Por Susana Vega López
Tal vez no todos tuvimos la fortuna, cuando niños, de ir a cortar nuestro propio árbol para alegrar las fiestas decembrinas; de correr por el campo para encontrar el mejor pino; de respirar y percibir el olor del aire que huele a bosque, a tierra mojada, a hojas, a fresco; de advertir el frío que generalmente se siente en esta época y apreciar, a plenitud, los rayos del sol; de escuchar el sonido de la naturaleza, de ver alguno que otro bicho rastrero, algún ave o insecto volando.
Pues, ahora, es un buen momento para hacerlo.
La emoción que se vive es grande y en estos tiempos de rebrotes de virus que azotan a la humanidad, lo mejor es darse la oportunidad de vivir una aventura, de respirar en un ambiente natural para alegrar el ánimo y disfrutar de este paseo que, no obstante ser al aire libre, personas responsables se encargan de que los visitantes cumplan con todas las precauciones pues, al llegar, toman la temperatura, exigen que el cubre bocas esté debidamente colocado y ponen gel antibacterial.
¿Alguna vez pensaste o te imaginaste que se podría rentar un árbol de navidad? En serio, rentar un pino para adornar el hogar es una práctica que poco a poco penetra en la conciencia de la gente que le preocupa la cuestión ecológica y que, incluso, debate con quienes argumentan que es mejor comprar un árbol artificial sin percatarse de que el plástico es un material que tarda mucho tiempo en degradarse.
Ya estamos en plena temporada navideña y los silvicultores de la Ciudad de México esperan vender sus pinos en las mismas áreas naturales donde crecen, al mismo tiempo de ofrecer la experiencia para que las familias escojan y corten su árbol. Pero si decides rentarlo sólo deberás seleccionar el pino Douglas de tu preferencia que ya se encuentra en macetas.
Los productores dan todas las indicaciones para el cuidado de la planta que se deberá regresar en fecha acordada. Entre otros consejos te piden que no pongas las luces de navidad muy cerca de las hojas; que lo riegues con frecuencia, que no le pongas nieve o productos químicos, que cuides de no lastimar el pino al momento de colocar las esferas o adornos, por citar algunos.
Si decides comprarlo y tú mismo lo quieres cortar, te proporcionan las herramientas necesarias para hacerlo: una sierra (comentan que el corte con machete no es conveniente porque brincan astillas) y guantes. Después que se corta –que no es tala, explican- se pasa por una especie de embudo para envolverlo y transportarlo más fácilmente.
Acudir a este tipo de plantaciones que pertenecen a productores 100 por ciento mexicanos permite el convivio con amigos y familia, andar y recorrer caminos y veredas del bosque, además de estar en contacto con la naturaleza en una experiencia que forma parte del ecoturismo.
Con las visitas a estos lugares se apoya a los productores, se genera derrama económica y se practica la solidaridad con los ejidatarios y comuneros al comprar productos mexicanos; se conservan y procuran empleos para los habitantes de las comunidades de los ejidos quienes ofrecen exquisitas quesadillas, tacos, café o ponche de a 15 pesos, dulces, pan y manualidades navideñas que allí venden artesanos a precios accesibles y para causas nobles.
En recorrido de prensa a la Plantación Forestal Comercial de Árboles de Navidad “Enverdece”, en la carretera federal México-Cuernavaca, kilómetro 43.5, la secretaria del Medio Ambiente, Marina Robles García, acompañada por el secretario de Turismo de la Ciudad de México, Carlos Mackinlay; el secretario de Desarrollo Económico de la CDMX, Fadlala Akabani, y la Directora General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), Columba López, dio el banderazo oficial para la venta de árboles naturales.
El titular de Turismo, Carlos Mackinlay, hizo un llamado a la población para que acudan a estos lugares y adquieran sus árboles de Navidad toda vez que estos representan -en una situación tan compleja como la que causó la pandemia- la emoción y la alegría que las familias merecen después de tantos meses de confinamiento.
Luego de destacar que la Ciudad de México tiene disponibles más de 140 mil árboles de Navidad distribuidos en 131 hectáreas ubicadas en las delegaciones de Tlalpan y Milpa Alta, el responsable de la política turística en la capital, aludió a los beneficios sociales que significan estos lugares que consolidan a la familia, contribuyen a disminuir la emigración, favorecen el arraigo de los productores a su lugar de origen con la obtención de fuentes de empleo y se genera derrama económica.
En tanto, Columba López señaló que es importante la difusión de las rutas para el fomento de la conservación del agroturismo toda vez que más de la mitad del territorio de la CDMX -56 por ciento- es suelo de conservación donde viven 3.5 millones de habitantes que dependen económicamente de estas áreas. Recordó que en esta administración se han destinado cada año mil millones de pesos para beneficio de las zonas de conservación y que son 10 mil hogares, familias, quienes cuidan de estos suelos que dan vida a la gran ciudad.
Marina Robles García, titular del Medio Ambiente, subrayó que los beneficios ambientales de estas zonas son la captura de carbono, la recuperación de suelos, así como la generación de oxígeno para toda la ciudad de México.
A su vez, la copropietaria de lugar, Elizabeth López, explicó que las especies más comunes de árboles de Navidad que se producen son el pino blanco o pino vikingo (Pinus ayacahuite) y el oyamel (Abies religiosa), plantas nativas.
Date este lujo de sentir el bosque, de experimentar que los olores de la naturaleza elevan el ánimo y traen bienestar.