Por Jesús Michel Narváez
Está viciada de origen la propuesta de revocación de mandato que impulsa el partido oficial, Morena.
Porque solamente tiene un objetivo: que el Presidente López Obrador haga campaña en el 2021 para ganar la Cámara de Diputados -¡otra vez!- y lleve agua a su molino personal bajo el argumento de que el pueblo bueno quiere siga adelante.
El Artículo 83 de la Constitución dice textualmente: El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto.
Este Artículo fue reformado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014 y entró en vigor el 1o. de diciembre de 2018, por lo que el período presidencial comprendido entre los años 2018 y 2024 iniciará el 1o. de diciembre de 2018 y concluirá el 30 de septiembre de 2024, de conformidad con el Artículo Décimo Quinto Transitorio del Decreto.
Solamente en 1927 se permitió la reelección de Álvaro Obregón y aunque ganó las elecciones ¡cómo no! nunca volvió a sentarse en la Silla del Águila. Lo asesinaron el 17 de julio de 1928.
En septiembre de ese mismo año y en su último informe de gobierno, Plutarco Elías Calles canceló el caudillismo –en el papel, porque en la realidad él seguiría siendo un caudillo- para dar paso a la era de las instituciones.
Sin embargo, si el Congreso de la Unión aprueba la consulta para que el pueblo bueno decida si Andrés Manuel López Obrador se mantiene en el cargo o se va bajo la figura de revocación de mandato, se volverá al caudillismo legalizado.
No entiendo la ambición de prevalecer en el poder per sé. Comprendo que alguien que quiere cambiar al país sabe y bien que seis años no le son suficientes y quizá el sucesor decida terminar con la cuarta transformación. Y por ello busca el respaldo a la mitad de su mandato.
Quizá las condiciones en 2021 no sean las mismas que las de 2018 y el muro de la democracia que se quiere tirar a piquetazos resista y los ciudadanos tomen una decisión razonada.
¡La esperanza es lo último que muere!
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