Por Jesús Michel Narváez
Desconcertante, es lo menos que se puede decir. Después de ocho meses de ser el “star”, Hugo López-Gatell fue desconocido por la audiencia…
Eso sería lo de menos. Porque hay momentos en la vida de los sirvientes que son inevitables: cuando el patrón los desconoce y exhibe como ineptos.
Eso pasó en el Salón Tesorería de Palacio Nacional –acotación aparte: una belleza de espacio semiutilizado para las conferencias presidenciales- cuando el Jefe de Jefes decidió desmentir a su vocero y dejar el claro que el Covid-19 no ha rebrotado.
Los largos ocho meses de ser vocero sanitario obedeciendo órdenes y no aplicando la ciencia, el probablemente hasta hace unas horas el todopoderoso subsecretario de Salud, encontró la horma de su zapato: es empleado y no tiene derecho a pensar ni a informar diferente a lo que quiere el Ciudadano que habita en Palacio Nacional, en donde vivió el conquistador que tanto detesta. Ah, claro, también Benito Juárez ocupó un modesto espacio en el colonial inmueble, a diferencia del que hoy disfruta la familia López-Gutiérrez: más de 300 metros cuadrados y con acceso a todos los salones históricos.
Por cierto, el voz-cero sanitario salió por la puerta trasera sin solicitar permiso para retirase.
Con datos, supongo que confirmados y por tanto duros, el que ha sido apoyo incondicional del presidente y ha engañado a la ciudadanía, expuso que el Covid-19 mostró signos de reactivación –nunca uso el vocablo rebrote- en cuando menos seis estados y habría que colocar el semáforo en rojo lo que equivale a paralizar todas las actividades no esenciales.
Eso ni le gustó a su Jefe.
Y ordenó se volviera a colocar la lámina –así lo dijo- que había mostrado su empleado. Y entonces, como erudito en la materia, como maestros de evaluación en matemáticas y experto en lectura de examen de datos, tomó el puntero –como si estuviera en el aula- y comenzó a señalar lo que se veía: dijo, palabras más o menos, que en este punto haya crecimiento no implica que sea en todo el país. Y argumentó: Chiapas está por entrar al semáforo verde.
Desconoció que en Chihuahua, Durango, Zacatecas, Querétaro y otras entidades, incluida la Ciudad de México, el gorrón de la fiesta, porque nunca fue invitado, el Covid-19, recobró fuerza y amenaza con asesinar a más seres humanos además de paralizar de nueva cuenta la economía.
A López-Gatell le llegó la hora: los reflectores quemaron su rostro y al Jefe no le gusta que lo exhiban como ineficaz. Porque él tiene controlada la pandemia. ¿Será que disgusto al presidente ver las fotos de su empleado besuqueándose sin cubrebocas?
Vaya usted a saber.
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