Por Jesús Michel Narváez
Parece la línea en el nuevo gobierno de la República: contradecir sus principios de transparencia y licitar todas las obras que construya además de las compras consolidadas que se realizarán en el sector salud.
Cuando se anunció la construcción de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco, se informó que se convocaría a una licitación pública internacional; poco después se cambió el criterio, para evitar los amaños, y se invitó a cuatro empresas extranjeras con conocimiento, capacidad y experiencia –así lo festinó el Ciudadano Presidente en más de una de sus mañaneras- y sorpresivamente se canceló la licitación. No debería sorprender que en el sector ocurran las compras directas. Ahí está el ejemplo de las pipas.
El argumento esgrimido por el mismísimo Presidente de la República es que los participantes se salieron del rango presupuestal además del tiempo en realizar la obra.
Antes de tomar posesión, el Ciudadano Presidente dio a conocer que la nueva refinería se edificaría en tres años y que el costo sería de 6 mil millones de dólares. Los invitados para llevar al cabo la construcción estimaron, el que menos cobraba, que el costo sería de 17 mil millones de pesos y el tiempo de entrega y funcionando sería de 6 años.
Nada que ver con las estimaciones gubernamentales salidas de la Secretaría de Energía, cuya titular es la ingeniera Rocío Nahle.
Ante la realidad de los expertos y conocedores de la materia, la licitación-invitación fue cancelada y ahora será Pemex apoyado por el Instituto Mexicano del Petróleo quienes lleven a puerto, no se sabe si bueno o malo, una de las obras insignias del gobierno.
El Ciudadano Presidente dijo que no se realizarán obras que no se terminen en su gobierno (no sea que el sucesor haga lo mismo que hizo él con el NAIM).
¿Qué experiencia tiene Pemex, el actual, y el IMP en el diseño, proyecto ejecutivo y construcción de refinerías?
Si la empresa Productiva del Estado no ha podido dar siquiera mantenimiento a las 6 refinerías con que cuenta ¿de dónde sacará los recursos técnicos para ser ejemplo de eficiencia en la construcción de una refinería?
Habrá que sumar el costo y preguntar si Pemex no se endeudará más y el riesgo de bajar su calificación aumente.
Porque aunque se diga que hay recursos estimados y aprobados en el Presupuesto de la Federación de 2019, Pemex tiene que recurrir a sus trabajadores o a contratar ingenieros en el sector privado.
Por si fueran pocos los problemas que enfrenta la petrolera, iniciar una refinería le hará distraer personal y abandonar la prioridad: recuperar la producción de crudo.
Algo que llama la atención es el anuncio de que la obra iniciará el 2 de junio –fecha en la que se realizarán elecciones estatales, municipales y de diputados locales en seis entidades- lo que representa suponer que ya existe el proyecto ejecutivo. Si esto es verdad, la pregunta obligada es: ¿quién o quiénes lo hicieron?
Sería de suponerse que los invitados a la fiesta que se canceló, lo realizaron. Y entonces, en aras de la transparencia, tendríamos que saber cuánto costó. ¿O lo harán los ingenieros mexicanos en tiempo récord?
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