Por el Conservatorio de las Rosas a los 71 Años de los Niños Cantores de Morelia

Por Susana Vega López, (Enviada)

MORELIA, Mich.- Formó parte del convento de Santa Catalina de Siena de las monjas dominicas, en la antigua Valladolid (ahora Morelia), establecido en 1595, un recinto dedicado a Santa Rosa de Lima -la primera santa latinoamericana- el cual posee retablos barrocos. En 1743 fue nombrado como el primer conservatorio de Música en América: el Conservatorio de las Rosas.

Cuenta la historia que, por órdenes superiores, las religiosas se tuvieron que mudar en 1738. Un hecho histórico que causó revuelo porque se supone que las monjas de claustro “ni muertas dejaban su convento” pues allí mismo eran sepultadas. Cuando las monjas salieron de su convento se hizo una procesión en la que participó mucha gente: era un momento de gran trascendencia para la ciudad.

Este acontecimiento fue de tal relevancia que existe una pintura barroca novohispana de autor anónimo: El Traslado de las Monjas Dominicas a su Nuevo Convento de Valladolid, una obra al óleo de cuatro metros de alto por ocho metros y medio de ancho, localizada en el Museo Regional Michoacano. “Un cuadro refleja la realidad del momento vivido; un caso raro de pintura realista”, dijo Diego Rivera en una visita a Morelia.

El convento es comprado por un obispo para instalar el Colegio de Santa Rosa. exclusivo para criollas e hijas de españoles con el fin de que aprendieran labores femeninas por lo que se impartieron clases de cocina, bordado y tejido, entre otras. Aquí, la enseñanza de la música adquirió mucha fuerza a grado tal que en 1743 el Papa Benedicto XIV lo nombró como el primer Conservatorio de Música en América, función que no ha perdido hasta la fecha.

En 1950 se formalizó de manera ya oficial el comodato del edificio que alberga el Conservatorio de las Rosas, Asociación Civil, que acaba de cumplir 70 años con un concierto conmemorativo ejecutado el pasado 18 de octubre.

A la zona donde se ubica este recinto se le conoce como Las Rosas, que incluye el jardín, el templo y, anexo, el Conservatorio. El jardín se encuentra al atravesar la calle con locales para comer y comercios varios. El templo, sirvió para promover la fe y demostrar que en el nuevo mundo había santidad; en su fachada se manifiesta el arte tequitqui (que es la interpretación de los indígenas de elementos cristianos) donde se aprecia una portada pareada que indica que el anexo perteneció a una congregación femenina.

El hoy Conservatorio de las Rosas presume contar con el campus Carlos Prieto un colegio donde se inscriben niños desde maternal, preescolar, primaria y secundaria en el que se educa a través de un programa integral de música.

En el Conservatorio se cursa el bachillerato y la licenciatura donde la música es el eje de su estrategia de formación. Aquí la música se concibe como herramienta para desarrollar la sensibilidad, estimular la creatividad y cultivar el trabajo en equipo. Dato curioso del Conservatorio es la visita a los lavaderos que allí se encuentran y que usaron las monjas dominicas, donde lavaban con jabón de lieja para reutilizar el agua en el riego de sus jardines y los árboles que les daban frutos para elaborar los famosos dulces.

Estos lavaderos forman parte del acervo histórico de la ciudad, pues su diseño es único al tener como su base una especie de acueducto. Es de comentar que sólo existen tres de esa época en el país, pero éste es único por sus características.

Niños Cantores de Morelia

En cuanto al coro de Los Niños Cantores de Morelia -cuya fama ha trascendido internacionalmente- tiene sus antecedentes con los cantores de la Liga Eucarística Guadalupana, antecedente del Orfeón Pio X (del Padre José María Villaseñor) y del coro de infantes de la Catedral.

Músico de corazón, el Padre Villaseñor fundó la Escuela Superior de Música Sagrada de la que egresa el organista Miguel Bernal Jiménez quien, empeñado en visitar escuelas de Europa para mejorar la instrucción musical, viaja a Viena y conoce a Romano Picutti, director del Coro de los Niños Cantores de Viena y lo invita a Morelia para dictar un curso extraordinario de canto infantil. Era la post guerra y Picutti aceptó.

Llega en septiembre de 1949 y el 15 de noviembre de ese año se ofrece el primer concierto del Coro de Infantes de la Catedral integrado por 32 niños varones seleccionados para la ponencia “La educación de las voces infantiles”, concierto que resulta un gran éxito que se le acredita a la dirección de Villaseñor y al propio Bernal Jiménez.

Al primer concierto siguieron muchos más en toda la República Mexicana. Desde entonces han tenido giras por Centroamérica,  Estados Unidos, Canadá, Alemania y Argentina. Se documenta que en 50 días se presentaron en 39 ocasiones. El “color de la voz” de los infantes -una peculiaridad que tienen las voces de los niños mexicanos- llamó la atención de maestros expertos de varias naciones.

Los niños cantores son una historia de éxito y de la música en el país. El rector del Conservatorio de Las Rosas, Raúl Olmos, precisó que actualmente cuenta con 700 alumnos de los cuales se gradúan al año entre 20 y 30. Aquí se dan talleres libres para la población.

A pregunta específica de Misión Política sobre el perfil de los integrantes del coro, dijo que deben tener vocación por la música, capacidad auditiva y rítmica, diferenciar todos los sonidos, disciplina musical, y capacidad para el estudio permanente. Los niños igual cantan en latín, español, italiano, francés, alemán o purépecha.

“Ha habido conciertos en donde han iniciado con una obra polifónica en italiano o una alemana y terminan cantando una canción purépecha. Han recibido muchos reconocimientos. El más reciente, la presea Generalísimo Morelos, que otorga el ayuntamiento de Morelia a un personaje o agrupación ilustre que haya dado prestigio y presencia a la ciudad”, precisó Raúl Olmos.

Los Niños Cantores de Morelia, un orgullo mexicano digno de ser escuchado.

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