Haití vive “la peor crisis humana de los últimos años” y la infancia la sufre con rudeza: crece la malnutrición en los niños, muchos de los cuales dependen de una ayuda cuya llegada está en vilo por la violencia que desatan pandillas armadas en las zonas más vulnerables, alertó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Nos preocupa bastante la situación humana en Haití, que no es nueva”, pero que “se sigue deteriorando” rápidamente e impacta con fuerza a los niños y las mujeres, dijo Laurent Duvillier, jefe regional de Comunicaciones de Unicef.
La situación en Haití, el país más pobre de América, era compleja ya antes de la pandemia, que ha venido a agudizar “aún más las necesidades humanitarias de las personas, que perdieron sus trabajos, y de niños que perdieron acceso a servicios escolares, a los alimentos”, explicó el portavoz.
Puerto Príncipe y otras zonas de Haití llevan meses azotadas por la violencia de pandillas armadas que pugnan por el control territorial.
“15 mil personas se encuentran hoy en día desplazadas forzadas debido a la violencia de las pandillas en las calles de Puerto Príncipe. Y esta cifra sigue aumentando cada día”, indicó Duvillier.
La violencia no había cesado pese al estado de sitio declarado el pasado miércoles, horas después del asesinato del presidente haitiano, Jovanel Moise, a manos de un comando armado.
El jueves “seguían enfrentamientos en algunas calles del barrio de Martissant” en la capital haitiana, una de las zonas en la que Unicef entrega ayuda humanitaria, relató Duvillier.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia se dijo “alarmado por la terrible situación humana de los niños y sus familias en Haití”, donde el 46 por ciento de la población está en situación de inseguridad alimentaria según las cifras oficiales.
Solo durante los primeros tres meses de este año, el número de ingresos de niños y niñas con desnutrición aguda grave en los centros de salud ha aumentado un 26 por ciento en comparación con el 2020, indicó el organismo de la ONU.
“Vemos que están aumentando los casos de malnutrición severa y aguda y de niños que necesitan alimentos terapéuticos para sobrevivir, y esto se debe a varios factores, primero al agua, y segundo la lactancia materna”, señaló el portavoz oficial.
Uno de cada tres niños y niñas en Haití necesita ayuda humanitaria debido a la violencia y la pandemia, pero la inseguridad causada por las pandillas dificulta la distribución de artículos esenciales como vacunas, jeringuillas, medicinas y alimentos terapéuticos.
El de Haití “es un contexto extremadamente volátil, que cambia rápidamente. Un día una calle puede ser segura y la podemos utilizar para llegar, por ejemplo a un albergue y entregar ayuda humanitaria, pero al otro día la misma calle ya no es segura y hay enfrentamiento armado, con balas”, dijo Duvillier.
Los equipos de Unicef están constantemente monitoreando la situación y evaluando cuáles son las rutas alternativas que se pueden utilizar para llegar a las comunidades más afectadas, pero alcanzarlas es todo un desafío, agregó.
“Por eso pedimos que se pare la violencia armada y pedimos que se garanticen corredores seguros para las organizaciones humanitarias, para que podamos brindar asistencia a los que realmente lo necesitan”, explicó el portavoz de Unicef.