Las Bodas de Oro de la Lucha Contra el Narcotráfico y la Nueva Batalla de Mantas

Tema Principal

*Las Masacres son el Signo Distintivo

*Han Sido Constantes en el Siglo XXI

*El Muestrario del Horror Abarca Cientos

*Interminable Ciclo Infernal de Violencia

*Sembrar el Terror: Método de Conquista

*Resultado: la Ilegalidad Como Método

Por Nidia Marín

Violenta, proclive al ajuste de cuentas masivo e indiscriminado, a las masacres, aunque paguen justos por pecadores, es la nueva generación de los delincuentes en México, encabezados por los narcotraficantes y los huachicoleros, donde sobresalen los narco-millennials, hoy enfrentados con la “Vieja Escuela”, es decir con los representantes de la llamada Generación Silenciosa y los “Baby Boomers”.

Cuando en México estamos cumpliendo las bodas de oro (50 años) del combate al narcotráfico, los grupos delincuenciales reanudan “la guerra de mantas” o “narcomensajes”, mientras el Presidente Andrés Manuel López Obrador, ante las sospechas existentes, aseguró hace unos días:

“Nosotros no vamos a negociar con ninguna banda, con ninguna organización dedicada a cometer ilícitos. Se va a actuar con rectitud, con integridad. No va a haber componendas, está bien pintada la raya, la frontera entre delincuencia y la autoridad. No va a haber mezcolanza, no va a haber contubernio y vamos a avanzar de esa manera. Esto también significa que no se va a perseguir a una banda para proteger a otra, como se llegó a hacer”.

Ya se verá, pero mientras, varias de las tragedias masivas han ocurrido (debido a la otra guerra) en las refinerías. De las seis que hay en México, Salamanca, Tula, Minatitlán, Cadereyta, Ciudad Madero y Salina Cruz en cinco in situ o muy cerca se han desarrollado las masacres.

Es la actuación de los Millennials del narcotráfico, hijos de los que en su momento fueron los más buscados por las autoridades en Estados Unidos y México. Los nuevos tuvieron de dónde abrevar: de las masacres (definidas cuando matan a más de 5 personas en un mismo evento) realizadas por “sus mayores” tanto en el siglo XX, pero fundamentalmente en el XXI.

En el sexenio de Vicente Fox hubo asesinatos selectivos, no más; con Calderón según el CIDE fueron 68 masacres, con Enrique Peña Nieto más o menos la misma cifra, entre las cuales estaban, Iguala, Tanhuato, Apatzingán, Tlatlaya y Nochixtlán y en los cinco meses del actual gobierno aseguran que suman 36.

He aquí parte del muestrario para recordar las de la nueva centuria:

2010- Enero, Ciudad Juárez, Chihuahua: 15 jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez fueron masacrados.

2010- Junio, Madero, Tamaulipas (tiene refinería) son ejecutados, con tiro de gracia, 20 integrantes del crimen organizado.

2010- Agosto, San Fernando, Tamaulipas: 32 personas ejecutadas por Los Zeta, la mayoría migrantes.

2011- Marzo, en Allende, Coahuila: 26 asesinados y la quema de 32 casas y dos ranchos.

2011- Abril, San Fernando, Tamaulipas: 193 personas encontradas en fosas clandestinas.

2011- Agosto, Monterrey, Nuevo León: 52 personas quemadas y asfixiadas en el Casino Royale.

2012- Mayo, Cadereyta, Nuevo León: ejecutan y desmiembran a 49 personas que aparecen en un camino vecinal (hay refinería).

2013- Enero, Hidalgo, Nuevo León: Asesinato de 17 integrantes del grupo musical Kombo Kolombia.

2013- Noviembre, La Barca, Jalisco: Aparecen 60 cadáveres de Caballeros Templarios y del Cártel Jalisco Nueva Generación.

2014- Septiembre, Chilpancingo, Guerrero: 9 muertos y 43 desaparecidos (presuntamente también asesinados) integrantes de la Normal Isidro Burgos “Ayotzinapa”.

2015- Junio, García, Nuevo León: 10 empleados de un establecimiento de venta de cerveza fueron asesinados por un comando.

2016- Julio, Ciudad Victoria, Tamaulipas: Acribillan a 11 integrantes de una familia.

2016- Enero, Coyuca de Catalán, Guerrero: matan a 10 integrantes de una familia.

2017- Septiembre, Chihuahua, Chihuahua: Comando acribilla a 19 personas en el Centro de Rehabilitación “Fe y Vida”.

2018- Marzo, El Manzanillal, Aquila, Michoacán: encuentran a 15 hombres asesinados.

2019- Marzo, Salamanca, Guanajuato: Son acribillados en el bar “La Playa Men’s Club” 15 parroquianos (tiene refinería).

2019- Enero, Tlalhuelilpan, Hidalgo (con la refinería de Tula a 14.5 kilómetros) mueren quemados 135 personas luego de que fueron exhortadas a robar un ducto de gasolina.

2019- Abril, Minatitlán, Veracruz (tiene refinería): un Comando asesina a 14 personas en la palapa “La Potra”, en una fiesta de cumpleaños. Aseguran que el autor intelectual fue “El Lagarto”, Tomás Alvarado Chávez o Tomás, su lugarteniente, Adrián Fernández, alias “El Pelón” (evidentemente millennials). En este sitio, actualmente, se estrena la Guardia Nacional, corporación de elite del sexenio en marcha.

LA GUERRA DE LAS MANTAS

Tras esta reciente masacre continuó la “guerra de las mantas” de los integrantes de la llamada “Vieja Escuela”, contra el Cártel Jalisco Nueva Generación.

El código de aquellos, los de la vieja guardia (que se supone forman parte de la llamada Generación Silenciosa, nacida en la posguerra y rebasan los 70 años de edad) es el respeto para tres áreas: el territorio, los pobladores y las familias del narco… y los millennials se carcajean.

También están integrados al grupo de “los viejos”, se supone, los Baby Boomers, es decir los nacidos entre 1945 y 1964. Consideran que los millennials están desbocados.

Pero en las filas del narco hay de todas las generaciones, como la X, nacidos entre 1965 y 1981 (verbigracia El Mencho y El Marro) y hasta unos cuantos Generación Z o Centennials (nacidos a partir de 1995). Son los menos, desde luego, entre estos algunos adolescentes como el inolvidable sicario “El Ponchis”.

En cuanto a la “guerra de mantas” o “narcomensajes”, no es nueva. Inició, en abril de 2007 (señala una investigación del CIDE), en Acapulco, Guerrero. Fue un mensaje firmado por los Zetas. Lo dejaron junto a los cuerpos ejecutados y decapitados.

En 2010 encontraron 890 mensajes. En 2011, el número se incrementó a 919 y no ha cesado.

Actualmente la penetración de los cárteles abarca 26 estados de los 32 de la República. Son 5 cárteles y 80 células delictivas, aseguran investigadores.

El primer lugar en penetración: el Cártel Jalisco Nueva Generación que encabeza, Nemesio Oceguera, “El Mencho”, de 53 años.

Segundo, el Cártel del Pacífico liderado por Ismael “El Mayo” Zambada García, de 71 años.

Tercero, de los Arellano Félix.

Cuarto, Cártel del Noroeste.

Quinto, la Familia Michoacana.

EXTREMA, LA OLA DE VIOLENCIA

La Marina Armada de México, a través de su Instituto de Investigaciones Estratégicas, en un trabajo realizado por el Contralmirante Martín Enrique Barney Montalvo y dado a conocer el año pasado en el Foro Seguridad y Participación Ciudadana, señaló que los cárteles a nivel nacional son: CJNG, Los Zeta y de Sinaloa.

Los regionales: del Golfo, la Familia Michoacana, Caballeros Templarios y Pacífico Sur.

A su vez, los cárteles Colectores son: de Juárez y de Tijuana, mientras que de organizaciones locales y células criminales se han identificado en total 202 “células mañosas”.

Los estados con mayor número de mafias son: Tamaulipas 42; Guerrero 25 y Ciudad de México 24.

En cuanto a los efectos en la sociedad, especifica:

“Se vive una ola de violencia extrema. La pugna carteles-autoridades ha dejado miles de muertes. Los carteles evolucionan, se fragmentan y multiplican. Usan violencia extrema. Buscan incrementar sus ganancias e influencia y utilizan el terror como método criminal.

“La afectación al Estado mexicano por parte de las Organizaciones Criminales Transnacionales (OCT) estriba en que los carteles: Impiden el bienestar y la convivencia armónica; corrompen a quienes deben aplicar la ley; afectan a la salud física y mental de los individuos; son un problema de seguridad pública; por sus capacidades representan una amenaza a la Seguridad Nacional y dañan a la legitimidad del Estado”.

Además, precisa: “El objetivo de sembrar el terror como método, tiene como finalidad: socavar la legitimidad del Estado; debilitar a la autoridad porque la OCT obtiene lo territorial y sectores económicos; doblegar rivales y escarmentar traidores; ganar impunidad y acrecentar actividades ilícitas”.

Y entre las consecuencias está la cultura de la ilegalidad en los ciudadanos. “Aceptan interactuar dentro de la ilegalidad; piensan que así todo funciona mejor y más fácil.”

Por dicha cultura, en el tejido social “la libertad y derecho a vivir en armonía son limitados; y es configurado y demarcado dentro de lo ilegal, criminal y violento”.

Sería conveniente estudiar lo señalado por Guillermo Trejo, profesor de ciencia política en la Universidad de Notre Dame y fellow del Kellogg Institute for International Studies en su trabajo “¿Tendrá fin el Ciclo Infernal de Violencia Criminal en México?:

“Los reportes que año tras año dan fe de un interminable ciclo infernal de violencia criminal en México, en el cual la violencia aumenta y se multiplica y en el que el crimen organizado ha pasado de cooptar a agentes estatales a apoderarse de pedazos del Estado mismo, sugieren que el tiempo de las soluciones meramente endógenas ha llegado a su fin. Es muy probable que en México llegó el momento de voltear la mirada a esquemas más audaces de justicia extraordinaria, en los que la cooperación internacional es de vital importancia para hacernos de instrumentos institucionales para ponerle fin a este largo ciclo de violencia criminal que está acabando con generaciones enteras”.

FALTA DE RESULTADOS TAMBIÉN SE MULTIPLICA

Y es que como escribió el especialista Eduardo Guerrero (El Financiero 25-03-19): “Más que seguir pensando en delitos, tenemos que pensar en términos de territorios: aquéllos donde se cumplen condiciones mínimas de orden público y aquéllos donde no. Después habría que reconstruir el principio de autoridad ahí donde ya no existe. Lo anterior implica que se deje de tolerar que circulen ‘comandos armados’ por carretera (estos comandos son los que permiten a los criminales instalarse en un poblado e intimidar a toda la policía local o perpetrar masacres en lugares públicos)”.

La prohibición de cultivo de la marihuana inició en 1937 en la presidencia de Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos, mientras en México mandaba Lázaro Cárdenas del Río, pero sería hasta 1968 durante el mandato de Díaz Ordaz cuando…

Ya como presidente, Nixon declaró el inicio de la “guerra contra las drogas” (War on Drugs) y ordenó en 1969 la Operación Intercepción, la cual consistió en “cerrar” los puentes fronterizos con México y revisar todos los automóviles que pretendieran cruzarlos en busca de cargamentos de cannabis.

Como precisó Guillermo Trejo sobre la actual situación:

“Habiendo penetrado los gobiernos locales, los cárteles y otras organizaciones criminales han ejercido el control de colonias, pueblos y ciudades enteras mediante la sujeción de la ciudadanía. Teniendo bajo su control a los gobiernos municipales y con la protección informal de las fuerzas estatales –en su mayoría agentes corruptos de las policías ministeriales, de las secretarías de seguridad pública y de las procuradurías estatales– las organizaciones criminales han ejercido una violencia letal en contra de cualquier actor de la sociedad civil que exponga, denuncie, dispute o ponga a prueba la hegemonía criminal. Así se explican las olas de tiroteos, ejecuciones grupales, tortura, desmembramiento, armas de alto poder, decapitaciones, “narcomensajes” y fosas comunes clandestinas”.

Sí, estamos peor. Las masacres se multiplican y la falta de resultados de parte de las autoridades también.

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