*¿Por qué nos Sumamos a Quienes Desde el Gobierno Califican de Corruptos a Colegas?
Por Miguel A. Rocha Valencia
Escribe el periodista Gregorio Ortega Molina que sería interesante saber si la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia, Olga Sánchez Cordero, puso un paréntesis a su pensión de 258 mil pesos en tanto desempeña el cargo de secretaria de Gobernación donde el salario no debe pasar de 108 mil.
O bien, si como prometió el tres de junio de 2018, está donando el monto de su pensión a alguna institución de beneficencia y sobrevive con el salario irrenunciable a que tiene derecho como servidora pública en activo.
Eso es lo de menos, como también el hecho de que habite una casa de interés social en Las Lomas de Chapultepec, con menaje propio de ese tipo de viviendas y que sus vecinos, sean del pueblo sabio y no fifís.
Total, qué bueno que la vida la retribuye su esfuerzo profesional al lado de su esposo y que tengan propiedades de alto valor. Se lo ha ganado, como muchos mexicanos exitosos, incluyendo periodistas que incluso tienen el privilegio de enviar a sus hijos a escuelas donde van los nietos de la propia exmagistrada.
Pero ella y él, el periodista, se lo ganaron y qué bueno, como sucede con muchos mexicanos que se esfuerzan y logran ascender en la escala social y económica y que no por eso merecen que se les critique o se les califique de corruptos.
Porque en México hay de todo, y así como en las diversas actividades están quienes destacan ya sea por la empresa o dependencia en la cual laboran o porque realizan esfuerzos personales que les permiten alcanzar mejores niveles de vida. En el medio periodístico, por ejemplo, hay quienes crecimos en barrios pobres y seguimos ahí o alcanzamos niveles clase medieros o acomodados. ¡Qué bueno!
Los hay que hacen negocios y les va bien; algunos se han vuelto editores, directores, dueños de medios, portales en internet y les va muy bien, ya sea por sus relaciones o porque el medio les ayudó a crecer en lo profesional y económico, permitiéndoles alcanzar el sueño de ser empresarios que los vuelve independientes. Así pasa con todas las profesiones o actividades económicas.
Lo malo es que existan resentidos que ven el éxito de unos y se atrevan a criticarlos, a clasificarlos como “vendidos” o corruptos porque reciben publicidad de instituciones oficiales. Y yo pregunto. ¿De qué viven los medios en México?
La mayoría, de la publicidad gubernamental. Algunos periodistas logran independizarse de las empresas editoriales, televisivas o radiofónicas y crecen más. ¿Eso es un pecado? Para mí no. Que de ahí salga para emprender otros negocios como hace cualquier otro profesional de cualquier área, qué bueno.
Por eso llama la atención que cuando algún colega es señalado por alguien del gobierno por el hecho de que le va bien, otros periodistas se sumen a la crítica y acepten que es corrupto. O qué, ¿el éxito económico está prohibido para el gremio?
Y conste, no vivo en las Lomas, vivo en Ecatepec.