“Intrascendente” Referir un Millón de Contagios: Es Versión Limitada: Llevamos más: López-Gatell

*Quizá la Búsqueda sea Estar en el Sitio de Honor en el Pódium

*No Sabe Cómo dar Otras Maromas Ante el Fracaso: Ximénez-Fyvie

*El Gobierno se Niega a Medidas Restrictivas: no Somos Autoritarios

*Pero la Pandemia Está Bajo Control, Asegura el Secretario Alcocer

Por Alberto Almazán

Ocupar el duodécimo lugar mundial en materia de contagios de la Covid-19, no es cosa menor.

Quizá la meta es estar en el pódium como primer lugar.

Y que ondee la Bandera Tricolor con el Águila sosteniendo a la serpiente en su afilado pico. Y, claro, que se escuche el Himno Nacional. Así como ocurre en las Olimpiadas y en el Mundial de Futbol.

Tener registrados un millón 10 mil contagiados no es para minimizar el hecho. Sin embargo, el epidemiólogo de cabecera del gobierno de la cuatroté, Hugo López-Gatell alardea de que los medios de comunicación mintieron al destacar que el país alcanzó la cifra de los seis ceros, es intrascendente porque es una versión limitada “de acuerdo con otros datos como las personas estimadas, hace tiempo el país habría superado el millón de personas infectadas”.

Pues sí. Para quien tiene la responsabilidad de contener la pandemia, no curarla porque todavía no hay vacunas que lo hagan, no se conmueve con el número de muertos, que ya supera a los 105 mil y que mantiene una curva ascendente por lo que antes de fin de año podría alcanzar los 150 mil, y tampoco por la cifra de contagiados.

Una muestra clara de la insensibilidad no para quienes aún no nos infectamos sino para aquellas familias que han perdido a un ser querido y que bajo las circunstancias de la pandemia ni siquiera pueden ser velados de cuerpo presente y la enorme mayoría tampoco recibe lo que se llama “cristiana sepultura”.

Cuando menos las dos terceras partes de los fallecidos han sido cremados. Algo impensable en la cotidiana vivencia de las creencias religiosas. Por lo menos en México los fieles al catolicismo no son partidarios de tener los restos del amado familiar en una pequeña urna y menos colocarla en la sala del hogar.

López-Gatell, que ya no sabe cómo salir del profundo hoyo en el que se metió con sus contradictorias declaraciones, está rebasado por los efectos de la pandemia.

Lo dice y con precisión la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, Jefe del Laboratorio de Genética Molecular, de Departamento de Estudios de Posgrado de la UNAM: el señor López-Gatell ya no sabe qué maromas hacer para justificar el fracaso.

Afirma que la pandemia no se atendió con prevención y se dejaron de aplicar pruebas a la mayor parte de la población, por lo que el repute era esperado, aunque el responsable sostenga que hay “control” de la pandemia.

En su estimación, la Covid-19 permanecerá en el país por largo tiempo y el número de muertes aumentará notablemente hacia el próximo verano, porque no habrá sido “domada” y por el contrario muchas personas habrán perdido capacidad inmunológica.

DE LA VACUNA, NI HABLAR

Mientras el doctor López-Gatell concentra poder y mantiene a raya a la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a grado tal que el presidente le demandó abandonar la burocracia para otorgar certificados a farmacéuticas internacionales que proveerán de medicamentos al sector salud y entregarlos sin mayores trámites –algo que no convence a los científicos porque no se conocerán las capacidades de las medicinas-, los laboratorios globales que trabajan en la investigación de la vacuna han mostrado avances que podrían permitir a todas las naciones, sobre todo las llamadas del primer mundo, contar con la herramienta que derrote a la Covid-19.

Sin embargo, en México ya brotó el “pero” con respecto a la producida por Pfizer, toda vez que requiere de un sistema de congelamiento con el que nuestro país no cuenta. De entrada, se descartó su adquisición y horas después el vocero sanitario para el caso reconoció que se estudia la forma en que podría comprarse.

Sin detallar, anunció que ya hay un programa para su aplicación –la de Pfizer o de otro laboratorio— que en las próximas semanas se dará a conocer.

Con una tendencia a mantener el control de la información y con la negativa de entender lo que padece la gente al contagiarse y después, probablemente morir, la narrativa de la pandemia no cambia. Y muestra de ello es que el casi invisible secretario de Salud, Jorge Alcocer, sostiene que “la pandemia está bajo control”.

¿A qué llamará control?

Porque justamente en las últimas dos semanas una decena de entidades de la República regresaron al semáforo rojo y la Ciudad de México está a menos de un centímetro de aplicar la regla cuando la demanda hospitalaria aumentó considerablemente.

A pesar del repunte de la crisis sanitaria, el Presidente de la República se niega a aplicar medidas restrictivas de gran calado. Su argumento: este no es un gobierno autoritario.

En algunos Estados del país los gobernadores han asumido el riesgo y el costo político de imponer sanciones a quienes no utilicen el cubrebocas, realicen reuniones de más de 10 personas, cerrar bares, restaurantes, gimnasios y cines, entre otras actividades.

Sin vacuna no hay cura. Sin cura los muertos aumentarán y los camposantos no darán cabida a más sepelios.

Escenarios catastróficos, aunque la autoridad considere limitada la información y existan más contagiados de lo informado y más fallecidos de lo certificado.

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