electorales y los gobiernos inventores de los enemigos capitalizan con sus discursos políticos la decisión de combatirlos, acabarlos o por lo menos plegarlos. Richard M. Nixon, quien fuera presidente de los Estados Unidos, utilizó la fórmula “enemigos más guerra es igual a grandeza y supremacía norteamericana” y fue incluso capaz de enviar emisarios del Partido Republicano a París en 1968, a fin de boicotear las pláticas entre los gobiernos de Johnson y de Vietnam del Norte y conseguir que la guerra en la península asiática continuara. Su idea era que él sí podría ganar el conflicto bélico. Por cierto, la guerra se prolongó cinco años más con las muertes de miles de jóvenes de ambas naciones y la derrota militar y moral de nuestros vecinos del Norte. Luego entonces, la segunda parte de la fórmula tiende a salirse control y las consecuencias llegan a ser nefastas.

Ejemplos de utilizar esa fórmula con consecuencias negativas abundan, tal es el caso de la Junta Militar Argentina cuando intentó recuperar las islas Malvinas del Reino Unido en 1982. Más aún, el presidente mexicano Felipe Calderón le declaró la Guerra al Crimen Organizado y seguimos pagando y padeciendo las consecuencias de tratar de manipular al binomio “enemigos-guerra”. Mi tesis es que el estudio de los mitos, del pensamiento, de la historia y de las ideas políticas son parte de la Teoría del Conocimiento, del aprendizaje y de las mejores prácticas. Conocer y reconocerse mediante el pensamiento crítico y educativo es fundamental. Enseñar historia a fin de entender nuestro presente y proyectar nuestro futuro es sembrar raíces que habrán de fructificar noblemente, pues esa cognición acumulada no debe ser arma de políticos sino su instrumento de sabiduría y buen gobierno.

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