Por Itzel Toledo García
El 1 de febrero se hizo viral un video en el que se observa a Khing Hnin, una joven profesora de educación física, bailando en una rotonda pública una coreografía al ritmo de música electro-pop. Mientras, un convoy de militares se acerca al parlamento de Myanmar para llevar a cabo un golpe de Estado. Sin percatarse de lo que ocurría al fondo, la profesora Hnin documentó el comienzo de un evento político de importancia para la República de la Unión de Myanmar, país que se independizó de Reino Unido en 1948, se ubica en el Sudeste Asiático, consta de 676.578 km² y tiene una población de 54 millones de habitantes. La viralización del video también ha llevado a un interés global sobre este episodio histórico.
El golpe de Estado representa un freno para la transición democrática que comenzó en 2008 después de varias manifestaciones ante cinco décadas de dictadura militar, la adopción de una nueva Constitución y la disolución de la junta militar. Según los militares, que durante la transición habían mantenido el poder al estar a cargo de varios ministerios y el 25% de los asientos del parlamento, era necesario realizar el golpe y declarar un año de estado de emergencia para evitar la llegada de la nueva asamblea legislativa esta semana según los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020. En éstas, la Liga Nacional de la Democracia- dirigido por Aung San Suu Kyi- ganó de manera aplastante con el 80% de los votos. Sin embargo, desde la perspectiva de los militares las elecciones fueron fraudulentas y por tanto no deben considerarse como válidas.
Los militares entregaron el poder al general Min Aung Hlaing, actual líder del Estado y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. También, el golpe de Estado implicó los arrestos de líderes políticos, como la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi, ministros, activistas, entre otros; la presencia del ejército en Naypyidaw, la capital, y Rangún, la anterior capital; y el corte de servicios de telecomunicación. De inmediato, varios líderes de la sociedad internacional protestaron ante el golpe de Estado y llamaron a la liberación de líderes políticos y a la restauración de la democracia. Por ejemplo, António Guterres, secretario general de la ONU, condenó la detención de los líderes políticos. Esto también ha llevado al posicionamiento de varios gobiernos a nivel internacional, por ejemplo, el gobierno mexicano externó un llamado a recuperar los canales legales y democráticos para lograr la paz, la democracia y el desarrollo sustentable en Myanmar y, al ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, declaró que apoyaría las acciones multilaterales y regionales para lograr el diálogo constructivo.
En las últimas décadas hemos podido observar que un golpe de Estado siempre es de preocupación para los líderes de la sociedad internacional y los gobiernos, los cuales suelen apelar a la restauración de la paz y la democracia, algo que por ejemplo ha hecho el gobierno mexicano en este caso. Estos episodios también son de interés para los analistas de la política internacional, quienes suelen analizar cómo se reconfigura el escenario y la reacción los poderes regionales y mundiales; por ejemplo, en este caso, diversos medios de comunicación han hecho ver que mientras representantes de Europa y Estados Unidos se posicionaron de inmediato frente al golpe de Estado, no lo hizo así el de China. No cabe duda que también en la actualidad las redes sociales son de gran importancia para que se discuta la política internacional, como fue el caso de la toma del Capitolio en Estados Unidos el mes pasado; en este caso, con el video de la profesora Hnin, gente de diferentes edades alrededor del mundo se ha interesado por la situación en Myanmar. Sin duda, este video se ha viralizado porque tiene un elemento tragicómico, en tanto que la profesora siguió su coreografía al ritmo de una canción electro-pop sin darse cuenta de lo que estaba por sacudir al sistema político en su país.