Por Jesús Michel Narváez
Cuando ocurre una tragedia en la que hay fallecidos, lo fundamental es atender a las familias afectadas. Es la lógica de un gobierno responsable.
Sin embargo, en la Ciudad de México ocurre todo lo contrario: primero a buscar chivos expiatorios y después obligar a la gente a realizar la visita de las 7 casas para encontrar algún apoyo. No para ella. No. Simplemente para cubrir los gastos funerarios. El gobierno de la Ciudad de México garantizó haber corrido con los gastos funerarios de los 25 fallecidos. Familiares de las víctimas, desmintieron la información. La empresa aseguradora, por su parte, inició el proceso de “ajuste” -analizar los hechos y echarles la culpa a otros para no pagar por los daños- para cumplir lo que señala la póliza que, por cierto, no se ha hecho pública. Se ignora el costo del seguro y el monto a cubrir en casos como el ocurrido el pasado día 4.
Los hechos son indiscutibles. Ello no cambia la narrativa gubernamental. Y las baterías de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en apoyo a su “amigo y competidor rumbo al 2024, Marcelo Ebrard, están enfocadas a su antecesor: Miguel Ángel Mancera.
¿Por qué el que se atrevió a suspender la Línea 12 por ocho meses?
Hay dos razones que se pierden en el maremágnum de la información. 1.- Pretendió ser candidato presidencial y pelearle la elección a Andrés Manuel López; al no lograr la postulación, se convirtió activo político para el PAN y trabajo arduamente en su proyecto de gobiernos divididos. 2.- Marcelo Ebrard, su jefe durante 2006-2018, no ha digerido el haber sido expuesto como, virtualmente, irresponsable por la más costosa obra del Metro y al ser obligado al autoexilio, guarda el rencor suficiente como para el desquite.
La reyerta política cobra más importancia que la muerte de 25 personas y las lesiones, algunas graves, de cuando menos 39.
Lo importante no es respetar el duelo de los familiares. Lo fundamental es encontrar a los “culpables” y, como el clásico estribillo, el presidente López se compromete a no “ocultar nada”. La investigación sobre las causas del accidente ya comenzó y que se castigará a los responsables.
¿De veras?
Mientras las declaraciones se dirigen a encontrar un “responsable” que no sea el que “nada debe, nada teme” y que reciba el “castigo ejemplar”, porque este gobierno “no es como los de antes”.
La Jefa de Gobierno, sin prisa alguna, espera reunirse con los representantes de la empresa noruega que realizará el peritaje, el próximo lunes. Y no, no crea que ya se sabrá algo. Simplemente la “junta” será para delinear los pasos a seguir y establecer el plan de trabajo.
El accidente, que no incidente, es aprovechado por las “fuerzas conservadoras” que ya osaron pedir desafuero de Sheinbaum y juicio político para Ebrard. No se entiende la petición del grupo parlamentario del PAN en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, porque para el desafuero se requiere el juicio político.
A los deudos, por supuesto, se les ha ignorado y salvo por las “versiones oficiales del Gobierno de la Ciudad de México”, se ignora cómo se les ha atendido y hasta dónde llegarán los apoyos en todos los sentidos.
Es el México de hoy. En el que no se muestra sensibilidad y en el que un duelo nacional -bandera a media asta- por tres días es todo lo que ofrece el gobierno federal que, como es costumbre, secunda al de la Ciudad de México, porque la Jefa de Gobierno “no está sola, no está sola, no está sola”.
¿Y Ebrard está acompañado?
¿Y Mancera seguirá en la soledad? Los buitres rondan desde las alturas.
Días de vida nos faltarán para conocer cómo se “resolvió este incidente”.
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