Por Jesús Michel Narváez
Buscar una reforma electoral en la que se cambie la totalidad de los consejeros del Instituto Nacional Electoral y los magistrados del Tribunal Electoral del Pode Judicial de la Federación, como puntos torales, parecería más un intento de controlar los organismos que dar certidumbre en la materia a los ciudadanos.
Ricardo Monreal, cuya experiencia, conocimientos y talento político no pongo en tela de juicio, admitió que se “filtró” parte de la iniciativa y que pronto dará a conocer el texto final que presentará al Congreso de la Unión para su discusión. Será en la LXV Legislatura que inicia formalmente el último día de este mes.
En la iniciativa se propone la salida anticipada de las actuales autoridades electorales como parte del rediseño de ambas instituciones y donde también se considera reducir el número de integrantes de 11 a 7 el INE y de 7 a 5 el Tribunal Electoral.
Con visión que contradice la austeridad republicana, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, confirma que los funcionarios removidos continúen percibiendo sus ingresos, hasta que concluyan sus periodos en el cargo, aunque no lo ejerzan.
Una situación que podría generar el ruido necesario y que conllevaría a tener que borrar la sugerencia de que el órgano electoral (INE) perdería la facultad exclusiva de fiscalizar a todos los partidos políticos nacionales y estatales, pues todos ellos ahora se “autofiscalizarían”.
Nada más falso. Revisar sus cuentas, investigar la procedencia de los recursos y evaluar los resultados, comprobaría que quienes dirigen los partidos políticos tienen más colmillo que los viejos elefantes africanos.
Aunque el documento conocido esté incompleto, se advierte que no hay una modificación a las prerrogativas, que Morena ha insistido, de dientes para fuera por supuesto, en reducirlas al 50 por ciento. No es novedad saber que el “mejor negocio” es tener un partido político.
Y se encuentra un tema que ningún partido, se podría apostar sobre el particular, avalará que se reduzcan los diputados plurinominales y los senadores de lista nacional.
Los candidatos que alcanzan la curul o el escaño sin hacer campaña porque cuentan con el respaldo de sus dirigentes, finalmente apoyan la conformación de las bancadas que les permite tener más representatividad. Por ello la duda. ¿Quién con dos dedos de frente aceptaría perder espacios legislativos?
Las oposiciones no.
Para que la iniciativa transite se requiere de mayoría calificada en ambas cámaras, números que no tiene Morena y sus aliados. Menos aún en los Diputados, luego del fallo del TEPJF que le retiró 3 abanderados que ya tenían el reconocimiento de la autoridad local. Con la cancelación de sus aspiraciones, también se afectará el número de plurinominales.
¿Cómo convencer a las oposiciones, ahora unidas para frenar los avances de Morena?
No será una tarea fácil. Bajo las circunstancias políticas actuales, se podría decir que es imposible por la vía del diálogo y el consenso.
Hay otros caminos. Uno de ellos la UIF de Hacienda que, para encontrar debajo de las piedras en los paraísos fiscales presuntos recursos desviados de la administración pública , se pinta sola.
No creo que el senador Monreal atente contra la democracia. Aunque sí advierto un interés por intentar, por lo menos, satisfacer los apetitos de odio y desprecio por lo que no se alinean, del presidente López.
Habrá que esperar conocer la iniciativa que presente el zacatecano para saber si va por el camino correcto o tendrá que saltar muros o dar la vuelta.
Parecería que un rediseño de los órganos electorales, es innecesaria.
¡Ah, las filtraciones!… son para evaluar los ánimos, ni duda cabe.
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