Por Iván Ruíz Flores
En medio de todas las calamidades por las que cruza México en estos tiempos, era imposible que se salvara de otra cruel y lesiva: la trata de personas. Si alguien consideró que la pandemia reduciría la problemática en la materia, se equivocó, porque todo indica que el encierro la ha recrudecido no sólo en nuestro país, sino en el mundo.
Dice la ONU que en este año, para seguir en la lucha contra la trata, precisamente el día 30 de este mes el organismo internacional estará centrado en recalcar los esfuerzos del personal que lucha en primera línea contra ese flagelo.
Aseguran que se trata de personas que trabajan en diferentes aspectos: identificar, apoyar, asesorar y buscar justicia para las víctimas de la trata, y desafiar la impunidad de los traficantes.
Durante la crisis del Covid-19, precisa, el papel esencial de estas figuras de socorro se ha vuelto aún más importante, particularmente porque las restricciones impuestas por la pandemia han hecho que su trabajo sea aún más difícil, pero su contribución a menudo se pasa por alto y no se reconoce.
En México la problemática en la materia es grave. Aseguran las autoridades en la materia que las personas que cometen el delito de trata siguen un proceso con sus víctimas, el cual se compone de tres fases: captación o enganche, traslado y explotación.
En el primer caso las personas reclutadoras pueden trabajar individualmente o en redes, la mayoría de las veces comenten este hecho mediante la fuerza (secuestro, rapto, amenaza), el engaño o el aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad de las personas.
Hacen notar que el traslado inicia cuando la víctima es forzada o accede a partir con el tratante desde su lugar de origen, a través de cualquier medio de transporte disponible y en condiciones deplorables.
Y la explotación es la obtención de beneficios financieros, comerciales o de otro tipo a través de esclavitud, servidumbre, prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, explotación laboral, mendicidad forzosa, utilización de personas menores de dieciocho años en actividades delictivas, adopción ilegal de persona menor de dieciocho años, matrimonio forzoso, tráfico de órganos o experimentación biomédica.
En nuestro país el informe presentado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), indica que el número de presuntas víctimas por trata en abril de este año alcanzó a 62 personas, con un acumulado de 170, tomando en cuenta el periodo enero-abril.
En 2020 los casos fueron 454 y los meses de mayor actividad fueron: marzo, junio, julio y septiembre, mientras que en los primeros cuatro meses de 2021 hubo un total de 170 casos. En el Estado de México, 42, en Nuevo León, 34; en la Ciudad de México, 21; en Puebla, 14; en Oaxaca, 8 y en Baja California 7.
Otros estudios indican los incrementos registrados. Aseguran que Yucatán fue el estado que reportó un incremento de 700 por ciento en la materia, básicamente entre personas de 18 a 31 años del sexo femenino.
Y sigue siendo el estado de Tlaxcala la entidad donde más problemática de enganche existe, para trasladarlas fundamentalmente a la capital de la República, Puebla, Baja California y también fuera del país, específicamente a Nueva York, Nueva Jersey, Atlanta y Houston.
Asegura la UNDC que la trata de personas afecta prácticamente a todos los países, ya sea como punto de origen, tránsito o destino y se ha informado que en 137 estados se ha explotado a víctimas de por lo menos 127 países.
Resaltan que la trata de personas es un delito de carácter regional como interno, ya que las víctimas son objeto de trata dentro de su propio país hacia naciones vecinas e incluso de un continente a otro.
Precisa que en más de 20 países del mundo, entre los cuales hay de Europa, América y el Oriente Medio, Asia central y África se han encontrado víctimas provenientes de Asia oriental.
También menciona que los grupos más vulnerables son mujeres, niñas y niños, y en mucho menor grado hombres.