Mientras el Circo de Varias Pistas Incendia la Función, en Gayola…

Lascas Económicas

*No se ha Medido ni de Cerca la Magnitud de la Tragedia Económica

*Todos Vamos a Sufrir Porque no hay Planes Z Frente a Todo Esto, ¿o sí?

Por Jaime Contreras Salcedo 

Platicábamos con un par de expertos en torno al comportamiento del financiamiento en nuestro país, y la coincidencia era más que abrumadora: la crisis derivada de la pandemia y de la economía disparará en este año la morosidad de la banca en los sectores empresarial, consumo y vivienda, situación que ya estimaba el Banco de México en casi 33 por ciento solo en el primer semestre de este 2020.

Dicho de otra manera, amigos, los problemas para el pago de créditos sigue aumentando y algunas voces como las que compartíamos estos temas insisten en que al final de este ejercicio anual muchos miles si no es que millones que, para sostener casa, comida y unidades productivas o de servicios, incluidas las agropecuarias, se entiende, se ahogarán cada día más por la sencilla razón de que tendrán el dilema de vivir, o trabajar para pagar. Usted tiene una mejor respuesta a esta encrucijada.

No hay paliativos ni programas asistencialistas que suplan las carencias que se presentarán, sin duda, en las finanzas familiares. Los mismos banqueros y sus asesores han advertido que la elevación de la cartera vencida de las entidades bancarias bien pudiera ser superior al crack de 1995, es decir, si no se toman estrictas medidas de contención, el relajo que se presentará será de funestas consecuencias para millones de deudores.

Si nos vamos a la historia reciente, resulta que vemos dos escenarios previsibles: una crisis con shock muy por arriba de los “errores de diciembre” de 1994, en donde la devaluación, la espiral inflacionaria y, por ende, la carestía serán nuestras principales preocupaciones, mientras que en el circo de la otra pista, la de la cuarta, veremos extasiados como llevan al cadalso, sin duda, a un ex presidente que ¡ah cómo ha dado lata en los últimos tiempos! Usted ya sabe de quién estamos hablando.

Del otro lado, si hay un rasgo de inteligencia arriba de la media, es una suerte de crisis, sí, peor manejado como lo hiciera la autoridad hacendaria a mediados de 2009, cuando las dificultades de la cartera vencida en los mercados inmobiliarios, particularmente en Estados Unidos y parte de Europa, derivó en que miles y miles de empresas tronaron como ejotes, pero al menos se palió el asunto con estrategias contracíclicas que atenuaron las consecuencias o, al menos, las taparon.

Lo cierto es que tenemos dudas importantes de que se tenga algún plan Z –ya para qué perdemos tiempo en buscar el B o C- en dónde refugiarse. La planeación no es fuerte de la Cuatroté como nos consta a todos los mexicanos en otros temas de la agenda, mientras se siguen develando videos por aquí y por allá. Los veremos, extasiados, con unas palomitas, como debe ser.

Pero habrá mucha gente que no podrá estar en primera fila para degustar la función porque deberá enfrentar problemas hasta para el pago de la renta y de la luz. No habrá Bartolas que pueden satisfacer estos requerimientos y sí la intentona de bancos y sus huestes cobronas consultoras intentando, en efecto, cobrarnos los principales capitales de las deudas contraídas en tiempos, digamos, al menos semidulces, y no la necia realidad que encararemos durante ¿cuatro años? El optimismo característico nos invade.

Sufrirán las entidades bancarias, decíamos, pero también la de por sí alicaída industria, las pymes de toda índole, las diminutas cooperativas agropecuarias y urbanas, los profesionales de los servicios del ramo que usted piense y, por supuesto, los consumidores que verán más y más caros los bienes que se llevarán a la boca en todos los colores y sabores.

Habrán de incendiarse galerías y gayolas del gran teatro nacional, mientras sigue el espectáculo en las tres pistas principales del circo: si la corrupción; si los malos, si los buenos, si los recursos de procedencia ilícita, si el saqueo a la nación, si el dinero para apoyar el movimiento, si los que huyen, los que se suicidan, los que no encuentran ni en la plancha del zócalo o en medio de un pajar; y en fin, las benditas redes sociales incendiándose un día sí y el otro también.

Fuera máscaras, clamó el interpelado. Nos preguntamos si habrá las suficientes para tapar la adversa situación que, de hecho, ya tenemos encima. No se ha medido adecuadamente la magnitud de la crisis que llega y cuyas características millones de mexicanos ya sabemos porque la experiencia nos lo recuerda cuando vemos los bolsillos.

Y que conste que no quisiéramos aguarle la fiesta al señor de los anillos, y ojalá nos equivocáramos esta vez. Los meteorólogos también nos lo han dicho, brindarían su vida porque sus proyecciones se tirarán a la basura, pero el 99 por ciento, a estas alturas de la tecnología, no yerran. Y lo sabemos desde hace un buen tiempo las personas que, en su momento, salimos a la calle con la sombrilla en la mano. ¿Lo estamos haciendo ahora? ¿Alguien ya se los dijo? ¿Acaso volteamos al cielo a ver las nubes y los rayos y centellas? ¿La respuesta es?

Por lo pronto, estas Lascas económicas se retiran de la danza, por falta de sonaja, y trabajan a punta de gritos en proa y estribor porque las piedras remeras ya se cansan de bogar y no amanece, y también de tanta pinche transa. Nos vemos en este espacio la semana entrante. Jacs95@hotmail.com.

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