*Reyes Heroles: Buscar y Explicar el Sentido de los Hechos
*Partidos de Oposición, Desprestigiados y en sus Laberintos
*Se Percibe un Nuevo Gobierno de Masas y Base Clientelar
*Las Tesis del Falangismo Español y el Fascismo Alemán
Por Alejandro Zapata Perogordo
Un punto a destacar durante los primeros cien días de la administración de López Obrador, y me atrevo a decir desde la campaña, ha sido su exitosa estrategia de comunicación y a la vez de conexión con la sociedad, pues independientemente de quienes lo apoyan o critican, sea por sus formas o decisiones, el hecho objetivo consiste en la provocación suscitada para discutir los grandes problemas del país, que incide en el fortalecimiento de la cultura democrática.
Tal cuestión inmersa en la indefinida cuarta transformación, nos invita a escudriñar en el pensamiento de quienes nos antecedieron, sobre el particular es importante recordar algunas palabras de Reyes Heroles, en una conferencia en 1968, sostenía “…escribir historia y no historias significa buscar el sentido de los hechos, explicarlos hasta donde es posible y situarse en posición equidistante entre aquellos que todo lo ven como fruto de la necesidad y aquellos que todo lo atribuyen a la voluntad del hombre, admitiendo para éste que, de grado o por fuerza, está en aptitud de escoger en las máximas alternativas”.
Al respecto, don Horacio Labastida Muñoz, prologuista de alguno de sus libros, define el concepto de recurrir a la historia que es francamente irrepetible, como un producto de la necesidad entre el hombre y sus circunstancias cuando se presentan condiciones de tragedia.
Esa descripción pareciera adaptarse al caso mexicano con una sociedad agobiada por los excesos públicos, soportando lacerantes fenómenos de corrupción, impunidad y violencia, poniéndonos es situación de crisis. Ante esa realidad, de la impotencia pasamos al reclamo, a la exigencia y concluimos en la necesidad de un cambio: era y continúa siendo una premisa indiscutible, el ¿qué hacer?, encontró camino en las pasadas elecciones, cuando menos para atemperar los ánimos y renovar esperanzas.
Ahora bien, en estos cien días han pasado muchas cosas, tantas como para tener una idea del rumbo por el que vamos a transitar. En principio, el principal protagonista, el Presidente López Obrador, con fuerte apoyo social, sigue y continuará de esa manera, es quien ha operado hábilmente el poder frente al orden jurídico.
Tiene a su favor un factor que le permite concentrar todas las decisiones al carecer de contrapesos, los partidos políticos sobre todo los de oposición que en los regímenes democráticos desarrollan esa función en aras de satisfacer los necesarios equilibrios, se encuentran en minoría en las Cámaras, desprestigiados e inmersos en sus internos laberintos, lo que deja camino libre al gobierno en turno.
Por otra parte, se percibe un nuevo gobierno de masas, los programas sociales sin intermediarios; la cooptación del magisterio y; el nuevo sindicalismo con Napoleón Gómez Urrutia a la cabeza, son indicadores de decisiones políticas encaminadas a contar con una base clientelar con miras en las próximas elecciones.
Da la impresión de que han recurrido también a la historia, repitiendo y llevando a la práctica las tesis del falangismo español y el fascismo alemán, lo que implica el retorno a un pasado muy pasado.