*En 2018 y 2019 Estuvieron Desbocados en los Estados
*Durante 2020 Menor Actividad de Parte de Estos Delincuentes
*Los Narcotraficantes Siguen las Enseñanzas de Escobar
*Trafican Todo Tipo de Fauna Mexicana: Aves y Reptiles
Por Nidia Marín
Y sigue la mata dando. Así como en décadas pasadas la entonces Procuraduría General de la República incautó en tan sólo 10 años 527,000 ejemplares de animales salvajes (El Comercio Dixit), hoy los siguen decomisando, por lo regular a los narcos.
No fueron los nacionales quienes optaron por tener fieras. Se trató de una moda inaugurada en Colombia, por el narco de narcos Pablo Escobar y retomada en las tierras mexicanas.
A lo largo de los años, para sentirse con status, los narquillos y los narcotes aplicaban el ejemplo proveniente del sur, sí de Sudamérica, tácitamente lo copiaban y, de la misma manera que aquel pillo, se rodeaban (y se rodean) de fieras, hasta inaugurar un zoológico en sus tierras… como aquel.
En México, los primeros animales salvajes en manos de los narcos aparecieron en el siglo XX. En el tiempo se pierden los nombres de quienes coleccionaban en sus casonas ya fuera de la capital del país o de los estados de la república, leones, tigres y hasta elefantes, así como muchas especies protegidas.
Realmente este asunto es un problema para México, porque aunado al tráfico de estos animales de parte de los narcotraficantes, especies que también utilizan para cruzar la droga hacia diversos países, están aquellos delincuentes que se dedican al tráfico ilegal de especies.
Hay que recordar, por ejemplo, que en diciembre de 2018 la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, decomisó un cachorro de tigre siberiano que era exhibido en un restaurante. Ese año también decomisó 19 ejemplares de vida silvestre a una Unidad de manejo para la Conservación de la vida silvestre (UMA), ubicada en el municipio de Bucztotz, Yucatán, tras detectar faltas al trato digno y respetuoso hacia los animales.
Tan sólo el año pasado, entre los meses de marzo y abril, (Profepa) había asegurado cerca de 11 mil productos de vida silvestre, de los cuales 28 eran ejemplares de la fauna. El organismo dependiente de la Semarnat, en coordinación con la Policía Federal, decomisó 526 loros valorados en 10 mil dólares, en un filtro de revisión instalado en la caseta de Chalco.
También decomisó, en Guadalajara, en ese año 12 tarántulas que habían enviado desde Austria.
Al año siguiente, en 2019 se incautaron monos araña, aulladores y aulladores negros; felinos como jaguares, ocelotes, gatos montés; 22 especies de psitácidos, como la guacamaya roja, guacamaya verde, loro cabeza amarilla, entre otros, además de reptiles: 443 especies, como las lagartijas arborícolas, iguanas, tortugas casquito, cocodrilos, lagartija turipaches, monstruo de gila, serpientes de cascabel, entre otros.
No fue todo, también aves rapaces: águila real, halcón de Harris, halcón cola roja, gavilán tirano, así como peces de agua dulce, especies marinas como la totoaba, pepino de mar, caballito de mar, corales y pez clarión.
En este caso de los traficantes de fauna, sólo las autoridades pueden detenerlos. Hoy con motivo de la pandemia este delito ha disminuido, pero desgraciadamente volverá a repuntar, aunque el marco legal vigente permite una mayor participación de la Profepa en la defensa de la flora y fauna silvestre, ya que aseguran se le reconoce como representante legal de la sociedad para exigir la reparación de los daños ocasionados por conductas que afecten el medio ambiente.
Hay más porque la inclusión del delito de tráfico de vida silvestre en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, dicen en la Profeco, contribuye a darle mayor relevancia a este delito y otorga la posibilidad de agravar la pena que se imponga, además de que permite la investigación no solamente de las conductas delictivas de manera aislada, sino también sobre la red de vínculos y estrategias utilizadas para la comisión de los mismos.
