Por Jesús Michel Narváez
Enfático, Andrés Manuel López, afirmó que no hay nada a cambio en el caso del desistimiento de cargos en Estados Unidos contra el extitular de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos.
El Washington Post publicó que en la repatriación de Salvador Cienfuegos a territorio mexicano se da en medio de una estrategia de México para limitar a la Administración de Control de Drogas (DEA) en país.
El influyente diario señaló que el cambio al interior de la fiscalía de la Fiscalía de Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York se dio ante “amenazas del gobierno mexicano de limitar el papel de la Administración de Control de Drogas en el país”.
Si así fue, bienvenida la medida. Seguramente el Presidente negará el hecho y acusará al rotativo de “amarillista” y “conservador”. Sin embargo, hay que admitir que la versión del periódico tiene cierta credibilidad al provenir de un funcionario mexicano “que confirmó la posibilidad de que la DEA sea excluida del país”.
Concediendo sin aceptar en su totalidad la información, hay que apuntar que el Gobierno mexicano –de ahora y de antes- consintió las operaciones de la DEA y la dejó actuar a manos libres. Se habla de que hay cuando menos 500 agentes de esa agencia instalados en México.
Tiempo es de hacer valer la soberanía nacional y exigir al vecino que el trató deje de ser como si se tratara de una “colonia más” de la Unión Americana.
Por otra parte, el presidente López rechazó que las fuerzas armadas hayan ejercido algún tipo de presión para que se actuara y se protegiera al general Cienfuegos.
Según sus datos, intervino en el caso porque la “la reputación del Ejército del Ejército se dañaba”.
Y como el general que regresa de batalla, López lanzó la reflexión: “No es cualquier cosa, no podemos nosotros permitir sin elementos que se socaven nuestras instituciones fundamentales, además México es un país, que no se olvide, libre, independiente y soberano”.
Pues sí, pero no lo sabía el habitante de Palacio Nacional porque en las mañaneras posteriores a la detención del alto mando castrense poco hizo para rescatar la soberanía y la reputación de los militares. Incluso, al día siguiente de la aprehensión anunció que todos los miembros “involucrados” iban “a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes”. ¿Cuándo le preocupó el prestigio del Ejército?
¡Nunca! Por ello la presunción de que las fuerzas armadas sí ejercieron presión aunque lo niegue el presidente López.
Cienfuegos llegará este día o a más tardar el jueves según informes oficiales y esté seguro que entre las fuerzas armadas hay, desde ayer, júbilo porque se rescató a uno “de los suyos que fue su jefe durante seis años”.
¿Acabará aquí la telenovela color verde olivo?
Seguramente habrá nuevos capítulos con actores que no estaban invitados por la producción.
Tema aparte: mis condolencias al Presidente López Obrador, a su familia en general por el sensible fallecimiento de su hermana Candelaria Beatriz, la única mujer de los 7 hermanos.
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