El número de muertos en la sangrienta serie de atentados el Domingo de Resurrección en Sri Lanka aumentó a 290 personas y el de heridos a 500, en una jornada en la que las autoridades declararon un estado de emergencia condicional, con un toque de queda entre las ocho de la noche y las cuatro de la mañana, hora local.
El portavoz de la policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara, agregó que en los atentados simultáneos a tres iglesias y a tres hoteles de lujo en la nación asiática murieron al menos 32 extranjeros, entre ellos cuatro estadunidenses y dos españoles, por ejemplo, y 30 más están hospitalizados.
La mayoría de los ataques fueron suicidas, según dijo el secretario de Salud, Rajtha Senraratne, que añadió que el gobierno ha identificado lugares de entrenamiento de terroristas y está llevando a cabo redadas y ha arrestado a cerca de veinte personas.
Además, reconoció que “el 4 de abril, agencias internacionales de inteligencia habían advertido de estos ataques”.Así, el secretario de Salud confirmó que el gobierno cree que los atentados los llevó a cabo un grupo terrorista local identificado como National Thowheeth Jamath, aunque no aportó más detalles.
Sin embargo, Senraratne agregó que se está investigando un posible vínculo internacional, ya que las autoridades no creen que “una organización pequeña de este país pueda hacer todo esto”. Por ello, Interpol anunció que colaborará en la investigación. Entre tanto, los habitantes de la capital Colombo, Katana y Batticaloa, escenarios del horror, seguían ayer tratando de localizar, entre sollozos, a sus familiares y amigos muertos o heridos. La mayoría de ellos fueron trasladados al Hospital Nacional capitalino.
“Nunca antes había ido por los católicos de esta manera; es terrible”, relataba Cyril Samantha, una mujer de familia católica, citada por el diario El País. “Había habido algunos incidentes; estatuas rotas, alguna iglesia dañada… pero nada como esto. No había habido muertos”, agregó la mujer.
