Libertad y Justicia

*Y 25 Siglos Después no Entendemos y Seguimos Debatiendo

*Una Requiere ser Acotada por Nosotros y por las Leyes

*La Otra es Igualitaria Porque a Todos da Entrada

Por Ezequiel Gaytán

Estoy sorprendido de que se ha retomado un debate de al menos hace 25 siglos cuando en las polis griegas ya se discutía si la ley podía ser violada en caso de que alguien no estuviera de acuerdo con la misma debido a que la consideraba injusta o contraria a sus intereses. Desde entonces muchos filósofos y juristas han debatido al respecto y las conclusiones son, desde hace siglos que, en efecto, ley y justicia no van necesariamente de la mano, si alguien considera que la ley no es justa desde su punto de vista, no puede violarla ya que la justicia es un fin, mientras que la ley es el instrumento a fin de llegar a ella.

Con el advenimiento del Estado moderno, a partir de la revolución francesa de 1789, todos los seres humanos somos iguales ante la ley y, en caso de que algún ordenamiento afecte los legítimos intereses de alguna persona, ésta puede recurrir a la figura legal del amparo. Aún más, el amparo es un derecho que se encuentra reconocido en los tratados de Derechos Humanos. Consecuentemente no podemos violar la ley simplemente porque en lo personal nos parece injusta. Si ese fuese el caso, entonces no habría Estado de Derecho, pues la gente asumiría en sus propias manos la justicia.

La idea de la justicia es conceptual y los antiguos griegos la representaban en la figura de una mujer, la diosa Temis, que simboliza el orden y los juramentos, con una balanza en una mano a fin de sopesar en cada plato los hechos de cada una de las partes de la querella, en la otra mano una espada como símbolo de ejecución si acaso había que esgrimir algún tipo de pena, por cierto, cabe hacer la anotación, los griegos no le vendaban los ojos, esa idea aparece en el siglo XV como una representación de imparcialidad ante la riqueza, fama, belleza o algún atributo positivo o negativo. Lo más importante de la diosa es que los helenos la personificaban en sus esculturas con uno o los dos senos al aire porque con ellos amamanta, léase para los griegos la idea de justicia es vida y no venganza o muerte, por lo que la espada es una prótesis y no es consubstancial a la diosa generosa. Sucede que en el siglo XIX el puritanismo decidió vestirla.

La justicia es un valor abstracto, dinámico, cultural y formal, con pautas y criterios que, en un pacto social, articula las relaciones entre individuos y entre estos y las instituciones mediante actos de permisibilidad o prohibiciones y cuyo propósito es situarla como un manto protector que brinde armonía a los integrantes de la sociedad. La justicia es igualitaria porque a todos da entrada y, en lo general, es conmutativa y restaurativa. La primera se refiere a que da a las partes lo que se les debe y la segunda alude al acto de resarcir el daño.

La libertad es a decir de los filósofos como el holandés Baruch Spinoza (1632-1677) la conciencia de la necesidad. Lo cual significa que las fases de maduración del ser humano requieren que para ser libre debe estar consciente de sus necesidades y de las de los demás. Aún más, es la capacidad axiomática de decisión responsable que permite comprender las consecuencias de nuestras acciones y verbalizaciones. Por lo mismo, la libertad requiere ser acotada por nosotros y por las leyes de la sociedad, pues en caso contrario sería libertinaje.

Todo lo anterior viene a colusión porque varios militantes del partido en el poder han dicho desde la tribuna del Palacio Nacional, así como en la de San Lázaro, que si la ley nos parece injusta la podemos violar. Lo cual es peligroso porque, además de violar el artículo 17 constitucional que a la letra dice “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho”, quebranta el espíritu de la justicia como sinónimo de vida y lo reduce a un vil acto de venganza.

Ahora las instituciones responsables de los procesos electorales (INE) y de transparencia (INAI), entre otras, están siendo acosadas, a mi parecer, con actos de venganza y resentimiento. Lo cual es contrario al pacto social, al espíritu constitucional, al desarrollo institucional de la República y a la justicia social. Así de grave está la situación por desconocer el sentido y dirección del binomio legalidad y justicia.

La Misión Política de cualquier gobierno es conducir organizada, estratégica y pacíficamente a la sociedad ante entornos dinámicos internos y externos y llevarla a estadios de desarrollo integral. Lo cual se logra, entre otras pericias, mediante la conceptualización y esmero diligente del binomio referido.

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