*En las Urnas y en el Colegio Electoral Decidirán
*Los Resultados del Proceso Repercutirán en el Mundo
*Al Decidir no se Olvidarán los Muertos por el Covid-19
*¿La Irritada Sociedad Vecina Cobrará lo que le Deben?
Por Nidia Marín
Hoy en Estados Unidos, el conglomerado de razas y religiones de gran influencia en el mundo decide si continúa con un gobierno populista-voluntarioso (arropado por un partido político, pero que sistemáticamente rompe las reglas del mismo) o regresa a las bondades y asegunes de la política tradicional partidista.
Sí, en Estados Unidos electoralmente hoy se decide si la represión y la violencia continuará por ordenes de la Casa Blanca o regresará hasta cierto nivel la sensatez y el diálogo como puntos de partida ante los conflictos, sean en materia de salud como la pandemia o en pequeñas revueltas como las desarrolladas contra el racismo, sofocadas con sangre.
Esta elección (no sólo de un presidente sino de una política hacia el mundo) exhibirá para todas las naciones si los habitantes del orbe en general comprendieron la gravedad de no haber aplicado políticas sanitarias a tiempo o continuarán por el camino de las decisiones ignorantes, inhumanas e individualistas que hoy están haciendo crisis nuevamente.
Sí, porque el Covid-19 ha sido la peor conflagración no armada en cien años que ha padecido en mundo y en el cual un alto porcentaje de sus mandatarios (por cierto, una mayoría de populistas que no supieron responder a la grave crisis de salud de sus gobernados).
Las primeras reacciones políticas de gran envergadura de la irritabilidad social existente se observarán hoy, en las elecciones estadounidenses. Sabremos si hoy prevalece la sensatez o continúan las actitudes de confrontación en lo interno de esa nación y en lo externo del que se considera el más poderoso país de la tierra.
Y México está junto. Y padecerá las consecuencias de una reelección de Donald Trump o de el cambio hacia el humanista Biden.
Si ganan los demócratas, indudablemente será una lección para México, por ejemplo de buscar en el futuro cercano en su propio proceso el retorno a la senda partidista menos complicada de otros tiempos, pero si gana Trump el republicanismo continuará experimentando el rechazo desde otras naciones.
Es posible, que así como hoy ocurre en México, aquellos que escucharon el canto de las sirenas, convertidos hoy en ayes de dolor tras las erradas e inhumanas políticas aplicadas por la pandemia, sufran algo similar en el país vecino.
Sí, porque allá y acá apelando directamente al pueblo y traicionándolo sistemáticamente los gobiernos populistas siguen dando qué decir.
Y no, no es privativo de ambos países, por lo que es posible que en estas elecciones en Estados Unidos se defina (para ese país y por lo menos para buena parte de América Latina) el fracaso o el triunfo del populismo en el Continente. Lo que ahí suceda, indudablemente repercutirá en pueblos y países, para bien o para mal, más lo segundo.
Dice Franco Savarino, -profesor investigador titular en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en su análisis “Populismo: Perspectivas Europeas y Latinoamericanas”:
“Todos los populismos apelan directamente al «pueblo», fuera y por encima de cualquier forma de representación institucionalizada. El «pueblo» del populismo es, obviamente, una abstracción, una idealización, que pretende referirse a la totalidad de la población, o más bien a aquella parte de la población que posee las características más nobles, auténticas y puras. El «pueblo», en efecto, contiene una carga semántica ambigua y polivalente, según los contextos. Típicamente —como en el peronismo o en el cardenismo clásicos—, es el «pueblo» identificado con las «clases populares» contrapuestas a las oligarquías dominantes. Otras veces es el «pueblo» auténticamente nacional, contra los extranjeros o extranjerizantes. En otras ocasiones, es el «pueblo» soberano titular de los derechos políticos fundamentales pisoteado por una clase política corrupta, sectaria, arrogante, cínica y distante. Generalmente estos aspectos se confunden, y varían solamente los matices que caracterizan un populismo de otro”.
¿Prevalecerá la modalidad estadounidense y ganará Trump? ¿Nuestros vecinos (incluidos los del voto hispano y latino) decidirán que ya debe concluir la actual locura?
Lo sabremos en poco tiempo.