Por Nidia Marín
Sólo eso nos faltaba. Como si no fuera suficiente el clima de inestabilidad política y económica que se respira en América Latina, ahora pende sobre las cabezas de sus más de 659 millones de habitantes una nueva Guerra Fría, que estaría centrada en Venezuela.
La llegada de dos aviones militares rusos provistos de armamento y tropas nos habla del problema grave en el cual ingresa el mundo, pero sobre todo el continente americano, centrado específicamente en América del Sur y el Caribe.
Y aunque se trató de disfrazar el asunto con el planteamiento oficial ruso de que la llegada de las aeronaves era en cumplimiento de contratos firmados ex profeso, la realidad es que los gobiernos de todos los países del Continente se pusieron en guardia y existe preocupación.
El hecho de que México haya aplicado en el caso venezolano la Doctrina Estrada no lo salvaguarda de la tensión que se producirá en toda la región.
Ciertamente, Estados Unidos está furioso con los rusos no obstante que fue informado de la llegada de los dos bombarderos. Es la tercera o la cuarta vez que llegan aviones rusos. El año pasado estuvieron en diciembre y en 2019 en febrero y ahora en marzo.
Otra vez volvemos a las tensiones que ocurrieron en todo el mundo entre 1962 y 1989 con la llamada Guerra Fría, de la cual no escapó América Latina, precisamente a raíz de la Revolución Cubana y hasta la caída del Muro de Berlín.
Entre los eventos más sobresalientes y de terror de aquellos años estuvo la crisis de los misiles, ocurrida en octubre de 1962, misma que afectó seriamente las relaciones de América Latina con Estados Unidos y en general con todo el mundo.
En esos tiempos, la Unión Soviética fue advertida de un ataque directo para que desistiera de introducir misiles en Cuba. Y los soviéticos hubieron de retirar sus armas, aunque Estados Unidos no volvió a tener hegemonía en la isla.
Pareciera que hoy, con el caso Maduro, Rusia pretende volver a establecer en América Latina lo que se llamaba en aquel tiempo la “reserva socialista del Tercer Mundo”, que sí le rindió frutos y dividendos con la llegada posterior al poder (aunque ya desaparecida la Unión Soviética) de gobiernos pro socialistas o de izquierda en la mayoría de los países latinoamericanos.
Así ocurrió en prácticamente los 19 países con excepción de México, Colombia y Honduras.
Dice Cristóbal Rovira:
“El giro a la izquierda que ha tenido lugar en América Latina desde finales de la década de 1990 no debe inducir a la falsa impresión de que la derecha se ha vuelto irrelevante. Para comprender mejor el rol y el actual estado de sus fuerzas en la región, es necesario avanzar en una aclaración conceptual en torno de lo que significa ser de derecha o de izquierda, explicar el difícil momento por el cual están atravesando las ideas y los actores de derecha en Latinoamérica y, por último, analizar las actuales estrategias de acción política de la derecha en la región”.
Hoy, en Latinoamérica, prácticamente la mitad de los países tienen gobiernos de izquierda o de centroizquierda y la otra mitad de derecha o de centroderecha.
De ahí la importancia del caso venezolano y el interés de Rusia y de Estados Unidos en el inepto Nicolás Maduro.
Es posible que México no cambie su posición y sostenga la aplicación de la Doctrina Estrada, misma que le funcionó en los tiempos de aquella Guerra Fría y que, posiblemente, vuelva a servir en esta nueva andanada que se observa.